Comenzamos este post allí donde terminamos el 47, hablando sobre la percepción de la realidad. Planteábamos que cada uno responde a lo que le rodea a través de su sistema representacional sensorial, pues es mediante el mapa neurológico como se determina el comportamiento y su significado, y no a través de la realidad en sí misma. Esto es lo que en PNL se llama: «el mapa no es el territorio», o entender que la representación de un objeto mediante nuestros sentidos no es el objeto en sí.

 

 

Con ello podemos decir, sin posibilidad de equivocarnos, que ante una misma cosa cada persona procederá a describirla según su percepción, ampliada por los conocimientos, juicios e intereses que sobre el objeto tenga. A esto podemos llamarle «filtro personal». La percepción de la realidad, cuando estamos ante un mismo objeto, utiliza nuestros archivos y experiencias personales creando descripciones diferentes de una misma realidad.

Imaginemos que queremos hablar de una gaviota en la playa. Una descripción podría ser: «Vi una gaviota volando en la playa». Otra: «Había un grupo de cinco gaviotas gritando y alborotando en la playa». Y otra, por ejemplo: «Era un atardecer precioso, el cielo naranja estaba salpicado de blancas gaviotas que me recordaron al libro de Richard Bach que leí en mi juventud».

.
PNL Sistemas representacionales. Cómo percibimos la realidad (52)


Podríamos tener una interminable lista de juicios e interpretaciones de un único acontecimiento aparentemente simple: una gaviota en la playa. Captamos, almacenamos y codificamos la información en nuestra mente  mediante uno o varios de los sistemas sensoriales. En la cultura occidental los sistemas representacionales primarios son el visual, el auditivo y el kinestésico.

 

En PNL se dice que el sistema visual lo empleamos cuando miramos al mundo interior o exterior mediante imágenes que va recogiendo nuestro pensamiento; mientras que nos valemos del sistema auditivo cuando escuchamos sonidos externos y hablamos con nosotros mismos internamente. Por último, el sistema kinestésico está ligado a los sentidos del tacto, el gusto y el olfato, así como a las sensaciones propioceptivas internas (equilibrio y conciencia del propio cuerpo). Recurrimos a este sistema cuando estamos en contacto con el mundo exterior desde los colores, los olores o el contacto, e internamente cuando recordamos sensaciones  y las emociones que habíamos experimentado.

 

Debemos tener en cuenta que estos sistemas no son excluyentes. Cada experiencia tiene elementos de los tres, aunque nosotros tendamos a favorecer uno por encima de los otros en función de nuestra personalidad y también del contexto en el que nos encontremos.

En algunos casos nos topamos con personalidades que perciben el mundo, mediante imágenes y  que comparten sus experiencias como si de un film se tratara. Van hablando según van surgiendo los fotogramas en su memoria, saltando de uno a otro sin mantener un orden cronológico. Quienes funcionan de este modo suben sus ojos como si estuvieran buscando las historias en el techo.

Otras personas, por el contrario, se dejan llevar por las  sensaciones y emociones que les provocaron sus vivencias, recreándonos en  aspectos inteligibles y de confusa explicación, que por su sofisticación les impiden participar u opinar, además de la posible deformación de los hechos  que suele acompañar a este sistema. El excesivo movimiento corporal, sobre todo de las manos, es muy habitual en quienes son kinestésicos.

Por último, están los que escuchan sus palabras mientras narran los hechos. Suelen ser  desapasionados y monótonos, pero los más aproximados a la realidad, porque no se dejan llevar ni por las imágenes ni por los sentidos. Van contando secuencialmente aquello que han escuchado o las palabras que lo conformaban. Son estrictos y meticulosos en el orden en el que hablan sin alterarlo ni alardearse. Si se les interrumpe, volverán a la frase última, y desde ella proseguirán. A veces al escrudiñar sus ojos, nos parecerá que van leyendo un escrito.

 

En cualquiera de estos tres casos, hay muy poca participación de otro mapa representacional que no sea el preferente, lo que acarrea una apreciación muy sesgada de las condiciones  en las que realmente se han producido los hechos, con importante detrimento de la exactitud narrativa.

 

Los autores Bandler y Grinder, en su libro La estructura de la magia (vol. II), señalan que las personas que sobresalen en su desempeño, sea cual sea su campo de actividad, tienen desarrollada la habilidad de cambiar de un sistema a otro según sea más adecuado para el contexto en el que se encuentran. Estos autores consideran que la excelencia se logra nivelando los tres canales. Estos investigadores, así mismo nos animan a dominar el uso de los tres sistemas o canales y así conseguir un mapa mental más ajustado al territorio y a la comunicación con los demás, sin importar cuál sea su campo dominante. Lograr esta tarea nos parece realmente importante, porque se lograría una mayor exactitud descriptiva de cualquier experiencia, con el consiguiente beneficio en las interrelaciones y en el desarrollo profesional.

 

Una vez analizado este planteamiento tradicional de la PNL, que nos parece interesante, indagaremos sobre lo que origina que tengamos una preferencia por un sistema u otro, y sobre todo si surge por una decisión libre o si su origen es traumático o sistémico, imponiendo una determinada configuración.

Os esperamos el próximo viernes para continuar con PNL y el modo de entender y comunicar “la realidad”. Entre tanto os pedimos los comentarios sobre vuestra experiencia, para poder ampliar nuestro marco de referencia.

Gracias por vuestra inestimable colaboración.