¿Eres feliz? Si la respuesta es sí, y sientes esa felicidad con las pequeñas y grandes cosas que vives cada día, seguro que tu organismo es capaz de sintetizar correctamente las vitaminas del grupo B. Y es que cada una de estas vitaminas se encarga de una función, y el conjunto de ellas nos permite sentirnos mejor, más conscientes y transparentes en nuestras propósitos y compromisos. Estas vitaminas nos dejan ver el sol en un día nublado, y confiar en que el cielo relucirá de nuevo. Las vitaminas son el armazón de una vida alegre y vital.

La vitamina que participa en la producción y maduración de los glóbulos rojos de la sangre es la vitamina B9 o vitamina M, más conocida como ácido fólico, que fue descubierta por la investigadora Lucy Wills hacia el año 1931, aunque su síntesis no se realizó hasta pasados más de diez años. Esta gran investigadora detectó la anemia megaloblástica en las mujeres embarazadas. Los fetos de estas mujeres presentaban anomalías, siendo la más destacada la espina bífida (trastorno neurológico que puede provocar que parte de la médula espinal y de las estructuras circundantes se desarrollen por fuera y no por dentro del cuerpo). Wills descubrió que cuando suministraba levadura de cerveza a las enfermas, la anemia desaparecía. Hoy en día se prescribe esta vitamina a todas las mujeres que están en procesos de fertilidad o que ya están embarazadas. En 1941 se comprobó la existencia de vitamina B9 o ácido fólico en las espinacas. La mayoría de las madres conocen el poder de estas hojas para hacer crecer a sus hijos fuertes y sanos.
Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. B9 o Ácido Fólico (85)El ácido fólico o vitamina B9 es imprescindible en todos los procesos de división celular. En el embarazo y crecimiento de los niños sus necesidades están entre 400 y 600 microgramos diarios. Asimismo, esta vitamina participa con la B12 en la síntesis del ADN, o lo que es igual, en la formación del material genético. Su aportación es imprescindible en los primeros meses de gestación, porque es en este tiempo cuando se produce la división y multiplicación de las células. Es en la médula espinal donde el recambio celular es más rápido, y por ello donde más afecta la deficiencia de esta vitamina.
He encontrado gran similitud con este proceso de división celular cuando nos encontramos ante varias posibilidades y la mente se encuentra en un proceso convulso y complejo. Entonces aparece una debilidad general, con dolores en la espalda (localizados en el centro), y cierta sensación de acortamiento (como si nos faltara estatura) que nos exige inspirar en profundidad y estirarnos. La palidez de nuestro rostro nos avisa del exceso de emoción que hay detrás de estos procesos. Conviene resaltar que en todos los momentos de cambio, donde sentimos cierta debilidad personal, es necesario el control de esta vitamina.
La sangre y su equilibrio entre cantidad y calidad es la que mantiene nuestra alegría y diversión ante los esfuerzos. Cuando percibimos una bajada de nuestra motivación y aparece un pequeño desánimo, debemos revisar la alimentación y su cantidad de ácido fólico o B9. Máxime cuando nos encontramos con procesos de transformación radicales, como el paso de la niñez a la juventud o de la etapa escolar a la universidad. También es importante en el inicio de la vida profesional o de la convivencia en pareja. Siempre que la exigencia externa nos obligue a medir nuestro potencial, es aconsejable elevar la cantidad de alimentos ricos en esta vitamina.
El exceso de ácido fólico se expulsa por la orina; ahora bien, nos podemos encontrar con que hayamos eliminado excesivo ácido fólico, o que no sinteticemos la cantidad necesaria, aunque la hayamos ingerido. Las personas de pieles blancas son más propensas a estas pérdidas por la falta de protección del ácido fólico a la exposición de los rayos ultravioleta. Conviene tener en cuenta que esta vitamina se pierde con la exposición al sol o a cámaras solares.
Las sintomatologías que presenta la carencia de B9 o ácido fólico son:
  • Estomatitis (aftas bucales o llagas blancas en las mucosas de la boca que son dolorosas y muy contagiosas).
  • Palidez extrema (que se produce cuando hay un estado emocional intenso).
  • Glositis (inflamación de la lengua, que se presenta lisa y grande).
  • Fatiga (cansancio extremo).
  • Diarrea (alteración en los procesos intestinales).
  • Náuseas (combinadas con una sensación de fragilidad y cansancio).
  • Sensación de acortamiento en la columna vertebral (falta de elasticidad medular).
  • Pérdida de peso (bajadas de peso sin modificar la alimentación).
  • Pérdida de apetito inusual (inapetencia y desgana).
  • Comportamientos extraños (los indicados más arriba).
Los alimentos ricos en ácido fólico o B9 son la levadura de cerveza, las legumbres, las verduras de hoja verde (la espinaca es la más rica), los frutos secos (almendras y nueces), el hígado, el queso, el huevo (es uno de los más ricos en ácido fólico), las frutas, las semillas de girasol, los cereales fortificados para el desayuno (sin azúcar o miel). Es aconsejable variar su aportación en el día, y que en las tres tomas principales haya alguno de estos alimentos.
Recordad que eliminamos el exceso de las vitaminas hidrosolubles, y que por tanto no se conservan en el organismo de un día para otro. Cada día debemos ingerirlas. Primero porque queremos vivir alegres y extender felicidad a nuestro alrededor, y además porque así estaremos mucho más fuertes y equilibrados.
La próxima semana hablaré de la vitamina B12 o cianocobalamina que, junto con el ácido fólico, nos ayuda a vivir sin anemias.
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