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Archivo Histórico Inteligencia Emocional

El estómago y las rupturas emocionales

Mi amiga ha sido abandonada por su pareja. El le explicó que se le fue la ilusión y que la magia estaba agotada. Mi querida amiga se ha quedado parada en el tiempo del amor, y rechaza la posibilidad del abandono. No se alimenta. Sus piernas parecen dos palillos y su cadera se ha reducido en casi 5 centímetros. Los mofletes de antaño se han quedado prendidos de alguna fotografía que merodea por el salón.

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Fumar, algo más que una adicción

Mi amigo dejó de fumar. Los médicos le aseguraron que tenía muy pocos meses de vida si continuaba fumando. La noticia nos la contó con la mirada perdida y un aire de víctima que por un momento consiguió afectarme. Muchos de nosotros, los amigos de siempre, le amenazábamos cada día con este posible desenlace.

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Estrés

El término «estrés» lo empleamos en bastantes ocasiones para referirnos a experiencias que contienen cierto grado de dificultad y nos generan malestar o un grado de incomodidad no manejable. Parece que el estrés nos espera escondido en algún lugar para abatirnos cuando alguna vivencia nos sobrepasa y anula en parte nuestra capacidad de respuesta lógica o esperada.

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La historia del martillo

«Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así pues, nuestro hombre decide pedirle al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: “¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y si el hombre abriga algo contra mí, ¿qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo”. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir “Buenos días”, nuestro hombre le grita furioso: “¡Quédese usted con su martillo, so penco!”»

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Los dientes y su significado emocional: parte III

En el post 331 iniciamos nuestra andadura por los significados de los dientes en nuestra vida emocional. Para adentrarnos en cada una de las piezas dentales, en el post 353 hicimos una revisión odontológica en la que conocimos los significados de los incisivos en nuestra vida emocional y física. Seguramente, muchos de vosotros miráis los dientes de vuestros amigos con una lectura diferente, espero que respetuosa.

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Los oídos y la obediencia

El sentido del oído está unido a la capacidad de captar, de estar atentos, de escuchar prestando atención a aquello que suena a nuestro rededor.

Esta capacidad del oído seguramente la tenemos todos muy asumida; sin embargo, más allá de poder atender a los sonidos, el oído también está conectado a nuestra capacidad de obedecer. Cuando los niños son rebeldes a la autoridad, o quieren desoír los mandatos de sus adultos, cierran sus oídos con otitis rebeldes que no ceden ni con fármacos.

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Los dientes y su significado emocional: parte II

En el post 331 iniciamos nuestras conversaciones sobre la importancia de los dientes y sus diferentes significados emocionales. No cabe duda que desde nuestros primeros dolores dentales, allá por los cuatro meses de edad, los dientes tuvieron un significado e importancia para nosotros y para nuestro entorno. Muchas de las molestias, mal carácter, llantos y enfermedades  tuvieron su causa y su origen en la dificultad para «cuajar» nuestros dientes.

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Devolución de vacunas para la gripe A (181)

Podemos tranquilizarnos y suponer que la pandemia de gripe A está muy lejos de ser una realidad. Los hechos lo confirman, pero más allá de las señales sanitarias, cabe preguntarse qué ha sucedido en las últimas semanas para que Francia y Alemania estén anulando sus encargos de vacunas para la gripe A o gripe porcina.

Hace unos meses, preocupado por la expansión de la gripe A (H1N1) y una posible epidemia de alcance mundial, el Gobierno francés encargó más de 90 millones de dosis de vacunas (para el 138% de su población). Supongo que el gobierno francés sabe, de buena fuente, que la propagación de la gripe A no se va a producir, dado que ha cancelado más de 50 millones de unidades de esta vacuna, anulación que repercutirá en un ahorro de más de 350 millones de euros, como anunció la ministra francesa de Salud, Roselyne Bachelot.
Para mayor certeza de que la epidemia no existe, este fenómeno de anulación de pedidos se reproduce en Alemania de manera casi idéntica. El Ministerio de Salud de Turingia informó que los estados federados alemanes reajustarán sus pedidos de vacunas contra la H1N1. La proporción es muy similar a la francesa, ya que Alemania anulará el 50% de su pedido total. Aunque el Gobierno germano fue mucho más comedido, y sólo encargó 50 millones de unidades (para el 60% de la población).
Devolución de vacunas para la gripe A (181)
España compró 37 millones de unidades, (cantidad para suministrar al 79% de los ciudadanos), de las cuales más del 55%, no han sido utilizadas. Desconocemos en este momento si está realizando la gestión de la devolución a los consorcios farmacéuticos. Confiamos que estén efectuando la misma estrategia que los países vecinos.
Un hecho significativo es que en Alemania, Francia y España, los ciudadanos no estuvieron nada convencidos de inyectarse la vacuna preventiva. El resultado final fue que solo uno de cada diez germanos, franceses y españoles se la pusieron.
El diario Die Welt tiene su propia opinión. Considera que «el manejo de la epidemia, que nunca fue tal, constituyó un desastre tanto para la OMS como para las instituciones alemanas encargadas de combatir las epidemias. Quien pretende hacer el bien, debe tener cuidado de no promover la histeria».
No se trata de ser suspicaces, ni pensar que ha habido un alarmismo innecesario del que se han beneficiado holgadamente los consorcios farmacéuticos, porque aunque ha sido así, también lo es que los gobiernos atemorizaron a la población. Ahora que han comprobado lo innecesario de la alarma, no establecen medios de comunicación para tranquilizar a los ciudadanos.
Sería necesario que las autoridades conversaran con la población y le informara de la situación actual de la expansión de la gripe A. En la gestión de nuestros miedos hay mucha fragilidad y bastante pérdida de control. Prueba de ello es el riesgo del pánico colectivo que de algún modo sentimos en un primer momento.
La comunicación con los ciudadanos debe ser activa. En el día a día suceden cosas muy buenas y otras que lo son menos. La tendencia a contar unas y guardar otras nos convierte en un poco escépticos. Las crisis, cuando no se resuelven, viven latentes en el alma colectiva sin sanar por mucho tiempo. Sería lamentable que sucediera como el cuento del lobo, y que en algún momento, nos pillarán desprevenidos de tanto asustarnos innecesariamente.
Sea como fuere nos sentimos liberados de los miedos pasados sobre la posible epidemia. Ahora nos queda mirar hacia delante y disfrutar de la buena salud y el bienestar.
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