Alimentación

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Alimentación emocional. Algunos consejos para estos días de otoño

El otoño siempre llega con lluvias, y el cielo muestra sus nubes más grises.  Es ya época de recogerse en casa, lo que hace siempre más fácil la elaboración de algunos platos que son aconsejables en esta estación. Este impulso de cuidarnos nos evoca a nuestra madre y sus amorosas comidas. El recuerdo del olor de sus platos calientes y su amor nos estremece. Si cerramos los ojos y susurramos: «Mamá, mamá, mamá» varias veces, parece que sus cariñosas palabras y sus cuidados insustituibles nos envuelven, y nos sentimos acunados de nuevo. Estén donde estén, estas mujeres tan significadas y significantes vivirán en nosotros en forma de gran recuerdo culinario. Ellas han sido artífices de muchos de nuestros momentos de gozo. Nos hemos alimentado con sus deliciosas recetas sin cuestionarnos su valor dietético, y hemos disfrutado de los aromas de sus caldos, de las jugosas salsas, de las cremas tamizadas, de los guisos caseros, de cada una de las creativas formas de amor que cada almuerzo o cena nos ofrecían.

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Los dientes y su significado emocional

Cada vez que mi madre soñaba con la caída de sus dientes nos decía que en unos días iba a tener noticias de muertos o presagio de pérdidas económicas. Aquellas agoreras y profusas intuiciones de mi progenitora me acongojaban. Ella, crédula absoluta de esta conexión, vivía pendiente de que se cumpliesen sus expectativas. Como es lógico, algunas veces sucedía así.

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Minerales: el elixir de la eterna juventud y de la felicidad (115)

Las vitaminas (que hemos visto en post anteriores) y las sales minerales reciben el nombre de micronutrientes. Se necesitan en cantidades mucho más reducidas que las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono, pero son esenciales para una buena nutrición. Estos minúsculos nutrientes son los colaboradores más efectivos para mantener la salud del cuerpo, además de que algunos de ellos forman parte de los tejidos corporales, como es el caso de los huesos, que contienen y guardan el calcio del cuerpo. El flúor se encuentra en los dientes, y la sangre contiene hierro. Amén de favorecer el bienestar corporal, los minerales son el elixir de la juventud. Cuando nuestro organismo se siente nutrido adecuadamente de estos elementos químicos, sentimos una gran vitalidad y tomamos conciencia de todo nuestro potencial transformador.

Los minerales son indispensables para el buen funcionamiento metabólico del organismo humano. Representan el 4% del peso corporal (menos de 3 kg para una persona de 70 kg). Cada uno de los minerales es esencial, porque nuestro organismo no tiene capacidad de producir ninguno de ellos y necesita adquirirlos de la alimentación. El equilibrio de la dieta diaria es imprescindible para evitar su carencia.
Los minerales: el elixir de la eterna juventud y de la felicidad (115)Las funciones principales que tienen los minerales podemos dividirlas en tres:
  • La función estructural: mantenimiento de la firmeza, la resistencia y la estabilidad de los tejidos, huesos y cartílagos.
  • La función reguladora: facilita la permeabilidad neuromuscular y el equilibrio ácido y base o el Ph del cuerpo.
  •  La función catalítica: mantiene la concentración normal de los minerales en los líquidos del cuerpo y responde a las necesidades de las enzimas y compuestos biológicos.
Estas funciones nos amplían el marco de la importancia físico-emocional de estos nutrientes. A partir de los 35 años empezamos a padecer de ciertas carencias que son localizadas principalmente en la parte estructural (los huesos, los dientes y los músculos). Estas pérdidas provocan una deficiente valoración personal, que conlleva una bajada de la autoestima muy importante. Tanto la mujer (que es quien primero padece estos déficits) como el hombre (que empieza a sufrirlos ya cercano a los 40), buscan desesperadamente mantenerse jóvenes. Su sensación de envejecer desemboca a veces en comportamientos un tanto absurdos e inútiles, como buscar su juventud relacionándose con personas de menor edad, quienes lógicamente no van a reponer la pérdida de su potencial fisiológico.
En  este proceso de desgaste orgánico participa muy activamente la deficiente alimentación, los alimentos ricos en grasas y todo aquello que provoca un elevado índice de tóxicos, que modifican el equilibrio ácido-base con respuestas emocionales muy acusadas. El desánimo, la infelicidad, la sensación de oscuridad mental y la obsesión son unos de los indicadores de un Ph alterado, propio de una mala absorción de los minerales o de una excesiva ingesta de alimentos con una alta saturación de estos micronutrientes que debilitan la sangre.
Se han realizado estudios en más de 45 elementos minerales que están presentes en los organismos vivos en cantidades muy variadas. De todos ellos, únicamente 22 se han considerado esenciales para el ser humano, porque aportan una energía fundamental. Estos minerales sólo se pueden obtener a través de la alimentación. A tenor de las necesidades de los minerales esenciales, los investigadores han dividido estos componentes químicos en dos grandes grupos:
  • Los macrominerales (minerales grandes), cuya necesidad diaria es de más de 70 mg/kg. Son: el calcio, el fósforo, el magnesio, el potasio, el sodio y el azufre.
  •  Los microminerales (minerales pequeños) llamados también elementos traza u oligoelementos, cuya necesidad está por debajo de 70mg/kg. Los más relevantes son: el hierro, el cobalto, el cromo, el manganeso, el zinc, el yodo, el selenio, el flúor, el níquel, el vanadio, el arsénico, el estaño y el molibdeno.
Sin pretender ser exhaustiva en este tema, sí quisiera que fuéramos adquiriendo un pequeño conocimiento de la importancia de los minerales en la alimentación diaria para nutrir y mantener el equilibrio de cada uno de los tejidos del cuerpo, pues dicho equilibrio es esencial para el estado anímico y el sistema inmune.
Continuando con nuestro post de la semana pasada, vamos a desarrollar el macromineral el calcio, que está estrechamente relacionado con la vitalidad estructural, y es el que padece el mayor desgaste con el paso del tiempo. Se comprueba que se vive este proceso de deterioro óseo cuando existe una sensación de falta de libertad muy intensa que aparece cuando la persona se mueve con miedo. Hay temor a romperse algún hueso o a dañarse gravemente. Los impulsos vitales son más débiles y se pierde la pasión y la fuerza. La agilidad se reduce notablemente. En la mayoría de los casos, las personas se encierran en sus hogares y hacen mucha menos vida social. Este ostracismo les perjudica y va fragilizando poco a poco el sistema óseo.
Dentro de algunas alteraciones producidas por el desequilibrio de este mineral cabe resaltar la excitabilidad, que es muy propia cuando la cantidad es inferior a 30 ó 40 mg por kg de peso. Se nota una especie de agitación, mal control de los nervios, respuestas un poco exacerbadas sin motivos.
Con el paso del tiempo se llega a reducir el 50% de la cantidad de calcio en los huesos. Esto provoca una sensación de fragilidad e inestabilidad junto a un sentimiento de senectud. Parece que el edificio se derrumba con nosotros dentro. Si bien esta percepción tiene mucho de real, también lo es que la persona, según van pasando los años, tiene una vida más sedentaria que exige más reflexión y autoanálisis, por ello no es aconsejable acelerar la máquina, sino ralentizarla para adecuarla al desgaste natural del tiempo. Ahora bien, si en los años previos no se ha tenido en cuenta todo este proceso posterior, nos encontraremos abocados a roturas óseas peligrosas y muy delicadas.
Es interesante conocer que el calcio es el mineral más abundante en el organismo. El 90% del calcio que hay en el cuerpo está en los huesos en forma de fosfato. También se encuentra en el citoplasma de la célula y en el líquido extracelular en muy poca cantidad. Es uno de los minerales más importantes para las funciones fisiológicas, y cabe resaltar su función en la integridad de los nervios y músculos. Es vital en la contracción muscular del corazón y para su correcta funcionalidad. Cuando falta calcio pueden aparecer síntomas disfuncionales del ritmo, que se resuelven con una alimentación adecuada.
La absorción de este mineral se produce principalmente en el intestino, y la eliminación por vía renal. Cuando hay un exceso pueden formarse cálculos renales de difícil eliminación, y la mayoría de las veces muy dolorosa.
La deficiencia de este mineral provoca tetania muscular y deficitaria contracción muscular. Algunos estudiosos consideran que la carencia de calcio desencadena alteraciones graves en la paratiroides con efectos dolorosos en los músculos y en las articulaciones.
Que un alimento sea rico en calcio no implica que dicho calcio se aproveche bien. Hay factores que favorecen o dificultan la incorporación del calcio al organismo. La vitamina D, las proteínas, la lactosa (azúcar de la leche), así como una adecuada proporción entre el calcio y el fósforo en el alimento o en el conjunto de la dieta son factores que mejoran su asimilación.
Los lácteos (leche, yogur, cuajada, quesos…) tienen fama de ser las mejores fuentes de calcio, pero hay otras alternativas. También contienen calcio: los pescados de los que se come la espina (como las sardinas enlatadas), la anchoa (el bocarte), los huevos, el sésamo, la melaza, la leche de almendras, de coco o de avena, ciertas algas que se emplean como complemento dietético, lentejas, soja, judías blancas, espinacas, acelgas, repollo, pimiento verde y frutas, así como algunos frutos secos.  El aprovechamiento por parte del organismo es muy inferior en los vegetales al de otras fuentes alimenticias. Esto se debe a que en los vegetales el calcio cumple una función estructural formando complejos con otras sustancias como la  fibra, por lo que apenas pueden ser aprovechados.
Los minerales: el elixir de la eterna juventud y de la felicidad (115)
Las cantidades estimadas para un adulto que pesa 70 kgs, viene a ser de 800mg diarios. Para su correcta síntesis se necesita vitamina D (las sardinas y los boquerones, el atún y el bonito fresco, los quesos grasos, la margarina, los champiñones, los huevos, la leche y elyogur).
Quedan seguramente muchos puntos por tratar sobre el calcio. Y mucho más sobre el resto de minerales. Espero que os apetezca seguir con este tema.
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Alimentación emocional. Algunos consejos para estos días de otoño (106)

El otoño siempre llega con lluvias, y el cielo muestra sus nubes más grises.  Es ya época de recogerse en casa, lo que hace siempre más fácil la elaboración de algunos platos que son aconsejables en esta estación. Este impulso de cuidarnos nos evoca a nuestra madre y sus amorosas comidas. El recuerdo del olor de sus platos calientes y su amor nos estremece. Si cerramos los ojos y susurramos: «Mamá, mamá, mamá» varias veces, parece que sus cariñosas palabras y sus cuidados insustituibles nos envuelven, y nos sentimos acunados de nuevo. Estén donde estén, estas mujeres tan significadas y significantes vivirán en nosotros en forma de gran recuerdo culinario. Ellas han sido artífices de muchos de nuestros momentos de gozo. Nos hemos alimentado con sus deliciosas recetas sin cuestionarnos su valor dietético, y hemos disfrutado de los aromas de sus caldos, de las jugosas salsas, de las cremas tamizadas, de los guisos caseros, de cada una de las creativas formas de amor que cada almuerzo o cena nos ofrecían.

Quisiera que retomáramos estas experiencias e hiciéramos un ejercicio de cuidado personal, en el que pongamos nuestro esfuerzo en adquirir pequeños hábitos que nos alimenten un poco mejor, aunque sin renunciar al goce de la buena mesa.  
 
Iniciemos la mañana con un vaso de agua templada para que el cuerpo reciba un cariñoso saludo y cada órgano depure el sueño de la noche desperezándose suavemente.
 
Un poco más tarde podríamos desayunar un racimo de uvas. Esta fruta de la estación aporta muchísimas vitaminas y minerales. La ingesta de uvas favorece también la depuración de la sangre, que en otoño es imprescindible para elevar el sistema inmune y prevenir los catarros.
 
A mediodía es aconsejable empezar con una ensalada muy variada, y detrás un plato de lentejas con arroz, cocido de garbanzos, arroz con verduras, patatas al horno…Todos estos alimentos contribuyen al equilibrio de los aminoácidos esenciales en la sangre.
 
A media tarde podemos merendar un yogur de soja, o queso de cabra con unas rodajas de tomate. También viene bien un poco de pan de centeno con aceite y unas rodajas de tomate y queso de cabra
 
Por la noche, nada mejor que descubrir las maravillas de una verdura a la plancha. Podemos elegir entre todas aquellas que son de temporada. Es factible también alternarlo con verduras al vapor. De segundo plato,  pescado fresco a la plancha o al horno, o bien pollo, pavo o gallina. El sabroso solomillo lo tomaremos tan sólo una o dos veces por semana, y lo prepararemos del modo que más nos agrade. También podemos probar las exquisitas setas con ajetes de la receta que acompaña a este post. Recordemos que los huevos son muy socorridos para visitas inesperadas.
 
Alimentémonos así durante unos 21 días, aligerando las cantidades y permitiendo que las digestiones sean más rápidas. Experimentaremos un mayor bienestar, y el carácter se nos dulcificará bastante.
 
Esta es tan sólo una orientación para esta estación, en la que conviene que nos depuremos para hacer frente a las continuas agresiones al sistema inmunológico. Los cambios climáticos, la incorporación a la vida profesional intensa después de las vacaciones estivales y otras circunstancias originan desequilibrios en el sistema nervioso y en las cantidades de adrenalina que el cuerpo resiste. Las emociones en esta estación están a flor de piel, y les afecta las bajadas de las temperaturas y de la luz solar.
 
 
Os obsequiamos con una receta realizada y fotografiada por Javier Peñas Capel
 
 Alimentación emocional. Algunos consejos para estos días de otoño (106)
 
SETAS CON AJETES TIERNOS
 
 
INGREDIENTES
 
Setas, en este caso, rebozuelo, champiñón, boletus, seta de cardo, sitake.
Ajetes tiernos
Aceite de oliva
 
 
ELABORACION
 
Es un plato sencillísimo de realizar. Se confitan los ajetes tiernos en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que este se impregne del aroma de los ajetes, 5min a fuego lento.
Se ponen las setas en la sartén. Se saltean durante 5 minutos y ¡listo! 
 
El momento ideal para comer este plato es en otoño, cuando los mercados rebosan de todo tipo de setas y hongos.
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Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. Vitamina C (95)

¿Tus defensas están altas? ¿Tus heridas cicatrizan rápidamente? ¿Absorbes el hierro y alejas las anemias de tu vida? ¿Tus encías están sanas y no sangran? ¿Tus huesos son sólidos y soportan los golpes sin romperse? ¿Tu cabello es resistente y soporta los cambios de estación? ¿Tu ánimo se mantiene cuando llega el invierno o hay menos horas de sol? Estas respuestas serán positivas si tu alimentación te aporta suficiente vitamina C.

El descubrimiento de esta vitamina está unido a la inquietud social de finales del siglo XIX por el alto índice de muertes de los navegantes. Los datos apuntaban a que los marineros fallecían debido a su alimentación deficitaria en productos perecederos como frutas y verduras. Tras estudiar los grupos de riesgo, se comprobó que los barcos provistos de limones tenían menos tasas de muertos. Los hombres de mar que tomaban cítricos (con una alta tasa de vitamina C) llegaban a puerto en mejores condiciones que los otros.
Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. Vitamina C (95)El químico e investigador británico Walter Norman Haworth determinó la estructura química de esta vitamina en el año 1933 (recibió el Premio Nobel de Química por este descubrimiento en 1937). Por otra parte, Albert Szen-Györgyi de Nagyrápolt, fisiólogo húngaro, investigó la combustión biológica y la oxidación celular, y la relacionó con la vitamina C. A este investigador se le concedió el Premio Nobel de Medicina ese mismo año. El químico Paul Karrer, científico ruso que compartió el Premio Nobel de Química con Haworth, relacionó los hidratos de carbono con esta vitamina. Estos científicos indagaron sobre qué y de qué modo podían paliar la ausencia de los alimentos vivos, que provocaban un gran daño a los navegantes.
Estos sabios buscaron, y lograron, sintetizar químicamente la vitamina C o ácido ascórbico, que se convirtió en uno de los más reconocidos aditivos. A partir de esta síntesis, se empleó el ácido ascórbico en las grandes travesías marinas.
En la década de los 80 se definieron otras muchas aplicaciones de esta vitamina, que desembocaron en la creencia popular de que era la panacea de la salud y la cura definitiva para todas las enfermedades del hombre, creencia un tanto exagerada, aunque ciertamente el consumo diario de esta vitamina es muy importante.
Dentro de las funciones más sobresalientes de esta vitamina cabe distinguir su colaboración en el desarrollo de los dientes y las encías, los huesos y todos los cartílagos del cuerpo. Es un coadyuvante en la metabolización de las grasas, y ayuda en el crecimiento y cuidado del tejido conectivo. Las personas que absorben esta vitamina presentan pieles más suaves y tersas. La vitamina C participa en la producción del colágeno (factor que evita el envejecimiento), y es imprescindible para el buen funcionamiento de neurotransmisores tales como la dopamina, la serotonina y la acetilcolina. Se la considera como la vitamina protectora del sistema inmune (este dato está siendo muy discutido desde la aparición del SIDA).
Los tejidos que más cantidad de esta vitamina acumulan son los que están más unidos al crecimiento y desarrollo orgánico, así como los que tienen una mayor influencia en la formación de la sangre. Para contrarrestar la actividad de los radicales libres se acumula en el sistema nervioso central. Se acumula igualmente dentro de los glóbulos blancos para hacer más eficaz la respuesta inmunológica.
Uniendo todos estos datos, podemos valorar esta vitamina como de gran utilidad para mantener el cuerpo joven y elástico, revitalizar el organismo con la correcta absorción de las vitaminas y minerales, y también para evitar las enfermedades degenerativas como el Alzheimer, la arterioesclerosis, el Parkinson y los problemas de córnea.
Además de todo lo expuesto, la vitamina C tiene un valor antioxidante que produce una sensación de limpieza y pureza interna. Cuando la persona se siente hastiada de alimentos basura, o no ha ingerido alimentos crudos durante varios días, el ánimo se debilita y surge un pesimismo persistente, que desemboca en un espíritu crítico. El mal humor pasa a ser un compañero fiel, y surge la cólera reprimida. El organismo se siente viejo y gastado. Los pensamientos de desconfianza hacia el futuro son constantes, y la piel de la cara se avejenta. El esfuerzo es mal recibido casi siempre. Todas estas señales son índice de una alimentación muy pobre en esta vitamina. Para reponer este estado mediante la nutrición es imprescindible incorporar todos los días ensaladas sin aditivos, elaboradas con verduras y hortalizas crudas, que se tomarán como primer plato. Como complemento, conviene tomar la fruta media hora antes de las comidas, y en ningún caso detrás.
Durante bastantes años se pensó que las aportaciones extras de estas vitaminas en forma de complementos ricos de ácido ascórbico eran muy beneficiosas. Estudios posteriores llegaron a la conclusión que es imprescindible el consumo de frutas y verduras para su absorción y metabolización orgánica, y que no es tan aconsejable el consumo adicional de ascorbato a través de suplementos.
Cuando estamos en este proceso de baja absorción de vitamina C es oportuno incluir en la alimentación diaria productos muy ricos en esta vitamina:
  • Frutas: mango, cítricos (naranja, pomelo y limón), grosellas, fresas, frambuesas, arándanos, piña, escaramujo y moras
  • Verduras: acedera, hojas de rábano, diente de león, coles de Bruselas, repollo, coliflor, brécol, nabos y todas las lechugas. Las ensaladas en general tienen gran cantidad de esta vitamina
  • Hortalizas: pimiento verde, rojo y amarillo; perejil,
  • Hay que hacer una mención muy especial al kiwi, considerado el tesoro de la vitamina C. Su densidad nutritiva está en 16, y su seguidora más cercana es la papaya con 14, seguida del limón con 13 y de la fresa con 12. (Ver estudio de Rutgers realizado por el Dr. Paul Lachance en: www.zespri-europe.com)
En momentos de alta exigencia a nivel de fuerza, estética y resultados personales, puede resultar muy beneficioso optimizar nuestra alimentación con frutas, verduras y alimentos naturales. Seguro que sentiremos mejor humor, mayor resistencia al paso de las horas en el trabajo y también una mayor voluntad a la hora de cuidarnos. La vitamina C eleva el nivel de valentía personal, y da una mayor resistencia en los huesos y el tejido conectivo. Es como si nuestro edificio incrementara el hormigón en sus bases o cimientos. A las personas coquetas les gustará saber que las mantendrá mucho más jóvenes.
Espero que esta información os resulte interesante, y que podamos compartir comentarios y experiencias.
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Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. Vitamina B12 (90)

¿Te sientes vital y fuerte? ¿Mantienes tu atención y la memoria a pesar del paso del tiempo? ¿Consigues perseverar en tu ánimo y entregarte a tus proyectos? ¿En tus últimos análisis los niveles de glóbulos rojos estaban en los parámetros correctos? Estas respuestas serán positivas si tu alimentación te aporta suficiente vitamina B12.

La historia del descubrimiento de esta vitamina tiene más de 150 años. Ya en 1855 Thomas Addison describió la sintomatología más grave de su carencia, la anemia perniciosa o anemia crónica, término qué acuñó en el año 1872 Biermer. En Medicina, a esta enfermedad se le llama «enfermedad de Addison Bermier» en reconocimiento a estos dos grandes investigadores.
Pasados los años 20, George H. Whipple (premio Nobel de Medicina) realizó experimentos con perros generando una anemia artificial. Para ello les provocaba sangrados y les alimentaba con hígado crudo. Los resultados fueron sorprendentes. Los perros alimentados de esta manera eran mucho más resistentes a cualquier tipo de enfermedades. Apoyado en estos datos, George Richards Minot descubrió que la anemia perniciosa consistía en una pérdida gradual de glóbulos rojos y un aumento de tamaño de los mismos. Minot compartió estos datos con su colega William Parry Murphy, e iniciaron unos tratamientos con enfermos anémicos a base de alimentarlos con unos 250 gramos de hígado crudo diarios. Los resultados fueron altamente positivos.
A pesar de estos éxitos, los estudiosos siguieron analizando y buscando respuestas a esta grave dolencia, que se recrudeció después de las grandes guerras, y que afectaba a muchos sectores de la sociedad. Pasados más de veinte años, hacia 1946, Karl Folkers consiguió aislar la cianocobalamina de un hígado de vaca. A este descubrimiento se le reconoció como el «factor antianemia perniciosa».
Ya en el año 1962, la química Dorothy C. Hodgkin realizaba una serie de investigaciones mediante difracción con Rayos X cuando logró dilucidar la estructura química de esta vitamina. Este hecho representó un gran avance en el tratamiento de los casos graves de anemias perniciosas que estaban asolando a los grupos económicamente más débiles. Por este gran descubrimiento le dieron a Hodgkin el premio Nobel de Química en el año 1964. En 1978, la B12 fue totalmente sintetizada por Albert Eschenmoser.
Dentro de las funciones más sobresalientes de esta vitamina cabe distinguir la formación de las células sanguíneas y de la médula ósea. También se encarga de la producción de material genético junto al ácido fólico. Esta vitamina es vital para el mantenimiento del sistema nervioso central. Y al igual que todas las vitaminas del grupo B contribuye al metabolismo de las grasas, proteínas y carbohidratos.
L a mayoría de los niños y jóvenes de los años 60 elevaron su vitalidad a costa de pinchazos lacerantes con vitamina B12 extraída del hígado de animales. Fueron estas vitaminas de hígado, en forma de dañinas lanzas, las que permitieron que muchos de aquellos críos no murieran, que otros se recuperaran del cansancio, que elevaran su deprimido estado de ánimo y que pudieran mantenerse en la lucha por la supervivencia en un entorno mísero.
Quisiera que este post sirviera para tomar consciencia de la importancia de esta vitamina en la vida del hombre. Porque, si bien el hambre ahora está mucho más localizada, y la sociedad occidental vive un exceso de alimentación, no por ello hemos conseguido cuidar el sistema nervioso, ni reducir el estrés que se deriva en desarreglos digestivos e intestinales. O el malestar intestinal que debilita el factor intrínseco, imprescindible para la correcta absorción de esta vitamina. También es alarmante el creciente nivel de enfermedades cardiovasculares desde finales del siglo pasado. Sin olvidar la esclerosis múltiple por rotura de la envoltura mielínica. Cualquiera de estas anomalías está ligada a la deficiente absorción o baja aportación de esta vitamina.
Si bien todos estos datos son importantes, ninguno de ellos nos aproxima al verdadero valor de esta vitamina en el campo de las emociones. La vitamina B12 es el vehículo que nos hace sentirnos vivos. Nos lleva por el valle de la vitalidad y nos refuerza para subir las montañas del esfuerzo, una y otra vez, sin que cunda el desánimo. Cuando hay una carencia o baja absorción de esta vitamina, surge el abatimiento total. Es un decaimiento general que se apodera de las piernas y sube por el tronco debilitando la espalda. Apetece cerrar los ojos y dejar que el tiempo pase. Parece que las constantes van a parar y que la vida ha llegado a su fin. Después suele producirse una fuerte depresión sin ilusión por vivir o luchar. La mente se enturbia y se desorienta. La melancolía reduce las ilusiones y debilita la memoria a corto plazo. Y cuando llega la edad madura, la carencia de B12 hace que brote la demencia.
La vitamina B12 es producida por unos microorganismos que están en las raíces de las plantas y en el intestino de los animales. Las necesidades del organismo pueden cubrirse con:
  • Pescados y mariscos: róbalo, almejas, cangrejo, langosta, sardinas, camarones.
  • Carnes: res, pollo, hígado de ternera, cerdo, salchichas, pavo, cordero.
  • Derivados lácteos: leche, queso azul, queso camembert, queso gorgonzola, queso suizo.
  • Huevos.
  • Algas: la Nori es una de las más ricas.
  • El Aloe vera también es rico en esta vitamina.
  • Extracto de levadura.
  • Copos de cereales.
  • La hierba Angélica sinensis es una de las pocas plantas que contiene cantidades significativas de esta vitamina. En China, Corea y otros países asiáticos se utiliza para las anemias, los problemas de hipertensión y la fatiga.
La vitalidad de la sangre es uno de los motores de nuestro estado de ánimo. Es el marcador de nuestra energía y el impulsor para sentir que todo logro es posible. La carencia de este sentimiento hace que vivir sea una pequeña tortura. La vitamina B12 nos ayuda a alcanzar la vitalidad y la ilusión, en colaboración con el ácido fólico, como vimos la semana pasada.
Espero que esta información os resulte interesante y que podamos compartir comentarios y experiencias
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Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. B9 o Ácido Fólico (85)

¿Eres feliz? Si la respuesta es sí, y sientes esa felicidad con las pequeñas y grandes cosas que vives cada día, seguro que tu organismo es capaz de sintetizar correctamente las vitaminas del grupo B. Y es que cada una de estas vitaminas se encarga de una función, y el conjunto de ellas nos permite sentirnos mejor, más conscientes y transparentes en nuestras propósitos y compromisos. Estas vitaminas nos dejan ver el sol en un día nublado, y confiar en que el cielo relucirá de nuevo. Las vitaminas son el armazón de una vida alegre y vital.

La vitamina que participa en la producción y maduración de los glóbulos rojos de la sangre es la vitamina B9 o vitamina M, más conocida como ácido fólico, que fue descubierta por la investigadora Lucy Wills hacia el año 1931, aunque su síntesis no se realizó hasta pasados más de diez años. Esta gran investigadora detectó la anemia megaloblástica en las mujeres embarazadas. Los fetos de estas mujeres presentaban anomalías, siendo la más destacada la espina bífida (trastorno neurológico que puede provocar que parte de la médula espinal y de las estructuras circundantes se desarrollen por fuera y no por dentro del cuerpo). Wills descubrió que cuando suministraba levadura de cerveza a las enfermas, la anemia desaparecía. Hoy en día se prescribe esta vitamina a todas las mujeres que están en procesos de fertilidad o que ya están embarazadas. En 1941 se comprobó la existencia de vitamina B9 o ácido fólico en las espinacas. La mayoría de las madres conocen el poder de estas hojas para hacer crecer a sus hijos fuertes y sanos.
Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. B9 o Ácido Fólico (85)El ácido fólico o vitamina B9 es imprescindible en todos los procesos de división celular. En el embarazo y crecimiento de los niños sus necesidades están entre 400 y 600 microgramos diarios. Asimismo, esta vitamina participa con la B12 en la síntesis del ADN, o lo que es igual, en la formación del material genético. Su aportación es imprescindible en los primeros meses de gestación, porque es en este tiempo cuando se produce la división y multiplicación de las células. Es en la médula espinal donde el recambio celular es más rápido, y por ello donde más afecta la deficiencia de esta vitamina.
He encontrado gran similitud con este proceso de división celular cuando nos encontramos ante varias posibilidades y la mente se encuentra en un proceso convulso y complejo. Entonces aparece una debilidad general, con dolores en la espalda (localizados en el centro), y cierta sensación de acortamiento (como si nos faltara estatura) que nos exige inspirar en profundidad y estirarnos. La palidez de nuestro rostro nos avisa del exceso de emoción que hay detrás de estos procesos. Conviene resaltar que en todos los momentos de cambio, donde sentimos cierta debilidad personal, es necesario el control de esta vitamina.
La sangre y su equilibrio entre cantidad y calidad es la que mantiene nuestra alegría y diversión ante los esfuerzos. Cuando percibimos una bajada de nuestra motivación y aparece un pequeño desánimo, debemos revisar la alimentación y su cantidad de ácido fólico o B9. Máxime cuando nos encontramos con procesos de transformación radicales, como el paso de la niñez a la juventud o de la etapa escolar a la universidad. También es importante en el inicio de la vida profesional o de la convivencia en pareja. Siempre que la exigencia externa nos obligue a medir nuestro potencial, es aconsejable elevar la cantidad de alimentos ricos en esta vitamina.
El exceso de ácido fólico se expulsa por la orina; ahora bien, nos podemos encontrar con que hayamos eliminado excesivo ácido fólico, o que no sinteticemos la cantidad necesaria, aunque la hayamos ingerido. Las personas de pieles blancas son más propensas a estas pérdidas por la falta de protección del ácido fólico a la exposición de los rayos ultravioleta. Conviene tener en cuenta que esta vitamina se pierde con la exposición al sol o a cámaras solares.
Las sintomatologías que presenta la carencia de B9 o ácido fólico son:
  • Estomatitis (aftas bucales o llagas blancas en las mucosas de la boca que son dolorosas y muy contagiosas).
  • Palidez extrema (que se produce cuando hay un estado emocional intenso).
  • Glositis (inflamación de la lengua, que se presenta lisa y grande).
  • Fatiga (cansancio extremo).
  • Diarrea (alteración en los procesos intestinales).
  • Náuseas (combinadas con una sensación de fragilidad y cansancio).
  • Sensación de acortamiento en la columna vertebral (falta de elasticidad medular).
  • Pérdida de peso (bajadas de peso sin modificar la alimentación).
  • Pérdida de apetito inusual (inapetencia y desgana).
  • Comportamientos extraños (los indicados más arriba).
Los alimentos ricos en ácido fólico o B9 son la levadura de cerveza, las legumbres, las verduras de hoja verde (la espinaca es la más rica), los frutos secos (almendras y nueces), el hígado, el queso, el huevo (es uno de los más ricos en ácido fólico), las frutas, las semillas de girasol, los cereales fortificados para el desayuno (sin azúcar o miel). Es aconsejable variar su aportación en el día, y que en las tres tomas principales haya alguno de estos alimentos.
Recordad que eliminamos el exceso de las vitaminas hidrosolubles, y que por tanto no se conservan en el organismo de un día para otro. Cada día debemos ingerirlas. Primero porque queremos vivir alegres y extender felicidad a nuestro alrededor, y además porque así estaremos mucho más fuertes y equilibrados.
La próxima semana hablaré de la vitamina B12 o cianocobalamina que, junto con el ácido fólico, nos ayuda a vivir sin anemias.
No olvidéis que los comentarios hacen que este blog tenga mucho más sentido y que estemos más cerca.

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Alimentación emocional. Las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas (80)

En el grupo de vitaminas hidrosolubles (necesitan para su absorción un medio acuoso), de las que ya hablamos en el post anterior (75), se encuentran los mayores aliados para potenciar nuestro sistema nervioso y nuestro equilibrio emocional. Estas vitaminas, que se distribuyen por el cuerpo a través de los líquidos intra y extra celulares, han sido descubiertas en los dos últimos siglos y de una manera más científica en el siglo XX mediante los reflejos fisiológicos que la carencia de ellas evidenciaba en el cuerpo. En la actualidad, las personas que llevamos una vida activa normal difícilmente mostramos una insuficiencia tan agresiva como en el pasado; sin embargo, hay desajustes emocionales que desaparecerían si fuéramos un poco, sólo un poco, más cuidadosos con la aportación diaria de estas microsustancias del grupo B.

Pretendemos ampliar la información sobre sus cualidades y los efectos positivos en nuestra capacidad adaptativa y emotiva, pues consideramos que son importantes y necesarias para el agotamiento tan típico del final del periodo vacacional, periodo que suele ir acompañado por una ligera depresión postvacacional. En muchos casos, este pequeño bache anímico se resuelve con la vuelta a las buenas costumbres y con la incorporación de alimentos ricos en este grupo vitamínico. Hoy revisaremos las vitaminas B1 y B2 .
Alimentación emocional. Las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas (80)
La vitamina B1, llamada también Tiamina, se descubrió en el año 1910 en Japón en la observación de colectivos que ingerían el arroz descascarillado, quienes presentaban un agotamiento físico extremo, rigidez muscular y cierta inestabilidad al caminar (síntomas graves de la escasez de B1). Fue en 1935 cuando se conoció su composición química exacta y se sintetizó en laboratorio. Se han obtenido ciertos resultados positivos en el empleo de esta vitamina para diabéticos afectados de problemas de riñón y vista. Este descubrimiento es muy reciente y son pocos los datos que pueden confirmar su utilidad. No obstante, podemos afirmar que existe un cambio de actitud personal cuando se aplica a cualquier desequilibrio de azúcares la Tiamina. Una mejoría en el cansancio, mejor tono muscular y, ante todo, un mayor optimismo.
El papel más importante de esta vitamina está en la transformación de los carbohidratos en energía, permitiendo que el organismo mantenga un equilibrio entre el desgaste y recuperación de la energía ante la actividad diaria. Un síntoma claro de su carencia es el cansancio y la atonía muscular. A nivel emocional, su escasez provoca el pesimismo y la inadaptación al esfuerzo, con una tendencia a la queja y al carácter poco activo. Este estado induce a la persona a buscar con ansiedad dulces y alimentos azucarados, así como bebidas alcohólicas que provocan un efecto placebo de remontada energética con una posterior caída. Uno de los enemigos de esta vitamina es el alcohol y los alimentos refinados que deterioran su absorción (helados, dulces, comidas rápidas, etc.).
Cuando estemos bajos de Tiamina presentaremos cuadros de depresión, inapetencia, baja actividad, desmotivación, falta de apetito hasta llegar a la anorexia, la irritabilidad propia de una postración inusual, fatiga, falta de memoria, reducida concentración, una sensación de torpeza mental, palpitaciones del corazón. Todos estos síntomas son propios de una ausencia de Tiamina durante periodos largos por una deficiente distribución alimentaria diaria de vitamina B1.
Los alimentos con mayor aporte de Tiamina son: la levadura de cerveza, el salvado de trigo, las legumbres, los copos de avena o de centeno, el pan de centeno (el negro alemán, sin trigo), los piñones, las nueces, las castañas, las carnes magras (cerdo), los pescados, los granos secos y la semilla de soja. Uno de los mayores contenedores de esta vitamina es el salvado de arroz o arroz con cáscara (arroz salvaje). Hay que tener en cuenta que anula la B1 el café excesivo (tomar uno sólo al día) y el alcohol en dosis altas. Con el agua en cocción, la cantidad de esta vitamina se reduce en un 20%.
La buena energía, el buen humor, el estado positivo ante los retos, la memoria, la concentración y una rápida actividad mental son factores que nos avisan de que estamos bien alimentados de vitamina B1. Recordad que las vitaminas hidrosolubles no se conservan en el organismo y que se eliminan vía urinaria.
La vitamina B2, llamada también riboflavina, aparece en la historia médica allá por el siglo XIX a través de un pigmento amarillo encontrado en la leche al que se le dio cierta relevancia como promotor del desarrollo infantil. No obstante, hasta pasado 1932 no se definen sus características biológicas, gracias al aislamiento de una enzima de la levadura, enzima que ayuda en la actividad respiratoria intracelular. Uno de sus valores más destacados es su capacidad para oxigenar, que permite la integridad de las mucosas, la piel, las uñas, el cabello y, sobre todo, la córnea. La riboflavina es vital para una buena visión.
Al igual que la Tiamina, esta vitamina juega un papel primordial en el metabolismo energético. Cuando hay una tendencia a ingerir alta concentración de calorías, es necesaria una aportación mayor de riboflavina si se quiere mantener la actividad y rendir eficazmente. Su escasez origina cansancio mental y somnolencia digestiva.
Dentro de las secuelas emocionales que produce el deficiente nivel de B2 está el ahogo emocional, esa sensación vital de falta de aire que se focaliza en el cuello y en el pecho por una sequedad de todas las mucosas. Después de una crisis emocional por falta de esta vitamina aparecen heridas en la boca y en las comisuras en los labios, debilidad ocular (sensación de nublado) y enrojecimiento de los ojos. Cuando se equilibra su presencia en el organismo, se produce una desintoxicación que humedece las mucosas y alivia el estrés emocional.
Además de la deficiente aportación en la alimentación, hay otros factores que reducen los niveles de la vitamina B2, tales como el alcoholismo, alteración de la tiroides (en este caso podremos detectarlo por una sequedad en la piel muy generalizada), excesiva actividad física (los deportistas necesitan dosis superiores), enfermedades infecciosas con fiebres elevadas, exposición excesiva al sol y elevadas temperaturas. En estos casos, no es suficiente cuidar la alimentación, sino que será necesario eliminar también hábitos como el alcohol o las drogas. Se debe cuidar también la exposición ante los rayos ultravioleta (de la persona y de los alimentos), y la medicación a base de estrógenos.
Los alimentos ricos en esta vitamina son: la levadura de cerveza, el suero de la leche, los quesos de cabra y oveja, la leche, la soja, los vegetales verdes (estos pierden muchas de sus propiedades con la cocción y la exposición a la luz). Los cereales son menos cuantiosos en esta vitamina, si bien ayudan a fijar otras junto con la riboflavina.
Quisiéramos puntualizar la importancia de ambas vitaminas para el equilibrio energético. Después de largos periodos de descanso, donde se han cambiado costumbres e introducido reglas menos activas mentalmente y con alto contenido de ocio deportivo, así como una alimentación más rica en azúcares, alcohol, grasas, etc., la energía es baja y el decaimiento sólo puede superarse con la vuelta a ciertas prácticas de alimentación más sanas, donde se tengan en cuenta estas dos grandes colaboradoras de nuestra memoria, la concentración, el ánimo y la seguridad personal.
La semana próxima continuaremos con las vitaminas. Espero vuestros comentarios sobre la utilidad de esta información (quizá exhaustiva) para las futuras entregas.
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