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Mapas representacionales y evolución infantil. (77)

En el post 047 iniciamos una serie de trabajos sobre la comunicación y los mapas representacionales. Siguiendo con la línea abierta en dicho post, mi intención hoy es mirar los estudios de Grinder y Bandler desde la evolución de los niños y su conexión con la maduración de los tramos cerebrales (tema que iremos viendo en las próximas semanas). A priori, la información puede resultar complicada, así que voy a intentar dar unas pinceladas de mi supuesto ampliándolo con links para que podáis profundizar en los estudios teóricos que se han realizado sobre el cerebro trino o los tres tramos cerebrales de Paul Mc Lean.

Nuestra intención es observar qué ha sucedido en el proceso evolutivo de un niño para sesgar la información que les llegaba de sus progenitores, maestros o amigos y quedarse, como la mayoría de nosotros, con un mapa representacional en lugar de nutrirse de los tres, con el beneficio que ello reporta.
Como recordaréis, los investigadores Grinder y Bandler observaron los resultados de profesionales que eran un ejemplo de éxito, suponiendo que realizaban movimientos o expresiones facilitadores de este logro y que, por consiguiente, si replicaban estas acciones y comportamientos, otros podrían obtener los mismos logros. Estos estudiosos, en su libro La estructura de la magia (vol. II), señalan que las personas que sobresalen en su desempeño, sea cual sea su campo de actividad, tienen desarrollada la habilidad de cambiar de un sistema representacional a otro, adecuándose al contexto en el que se encuentran. Los autores afirman que la excelencia se logra nivelando los tres canales.
Si trasladamos estas hipótesis al mundo infantil, lo primero que hay que saber es que los niños admiran profundamente a sus padres como personas triunfadoras, y tienden a repetir todos sus movimientos; sin embargo, en su proceso de maduración comunicativa oral van transmitiendo la información siguiendo unas reglas que son comunes a todos ellos, independientemente del sistema representacional de sus mayores. Por causas que queremos analizar, van perdiendo la habilidad de unos mapas, quedándose muchos de ellos con uno solo. Un ejemplo claro es D.O., que es auditiva pese a que su madre es visual y su padre un encantador kinestésico. Además, en esta familia se da el caso de que uno de los hermanos es visual, y el otro kinestésico.
Hagamos un recorrido por la vida de los niños en su primera etapa. En su infancia, antes de los cuatro años, los niños se quedan extasiados ante los movimientos de sus dedos, que miran y mueven una y otra vez. Sus ojos, llevados por una insaciable curiosidad, van abriéndose poco a poco a todas las formas. Cuando explican lo que hay a su alrededor, transmiten las imágenes que perciben a través de fotogramas que canturrean aleatoriamente. Los objetos son personajes que visionan con gran expectación, e inicialmente aprenden a diferenciarlos por su forma. Su entorno a veces no les enseña a reconocer la importancia de lo que observan, y se quedan paralizados en este modelo visual. Encontraremos niños que están quietos durante muchísimo tiempo, y que cuando se relacionan con los demás procuran ser objeto de las miradas reclamando que se les observe. Pueden incluso llegar a decir: «¿Pero es que no me ves?», o: «¿No ves lo que te estoy contando?».
Cuando se han sentido reconocidos por su entorno, y ya cumplidos los cuatro años, los críos se inician en la expresividad cromática, y resuelven su conexión con el medio mediante caricias que dan y reclaman. Huelen las cosas, y manifiestan una gran inquietud corporal, además de coquetear con los que les rodean. Sus explicaciones son muy desordenadas, y todo su interés está centrado en ser aceptados y queridos por los mayores. Es gracioso verles tan seductores, hecho que polarizan con las personas que más reacias se muestran hacia su comportamiento. Otros resuelven su búsqueda de afecto con gritos y cierta hiperactividad para llamar la atención de todos. En la mayoría de las ocasiones no logran su objetivo, y persisten en su kinestesia para no sentirse fracasados.
Aquellos muchachos que han vivido la aceptación familiar, a partir de los 8 años reducen mucho su ajetreo, que casi desaparece para tornarse en una atenta quietud. Necesitan esa inacción para escuchar los sonidos, a través de los cuales diferencian e incorporan pensamientos más complejos. Empiezan a hablar con menos recursos exteriores, y en ocasiones se quedan extasiados escuchando a sus padres, con un grado de admiración tal que les impide expresarse. Para otros sus palabras cobran importancia y emprenden discusiones «adultas» sobre las cuestiones familiares, las normas, las imposiciones o cualquier orden que implique una limitación de sus deseos o apetencias. A esto se suma su afán de ser escuchados, y para ello organizan los mensajes de modo un tanto monótono, reclamando un tiempo de atención que a veces resulta excesivo, y que por ello les impide lograr su objetivo. En este caso tenderán a hablar por hablar sin importar de qué y cuánto. Cuando los niños han generado un grado de interés y los padres son participativos de sus inquietudes, canalizando su aprendizaje verbal, el resultado es muy gratificante, porque el jovencito amplía vocabulario, busca lecturas y está más abierto al desarrollo intelectual.
Ya cumplidos los 12 años la historia se repite, pero ahora en su relación con el mundo social y externo a su núcleo familiar. Jovencitos que habían superado todas las pruebas en la infancia se quedan sumidos en la inercia y la parálisis cuando son obviados por sus amigos o la pandilla, o viven una conmoción emocional que les incita a sentir a los otros y bloquearse al creerse rechazados. Otros sufren de angustia estudiantil, y recurren a memorizar sus materias y frenar cualquier movimiento o sensación que les pueda llevar al fracaso escolar.
La pregunta es qué parte de la fisiología del joven está influyendo en esta pérdida de su excelencia profesional o personal. Nosotros pensamos que se origina un bloqueo en la madurez cerebral correspondiente a cada sistema representacional, y que ello impide un progreso exitoso en cada una de las exigencias que el entorno exige.
En futuros post iré compartiendo los estudios que se han realizado sobre la maduración cerebral. Así mismo intentaré desarrollar la supuesta conexión con la pérdida de plenitud representacional, tan necesaria según Grinder y Bandler. Focalizaré mi atención en el sistema que tenían los hombres primitivos y en cómo se han ido desarrollando. Haré hincapié en cómo el cerebro del hombre se ha ido ampliando gracias a las relaciones entre individuos y la aparición de la ciencia.
«El cerebro es capaz de hacer millones de cosas distintas. Las personas deberían enterarse de lo increíbles que son ellas y de lo increíbles que son sus mentes en realidad. No sólo tenemos esa cosa inaudita en la cabeza capaz de hacer muchísimas cosas por nosotros y de ayudarnos a aprender, sino que puede cambiar y adaptarse y hacernos mejores de lo que somos. Nos puede ayudar a trascender.»
Espero que entre todos podamos encontrar el modo de aprovechar al máximo todas las posibilidades que nuestro maravilloso mundo cerebral nos proporciona.
Video relacionado. «Supervivencia y Evolución»:
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PNL. Acceso ocular. Mapas representacionales (72)

En los post anteriores vimos que cada persona tiene un mapa representacional dominante, con el que procesa sus pensamientos y hace la interpretación de los mensajes que recibe del exterior. El primer sistema que analizamos fue el visual (que, recordemos, utilizaba las imágenes) (57), el siguiente fue el kinestésico, que adoptaba las sensaciones como medio para llegar a los demás y mantener su relación con el entorno (62) y, por último, revisamos el modelo auditivo, que recurría a los sonidos de las palabras para entablar procesos de intercambio con los otros (67).
Aunque todos usamos los tres mapas para comunicarnos con el exterior y con nosotros mismos, deberíamos conocer cuál es nuestro preferente para ampliarlo y potenciarlo en lo posible, y así estar dispuestos a aprender de los dos sistemas restantes sintiéndonos seguros y protegidos.
Una vez que hayamos definido qué mapa predomina en nosotros podremos estudiar qué acontece cuando entablamos algún tipo de comunicación con otras personas, estando atentos no sólo de lo que sucede con nosotros, sino también con la persona o personas que tenemos en frente. No cabe duda que es un gran beneficio descubrirnos a nosotros mismos; sin embargo, también lo es el conocer el sistema representacional mediante el cual piensa una persona cuando está interactuando con nosotros. Una forma de averigüarlo es a través de la observación de la posición de sus ojos durante la conversación.
PNL. Acceso ocular. La colocación de los ojos y los mapas representacionales (72)
Cuando nos asomamos a los ojos de nuestro interlocutor podemos recabar detalles que revelan el sistema representacional que está manejando en ese momento. Es lo que en PNL se llama la pista de acceso ocular. Estas pistas se basan en las conexiones neurológicas que existen entre los movimientos de los ojos y los mapas mentales.
Con el fin de preparar al sistema nervioso para sentir o recuperar información, existen ciertas claves que predisponen a nuestro sistema neurológico. El autor y experto en PNL Robert Dilts indica en su libro Aprendizaje dinámico con PNL que la posición de los ojos desempeña un papel en la organización neurofisiológica que facilita la representación o recuperación de información. Este dato es especialmente relevante cuando los datos procesados pertenecen al pasado, al presente o al futuro.
Tras analizar muchos casos, se llegó a la conclusión de que los ojos se posicionaban dentro del globo ocular dependiendo del mapa representacional y de la época que se estuviera evocando. Se constató que a través de los ojos se podía diferenciar claramente si la persona estaba pensando en pasado, en presente o en futuro. Los visuales, por ejemplo, elevaban sus ojos y los llevaban hacia la derecha si estaban visionando algo actual o estaban creando un posible futuro, y hacia la izquierda si estaban recordando alguna imagen de su pasado. Esta particularidad fue muy estimada para detectar si la persona estaba mintiendo o no en un interrogatorio policial.
La clave, que pareció matemática, era que si los ojos miraban hacia la izquierda estaban recordando datos, y que si se posicionaban hacia la derecha estaban creando, imaginando o desarrollando detalles nuevos. Es decir, la posición ocular hacia la izquierda era el pasado, y hacia la derecha el presente o futuro imaginado.
Otro punto que quedó muy claro fue que, si la mirada iba hacia arriba, se estaba empleando el mapa visual, si se miraba hacia el centro, como si se leyera un libro, se estaba utilizando el sistema auditivo, y cuando la mirada iba hacia abajo, el sistema que estaba funcionando era el kinestésico.
Podemos comprobar que movemos y colocamos los ojos en direcciones diferentes de forma sistemática dependiendo de cómo estamos pensando, siendo las claves que recoge la PNL las siguientes:
·Visual recordado: cuando visualizamos algo referente a nuestras experiencias pasadas. Los ojos tienden a mirar hacia arriba y a la izquierda.
·Visual construido: cuando imaginamos algo que no hemos visto antes. Los ojos tienden a mirar hacia arriba y a la derecha
·Auditivo recordado: cuando recordamos sonidos o palabras. Los ojos tienden a moverse en horizontal hacia la izquierda.
·Auditivo construido: cuando construimos sonidos o palabras. Los ojos tienden a moverse en horizontal hacia la derecha.
·Kinestésico: cuando accedemos a sensaciones que estamos viviendo. Los ojos tienden a mirar hacia abajo y a la derecha.
·Diálogo interno: cuando hablamos con nosotros mismos sobre situaciones pasadas. Los ojos tienden a mirar hacia abajo y a la izquierda.
Estas claves de acceso ocular fueron puestas de manifiesto por primera vez por Grinder y Bandler en su libro De sapos a príncipes. Con ellas obtenemos información sobre el mapa con el que nos están hablando, además de si están recordando el pasado, o por el contrario están en el presente. Aparte de todo lo que nos aporta como diagnóstico, nos amplía la perspectiva para responder a nuestro oyente atendiendo a sus necesidades.
Aprender qué sistema representacional es habitual en nuestra pareja, jefe o subordinado nos abrirá las puertas a una comunicación más cercana y a unos niveles mayores de empatía.
Podemos hacer unos ejercicios para experimentar las indicaciones previas:
1.Invita por primera vez a algún conocido a visitar tu casa. Cuando le abras la puerta, observa hacia dónde pone los ojos. Hay grandes posibilidades de que eleve sus ojos hacia arriba a la izquierda, buscando recuerdos de otras casas, de otras vivencias en algún hogar. Es la forma en la que evocamos imágenes, y tu amigo acudirá a recuerdos similares.
2.Piensa ahora qué sentirías si tus dedos estuvieran acariciando terciopelo. Al pensarlo, seguramente tus ojos se han dirigido hacia abajo y a la derecha. Intenta también pensar sobre una situación tuya que necesites revisar. Es posible que hayas bajado tu cabeza y que tus ojos hayan mirado hacia la izquierda

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PNL. Sistema auditivo (67)

Como continuación de los post 57 y  62 de PNL, te propongo la realización de un nuevo ejercicio que precisa también de la colaboración de otra persona.
Esta vez los ojos permanecerán abiertos y debes localizar un rincón donde no haya ningún tipo de ruido que os pueda interrumpir. Es importante el silencio. Pide a tu ayudante que escriba diez caracteres (con letras y números; puedes mostrarle un modelo anterior) en un papel evitando que puedas verle. Luego te sentarás en una silla y el colaborador se situará detrás de ti y te leerá pausadamente la secuencia completa. Una vez que haya acabado, repite lo que hayas oído. Si no has conseguido recordar la totalidad de los datos, podrá repetirla una vez más solamente.
Mientras que estás escuchando, deberás mantener los ojos abiertos y observar de qué modo has intentado recordar los datos. Quizá has creado imágenes de cada carácter, o has agrupado familias (por un lado las letras y por otro los números). También has podido mover la cabeza, las manos y el cuerpo con el fin de facilitarte el recuerdo. Otra posibilidad es que te hayas quedado quieto y hayas repetido la secuencia tal como te la han dicho, sin imágenes ni emoción alguna. Sólo la secuencia, como un sonido fresco que ha llenado tus oídos y has coreado sin más. En ningún momento se te ocurrió que podrías escribirlo, o que era necesario algún apoyo para ello. A la hora de decirlo sólo te ha interesado la secuencia, y no has prestado atención a tu acompañante, ni a tu imagen o apariencia.
Esto nos informa de que poseemos un mapa representacional auditivo; es decir: que los sonidos, el tono y la linealidad son los que marcan el modo particular de recordar las escenas del pasado y fijar las vivencias del presente.
PNL. Sistemas representacionales. El sistema auditivo (67)
El poseedor de este mapa, para explicar cosas que le han sucedido, o cuando describe situaciones, suele emplear verbos del tipo «preguntar», «discutir», «resonar», «escuchar», «proclamar», «acentuar»,  «decir», «sonar», «oír», «inquirir», «relatar», «sonsacar»… También le identificaremos con palabras como «acento», «silencio», «monótono», «monocorde», «sordo», «audición», «agudo», «armonioso», «timbre», «ritmo», «arrítmico»…
Los auditivos hacen construcciones tales como: «Estamos en la misma onda», «Dímelo alto y claro», «Es una forma de hablar», «Me suena a música celestial», «Cuando te hablo haces oídos sordos», «Me suena a chino», «Dar la nota», «Vivir en armonía»…
Además de por todo lo expuesto, podremos descubrir a un auditivo por su modo peculiar de hablar monótono, centrándose en sus palabras, procurando que el ritmo sea pausado, cuidando que el mensaje resulte claro, y que el oyente pueda repetir lo que ha oído sin dificultades. Para un auditivo es vital la trasmisión de los sonidos, hasta el punto de que parece que están leyendo una partitura musical. Si se saltan una nota, queda alterada la composición, y todo se torna diferente. No importa si es mejor o peor, ya no es la misma y el origen se ha perdido. El auditivo memoriza sonidos, y sólo cuando ha podido captar plenamente la vibración puede entender todo lo que hay detrás de cada palabra.
Para un auditivo los labios son una maquinaria imprescindible para emitir su composición musical, y difícilmente los humedece, a no ser que esté estresado.
Otro dato a tener en cuenta es que, cuando hablan en público, no observan lo que les rodea  ni sienten a los que les escuchan. Su atención está puesta en el silencio de los asistentes, o en sus sonidos si es un orador muy seguro de sí mismo. Si no es así, el auditivo, para no olvidar lo que quiere decir, sólo atenderá a su sonido interno. En su interior mantendrá guardada la música, la vibración, la armonía.
El auditivo cuida que su imagen armonice con el entorno en el que se encuentra. Aunque busca ser reconocido, es decir, que le miren, pocas veces le preocupa ser aceptado por los otros (y cuando decimos «aceptado» nos referimos a ser querido). Es por ello que muestran un rostro imperturbable. Los más tímidos se aíslan de los sonidos externos para no desbordarse con alguna emoción descontrolada.
Puesto que los auditivos piensan mediante sonidos, su respiración es bastante homogénea por todo el pecho. Con frecuencia producen pequeños movimientos rítmicos con el cuerpo, y el tono de su voz es claro, expresivo y nada sensual. Las personas auditivas suelen tener buena voz. El ritmo en su comunicación es intermedio; ni son rápidos como los visuales, ni tienen la cadencia de los kinestésicos. Son los que necesitan un «ajá», un «mmm», es decir, una comprobación auditiva que les dé una pista de que el otro está con ellos y les presta atención.
Los auditivos hilan el pensamiento de modo secuencial, explicando una idea detrás de otra. Hasta que no finalizan una no pueden saltar a otra. Suelen desesperar a los visuales, que son mucho más rápidos. Como contrapartida, el auditivo es más profundo que el visual, quien intenta abarcar muchas ideas a la vez, aunque no profundice habitualmente en ninguna.
Amén de todo ello, el sistema auditivo tiene un lenguaje no verbal con muy poco registros en sus manos, que casi no mueve. Una de sus acciones más característica es tocar objetos, con los que juguetea en todo momento. Cuando está en pie suele balancearse con el cuerpo, como si se acunara. Es un movimiento que le tranquiliza, e indica una pequeña inseguridad en sí mismo. Muy difícilmente el auditivo se toca su cuerpo mientras habla, y jamás se acaricia. Su gesto más habitual es juntar las manos delante o detrás de su cuerpo.
Su cabeza la deja caer a veces, como si estuviera escuchando, y luego la levanta como sorprendido. Hay momentos claves de su comunicación en los que parece que está ausente. Sus ojos van leyendo una «partitura» de izquierda a derecha, y a veces se detiene. En algunos casos parece que está repitiendo una lección.
Siguiendo con el espíritu práctico de los post de PNL, os proponemos repetir el ejercicio realizado en el post anterior:
Busca un rincón retirado para evitar las interrupciones. Es imprescindible desconectar el teléfono móvil. Ahora cierra los ojos y piensa en algo agradable. En una escena que te resulte grata. Examina cualquier sensación que tengas de ella, y define el modo en el que lo haces:
  • Mono o estéreo.
  • Palabras o sonidos.
  • Volumen (alto o bajo).
  • Tono (suave o duro).
  • Timbre (plenitud del sonido).
  • Localización del sonido.
  • Distancia de la fuente del sonido.
  • Continuidad o discontinuidad.
  • Claridad (claro o con interferencias).
Estas son las submodalidades que nos permiten profundizar un poco en este sistema representacional. Presta atención a tu recuerdo.  Un aspecto muy importante de las submodalidades es observar qué ocurre cuando las cambiamos.
Puede que también escuches una voz interior que te reprueba de vez en cuando. Ralentízala, acércala, intenta que vaya cambiando el tono. ¿Qué pasa cuando le cambias el volumen, el tono? Hablarse a uno mismo provoca cierto placer; sin embargo, esa voz puede que no sea la tuya. ¿Qué hace en tu cerebro?, ¿quién la ha puesto ahí?, ¿por qué no le dices que se vaya?, ¿por qué te recreas en ella?
La realidad de los mapas representacionales tiene su mayor evidencia durante la proyección de una película de suspense o terror. ¿Quién eres, el que se tapa los ojos y no soporta ver las escenas que te atemorizan, o aquel que sigue viendo las escenas y que sin embargo se tapa los oídos para no escuchar la música, ni los sonidos aterradores, o quizá el que se mueve incesantemente tocando todo su cuerpo, o agarrándose a alguien o a la silla, o mordiéndose las manos, mientras sigue mirando la escena y la escucha ávidamente? Estos comportamientos no difieren mucho de una escena de amor. En este caso están los que miran la escena extasiados, los que cierran los ojos y se deleitan guardando todos los sonidos en su corazón, y aquellos que más pareciera que la acción se estuviera reproduciendo en su butaca.
Para un auditivo lo importante es la cronología y el orden. Poseedores de una gran memoria sonora, pueden repetir la letra y las notas de una canción que han escuchado solamente una vez; no obstante, les cuesta mucho aplicarle un ritmo. El auditivo necesita incorporar el movimiento, y al mismo tiempo convencerse de que de esa manera no pierden el recuerdo.
En la próxima entrega seguiremos hablando de los mapas representacionales. Esperamos que sean de vuestro interés.
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PNL. Sistema kinestésico (62)

Como continuación del post 57 de PNL, os propongo la realización de un nuevo ejercicio que precisa la colaboración de otra persona.
Cerrad los ojos y tapadlos con un pañuelo, de forma que no veáis absolutamente nada. Extended la palma de la mano. Sobre ella, vuestro ayudante dibujará con el dedo una secuencia de caracteres, que no os habrá dicho ni habréis visto escrita. Por ejemplo:
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Vuestro colaborador deberá repetir la secuencia hasta un máximo de dos veces. Luego, sin quitaros el pañuelo y manteniendo los ojos cerrados, os pondrá un bolígrafo en la mano, y en un papel en blanco deberéis reproducir la secuencia.
Es probable que muchos hayáis visualizado los caracteres mientras os los marcaban en la mano. Otros los habréis repetido mentalmente: «esta es la L…, esta la R 9…, esta la G…».
Otros habréis sentido el roce de los dedos sobre vuestra palma, y la sensación habrá supuesto una evocación de otras caricias, o quizá habrán aparecido una especie de cosquillas que os habrán alejado del ejercicio. Para algunos habrá sido casi imposible escribir la secuencia ordenada, porque la sensación de una letra ha casi borrado la de las otras. Habrá quien, a la mitad del ejercicio, tenía la mente en otro sitio, retornando casi al final. También estará el que haya escrito la secuencia dejándose llevar solamente por la sensación, sin evocar números o leerlos en su mente, logrando repetirla con éxito.
Este ejercicio emplea el sentido del tacto (también podéis diseñar uno en el que se impliquen los del gusto y el olfato), y quienes en lugar de visualizar o repetir en su cabeza las letras se haya dejado llevar por las sensaciones, poseen de manera preferente este sistema kinestésico o sensorial del que hablamos en el post. 24.
Cualquiera de estos casos nos informa de que estamos ante un mapa representacional kinestésico; es decir: que las sensaciones, emociones y sentimientos son las que marcan el modo particular de recordar las escenas del pasado y fijan las vivencias del presente.
PNL. Sistemas representacionales. El sistema kinestésico (62)
¿Estás de acuerdo con esta frase de El Principito: «He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos»? Si es así, este es tu sistema representacional.
Para explicar cosas que le han sucedido, o cuando describe situaciones, el poseedor de este mapa suele emplear verbos del tipo «sentir», «tocar», «sufrir», «acariciar», «rozar», «empujar», «sostener»… También le podemos identificar con palabras como «contacto», «sólido», «cálido», «templado», «concreto», «suave», «pesadez», «presión», «tangible», «intangible»… El kinestésico hace construcciones tales como: «Lo siento en el alma», «Tengo la piel de gallina», «Suave como un guante», «Estoy hecho polvo», «Seguiremos en contacto», «La vida me empuja».
Además de por todo lo expuesto, podemos descubrir a un kinestésico por su modo peculiar de hablar suave, recreándose en sus palabras y modulando la voz. Es sensual y cálido. Necesita sentir sus labios jugosos y frescos. Hace de su voz el medio para atraer a los demás. Una cualidad sobresaliente de este mapa es su necesidad de ser aceptado, que evidencia a través de sus movimientos. Cuando inicia su comunicación con los demás, lo primero que hará es acariciarse el cuerpo, colocarse la ropa, y buscar, de forma inconsciente, el lado más atractivo de su imagen.
Amén de todo ello, quien posee un sistema kinestésico tiene un lenguaje no verbal con muchos registros en sus manos, que ondeará casi constantemente. Una de sus acciones más característica es girar las manos  sobre sí mismas, o aletearlas hacia los lados como si de una representación de baile se tratara. Las piernas las mueve al son de sus palabras, y juega con su cuerpo para relajar la tensión que le provocan las relaciones con los demás.
Si observamos el ritmo respiratorio, podemos decir que el kinestésico se caracteriza por una respiración profunda que arranca desde el estómago, acompañada muchas veces por una relajación muscular. La cabeza tenderá a colocarla a la altura del otro, a excepción de que se sienta retado. En ese instante levantará su mentón y fijará su mirada herida. En sus ojos dejará entrever un poco de enfado y un mucho de tensión, puesto que se siente en evidencia.
Otra tendencia no verbal de una persona kinestésica es colocar sus manos en el corazón o en el abdomen cuando algo le emociona. Es su modo de representar lo mucho que le sensibiliza ese tema, esa situación, esa imagen…
Siguiendo con el espíritu práctico de los post de PNL, os proponemos repetir el ejercicio realizado en el post anterior:
Busca un rincón retirado para evitar las interrupciones. Es imprescindible desconectar el teléfono móvil. Ahora cierra los ojos y piensa en algo agradable. En una escena que te resulte grata. Examina cualquier sensación que tengas de ella, y define el modo en el que lo haces:
  • Localización.
  • Intensidad.
  • Presión (fuerte o débil).
  • Extensión (tamaño).
  • Textura (áspera o suave).
  • Peso.
  • Temperatura.
  • ¿Cuánto dura?
  • Forma.
Estas son las submodalidades que nos permiten profundizar un poco en este sistema representacional. Presta atención a tu recuerdo: ¿dónde lo sientes?, ¿es leve o intenso?, ¿pesado o ligero?, ¿cálido o frío? Un aspecto muy importante de las submodalidades es observar qué ocurre cuando las cambiamos. Algunas de ellas se mantienen sin cambios significativos; sin embargo, hay otras que son cruciales para nuestro recuerdo concreto, y modificarlas significa variar por completo lo que sentimos por ese recuerdo. Esto nos lleva a deducir que el impacto y significado de un recuerdo o pensamiento está más en función de unas pocas submodalidades críticas que del contenido propiamente dicho.
El poseedor de este mapa kinestésico está conducido por su mundo emocional, y su discurso es coherente con esa forma de sentir el universo. La comunicación tiende a ser anárquica, y no se mantiene necesariamente alrededor del tema planteado a priori. Sus saltos y movimientos de un plano a otro van conducidos por sensaciones, donde la lógica no suele ser la guía. Son las impresiones y todo aquello que le sensibiliza el motor de todo su cosmos. Quien experimenta la realidad a través de este mapa profundiza en los sentidos y hace de las sensaciones su motivo de vida. Lo único que debe tener en cuenta es que su percepción de las cosas suele estar un poco distorsionada por el afán de ser querido o aceptado.
Para un kinestésico es importante el respeto a su «sentir» y a su percepción de lo externo, tan lleno de sensaciones.
Revisemos todos esos momentos que hemos sentido como malos, pues quizá hayan estado acompañados de olores, contactos o sabores que nos hirieron, alterando nuestra percepción. Es más que probable que en realidad todo ocurriera de una forma distinta, y que nuestra percepción esté distorsionando la realidad.
En la próxima entrega seguiremos hablando de los mapas representacionales. Esperamos que sean de vuestro interés.
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PNL. Sistema visual (57)

Seguimos profundizando en los sistemas representacionales de la PNL, tema que iniciamos en el post 52.

¿Eres capaz de memorizar esta secuencia en 30 segundos?

L R G B V 7 P 5 W 4

Si lo has conseguido quiere decir que tienes una memoria visual muy poderosa, a no ser que la hayas repetido en voz alta o hayas recurrido al escrito para recordarla.

PNL Sistemas representacionales. El sistema visualSobre las personas a las que les resulta fácil memorizar fotos, ciudades, caras, aunque luego no recuerden los nombres de los lugares, o las fechas en las que estuvieron allí, se dice que tienen un mapa representacional visual.  Para ellos, una imagen vale  más que mil palabras. Cuando conversan emplean verbos como ver, mirar, visualizar, examinar, imaginar, enfocar, observar. También podemos identificarles por palabras como: interior, oscuridad, espejismo, imagen, ilustrar, reflejo…

Los visuales hacen construcciones tales como: «Ya veo lo que quieres decir», «Tras la sombra de la duda», «Esto dará luz a la cuestión», «Es interesante este modo de ver el mundo».

Además de su preferencia por las imágenes podemos descubrir a un «visual» porque suelen hablar rápido y con un tono de voz más alto de lo normal. Algunos estudiosos dicen que les «falta música y ritmo». El hecho es que las imágenes se suceden con rapidez en su cerebro y las comunican con prisa para poder seguirlas. No se recrean en modular la voz y endulzar las palabras, porque perderían parte de los fotogramas.

Otro aspecto que podemos observar es el ritmo respiratorio. Los visuales, debido a la velocidad comunicativa, se habitúan a inspiraciones rápidas y superficiales. Notaremos que no elevan la caja torácica y que no expanden el abdomen.   Con frecuencia padecen tensión muscular, particularmente en los hombros, porque elevan la cabeza y la tiran un poco hacia atrás, como si estuvieran retando a los interlocutores. El ánimo no está en retar, sino en conseguir una visión amplia del entorno y, como decíamos en el post anterior, en acceder a sus propios recuerdos mirando hacia el techo.

Hasta aquí hemos establecido generalidades que de alguna manera todos empleamos. Ahora vamos a penetrar más profundamente  en el  sistema. Proponemos el siguiente ejercicio:

Busca un rincón retirado para evitar las interrupciones. Es imprescindible desconectar el teléfono móvil. Ahora  cierra los ojos y piensa en algo agradable. En una escena que te resulte grata. Examina cualquier imagen que tengas de ella, y define el modo en el que lo haces:

  • Asociado: la contemplas como si la vieras con tus propios ojos. Participas de la escena y formas parte de ella
  • Disociado: la observas desde otro lugar y tú te ves dentro de la imagen. Te desdoblas como espectador y actor de la escena.
  • Enmarcado: ves la imagen limitada a un contexto concreto
  • Ilimitada: el fotograma tiene un espacio sin bordes y abierto
  • ¿Es en color?, ¿está fija o se mueve?, ¿es en 3D o plana como una foto?

Esto es lo que en PNL se llama submodalidades, y nos llevan a profundizar un poco más en el sistema representacional. Las submodalidades visuales son, además de las que hemos visto en el ejemplo, el brillo, el contraste, la claridad, la velocidad y el tamaño. Estas submodalidades nos ayudarán a posicionarnos en este mapa o a descartarlo.

Las personas que son visuales tienen las máximas posibilidades sensoriales. Pueden crear imágenes con todo lujo de detalles. Cuando esta preferencia es más débil, sólo se cubren las especificaciones básicas.

Para definir más profundamente y eliminar las posibles dudas podemos contestar a estas preguntas: ¿creo imágenes en mi cabeza?, ¿tengo imágenes en la cabeza mientras hablo  o escucho a alguien?, ¿puedo ver lo que me dicen?

El visual, cuando se relaciona con los demás, está más pendiente de lo que ve  que de los otros. Su localización de las diapositivas cerebrales y su explicación oral exige mucha concentración y muy poca interrelación.

Las personas visuales tienden a desconfiar de todo aquello que no ven o que piensan que no podrán ver. Si cuando van a comunicarse se posicionan con los pies y piernas abiertas y los brazos a los costados (como si fueran a extraer un arma), casi seguro que su forma de acceder a la comunicación es a través de las imágenes.  El visual se mueve con brusquedad y está pendiente de sí mismo para no despistarse con sus imágenes mentales. Sus movimientos son escasos. Puede mantener una larga conversación con los brazos caídos a lo largo del cuerpo, o en ocasiones apretarse las manos por inquietud.

Para un visual es importante captar la atención y obtener el reconocimiento. Un feedback muy valorado para un visual sería: “¡Qué bien te vi! Me imaginaba que eras muy competente, y aún así me has sorprendido muy favorablemente. Me llevo una imagen   ampliada de tus enormes capacidades”

La próxima entrega seguiremos hablando de los mapas representacionales. Esperamos que sea de vuestro interés.

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PNL Sistemas representacionales (52)

 

 

Comenzamos este post allí donde terminamos el 47, hablando sobre la percepción de la realidad. Planteábamos que cada uno responde a lo que le rodea a través de su sistema representacional sensorial, pues es mediante el mapa neurológico como se determina el comportamiento y su significado, y no a través de la realidad en sí misma. Esto es lo que en PNL se llama: «el mapa no es el territorio», o entender que la representación de un objeto mediante nuestros sentidos no es el objeto en sí.

 

 

Con ello podemos decir, sin posibilidad de equivocarnos, que ante una misma cosa cada persona procederá a describirla según su percepción, ampliada por los conocimientos, juicios e intereses que sobre el objeto tenga. A esto podemos llamarle «filtro personal». La percepción de la realidad, cuando estamos ante un mismo objeto, utiliza nuestros archivos y experiencias personales creando descripciones diferentes de una misma realidad.

Imaginemos que queremos hablar de una gaviota en la playa. Una descripción podría ser: «Vi una gaviota volando en la playa». Otra: «Había un grupo de cinco gaviotas gritando y alborotando en la playa». Y otra, por ejemplo: «Era un atardecer precioso, el cielo naranja estaba salpicado de blancas gaviotas que me recordaron al libro de Richard Bach que leí en mi juventud».

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PNL Sistemas representacionales. Cómo percibimos la realidad (52)


Podríamos tener una interminable lista de juicios e interpretaciones de un único acontecimiento aparentemente simple: una gaviota en la playa. Captamos, almacenamos y codificamos la información en nuestra mente  mediante uno o varios de los sistemas sensoriales. En la cultura occidental los sistemas representacionales primarios son el visual, el auditivo y el kinestésico.

 

En PNL se dice que el sistema visual lo empleamos cuando miramos al mundo interior o exterior mediante imágenes que va recogiendo nuestro pensamiento; mientras que nos valemos del sistema auditivo cuando escuchamos sonidos externos y hablamos con nosotros mismos internamente. Por último, el sistema kinestésico está ligado a los sentidos del tacto, el gusto y el olfato, así como a las sensaciones propioceptivas internas (equilibrio y conciencia del propio cuerpo). Recurrimos a este sistema cuando estamos en contacto con el mundo exterior desde los colores, los olores o el contacto, e internamente cuando recordamos sensaciones  y las emociones que habíamos experimentado.

 

Debemos tener en cuenta que estos sistemas no son excluyentes. Cada experiencia tiene elementos de los tres, aunque nosotros tendamos a favorecer uno por encima de los otros en función de nuestra personalidad y también del contexto en el que nos encontremos.

En algunos casos nos topamos con personalidades que perciben el mundo, mediante imágenes y  que comparten sus experiencias como si de un film se tratara. Van hablando según van surgiendo los fotogramas en su memoria, saltando de uno a otro sin mantener un orden cronológico. Quienes funcionan de este modo suben sus ojos como si estuvieran buscando las historias en el techo.

Otras personas, por el contrario, se dejan llevar por las  sensaciones y emociones que les provocaron sus vivencias, recreándonos en  aspectos inteligibles y de confusa explicación, que por su sofisticación les impiden participar u opinar, además de la posible deformación de los hechos  que suele acompañar a este sistema. El excesivo movimiento corporal, sobre todo de las manos, es muy habitual en quienes son kinestésicos.

Por último, están los que escuchan sus palabras mientras narran los hechos. Suelen ser  desapasionados y monótonos, pero los más aproximados a la realidad, porque no se dejan llevar ni por las imágenes ni por los sentidos. Van contando secuencialmente aquello que han escuchado o las palabras que lo conformaban. Son estrictos y meticulosos en el orden en el que hablan sin alterarlo ni alardearse. Si se les interrumpe, volverán a la frase última, y desde ella proseguirán. A veces al escrudiñar sus ojos, nos parecerá que van leyendo un escrito.

 

En cualquiera de estos tres casos, hay muy poca participación de otro mapa representacional que no sea el preferente, lo que acarrea una apreciación muy sesgada de las condiciones  en las que realmente se han producido los hechos, con importante detrimento de la exactitud narrativa.

 

Los autores Bandler y Grinder, en su libro La estructura de la magia (vol. II), señalan que las personas que sobresalen en su desempeño, sea cual sea su campo de actividad, tienen desarrollada la habilidad de cambiar de un sistema a otro según sea más adecuado para el contexto en el que se encuentran. Estos autores consideran que la excelencia se logra nivelando los tres canales. Estos investigadores, así mismo nos animan a dominar el uso de los tres sistemas o canales y así conseguir un mapa mental más ajustado al territorio y a la comunicación con los demás, sin importar cuál sea su campo dominante. Lograr esta tarea nos parece realmente importante, porque se lograría una mayor exactitud descriptiva de cualquier experiencia, con el consiguiente beneficio en las interrelaciones y en el desarrollo profesional.

 

Una vez analizado este planteamiento tradicional de la PNL, que nos parece interesante, indagaremos sobre lo que origina que tengamos una preferencia por un sistema u otro, y sobre todo si surge por una decisión libre o si su origen es traumático o sistémico, imponiendo una determinada configuración.

Os esperamos el próximo viernes para continuar con PNL y el modo de entender y comunicar “la realidad”. Entre tanto os pedimos los comentarios sobre vuestra experiencia, para poder ampliar nuestro marco de referencia.

Gracias por vuestra inestimable colaboración.

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PNL Una forma de comunicarse (47)

Mi padre me decía que los grandes descubrimientos surgen de muchas horas de observación, y en el caso de la PNL esta afirmación tiene todo el significado. Allá por los años 70, los investigadores John Grinder y Richard Bandler decidieron averiguar cuál era el origen de que dos eminentes psicoterapeutas, Fritz Perls y Virginia Satir (posteriormente lo ampliaron a otros profesionales igualmente exitosos), fueran tan efectivos en la obtención de resultados, y para ello decidieron prestar atención a los comportamientos profesionales que pudieran dar pistas sobre la causa de este triunfo.

Grinder y Bandler identificaron algunas reglas o patrones verbales que Perls y Satir utilizaban sistemática y espontáneamente en su comunicación, y que estaban en la base de la eficacia de su trabajo. Lo recogieron en su primer libro, La estructura de la magia, a la vez que reflejaron el primer axioma de la PNL: que toda tarea humana aparentemente mágica e inexplicable, tiene una estructura que puede ser identificada y transmitida.

Programación Neurolingüística. Una forma de comunicaciónPara demostrar este axioma, observaron y describieron el método de funcionamiento de cualquier habilidad que consideraron de alguna manera excepcional, con el fin de comunicarla y que pudiera ser manejada por las personas que lo desearan.

Grinder y Bandler decidieron que si repetían los mismos comportamientos en la comunicación y el movimiento de sus «modelos», seguramente conseguirían el mismo éxito en diferentes campos de la actividad humana, y mejorarían su calidad de vida.

Para construir el modelo recurrieron a tres aspectos básicos de la experiencia humana, de los que procede el nombre de esta técnica, que en inglés se llama NLP (Neuro Linguistic Programming), y en castellano PNL (Programación Neurolingüística):

  • Neuro: el sistema nervioso, fuente e instrumento de nuestras percepciones y de nuestra experiencia de vivir y actuar en el mundo; lugar donde se recogen todos los recuerdos de nuestro pasado y las comunicaciones sinápticas de nuestro sistema neuronal.
  • Linguistic: el lenguaje, que nos permite codificar y expresar simbólicamente nuestras experiencias.
  • Programming: los programas mentales y de comportamiento, por medio de los cuales organizamos nuestra experiencia para conseguir los objetivos que deseamos. En estos programas están recogidos todos los encuadres personales y profesionales.

Por ejemplo, cuando voy conduciendo el coche y me paro en un semáforo rojo, primero ‘veo’ una luz roja mediante el sentido de la vista (componente N=’neuro’ de la conducta), a continuación traduzco ‘lingüísticamente’ esa forma y color en mi mente como ‘tengo que pararme’ (componente L=’lingüístico’ de la conducta), y finalmente pongo en marcha un ‘programa’ aprendido: mi pie derecho se levanta del acelerador y pisa el freno (componente P=’programación’ de la conducta). (Ejemplo tomado de la Asociación de PNL de España).

Otro de los axiomas de la PNL es que el mapa no es el territorio, es decir: como seres humanos no podemos saber cuál es la realidad, sólo podemos saber nuestra interpretación de la misma. Respondemos a lo que nos rodea a través de nuestro sistema representacional sensorial, pues es mediante nuestros mapas neurológicos de la realidad como se determina nuestro comportamiento y su significado, y no a través de la realidad en sí misma.

Grinder y Bandler admiraron los resultados de profesionales que eran un ejemplo de  éxito, y supusieron que en el proceso del ejercicio de sus competencias ellos realizaban una serie de movimientos o expresiones que, estudiadas y diseñando un método, podrían ser replicadas por cualquiera. Nosotros propusimos recuperar el sistema de aprendizaje de nuestra infancia en el post 44 y estimular el «modelado» de aquellos personajes que representan lo que queremos emular para conseguir todos nuestros objetivos.

La base conceptual que proponemos está recogida en los dos axiomas de la PNL y en algunas presuposiciones. Con ellos trataremos de conocer el mapa de cada uno para trabajar la comunicación y el movimiento de los personajes que no hemos superado en nuestra etapa evolutiva, y que hemos reinterpretado a nuestro gusto.

En las próximas semanas plantearemos diferentes posibilidades.

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