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Creando un post interactivo. Hoy el blog es de todos (87)

Tema: Superar el Mártir que llevas dentro

Condiciones: Que escribas. Que leas el comentario anterior. Que respetes lo que ha escrito otro y evites repetir. Que emplees máximo 8 líneas
Sé que no estáis dispuestos a escribir todos, sin embargo os pido que leáis con ilusión lo que otros escriben. Hoy todos tenemos un trabajo intenso que hacer. Quizá escribir sea un poco “martirio” eso ayudará a superar este héroe un poco.
Cada comentario irá conformando el post. Al final del día habréis escrito el post 87 un día 11 de septiembre.
Gracias por vuestra ayuda, por vuestra compañía, por vuestras fotos. Gracias por dejarme trabajar con vosotros, y sobre todo gracias por ser como sois.
(Los comentarios al post se harán el sábado y el domingo)

El Mártir según lo que interpreto, tiene que conocerse muy bien para saber realmente que es lo que quiere, cuáles son sus ideales. Una forma que se me ocurre (algo dramática pero efectiva) es imaginar que estas a punto de morir y pensar en que cosas te hubieran gustado haber luchado por ellas en la vida y poner tus fuerzas. Una vez sabes cuales son tus ideales de verdad, luchar por ellos, entendiendo la lucha como voluntad y firmeza para conseguirlos y no como sacrificio o esfuerzo. Convertirse en el propio gestor comprometido y afrontar la vida con optimismo y positivismo. Pienso que esto podría ser una forma de conseguir el héroe Mártir en positivo. (tzazu)

Pensemos en Aladino y su lámpara maravillosa. Aladino coge la lámpara, le saca el polvo y sale el genio. El genio siempre le dice: ¡Tus deseos son órdenes! Ahora contempla esta metáfora y aplícala a tu vida. Recuerda que Aladino es el que siempre pide lo que quiere. Luego el Universo, que es el genio, le concede aquello que ha pedido: ¡Tus deseos son órdenes! En nuestra vida sucede aquello que de alguna forma hemos deseado. (Juan Carlos)

A veces supero esa parte que me dice que quizás «La idea no es buena», es complicado, pero también cada día se me complica más no dejar de estar feliz con las cosas por las que siento debo de tener voluntad para hacerlas. Este es un camino, un trabajo diario pienso que tras ponerme metas muy pequeña voy entrenándome en conseguir la técnica para poder ir sintiéndome día tras día mas satisfecha con lo que hago, el conocimiento de lo que soy me lleva a tener que ser humilde para aceptar que tengo partes de mí que no me gustan tanto y una de esas partes es la de ser mártir en algunos momentos. (Cler)

Propongo eliminar dentro de nosotros nuestra parte negativa. Aunque esté, no escucharla y en cambio escuchar los buenos sentimientos que también tenemos dentro. En la entrega a nuestros ideales no hacer más de lo que podemos hacer sin quejarnos, y entregarse a fondo, divirtiéndonos. El mártir sacrifica sus placeres, así que en ese sentido le propongo un «permítetelo» (por ejemplo, una comidita sana y rica). De repente empezará estar contento, y desconcertado por estarlo. (Cristi)
¿Qué buscas? En mi y en los demás con diferentes palabras he escuchado «un mundo mejor», también que hay una cierta insatisfacción en la forma de intentarlo en la vida cotidiana. ¿Esa insatisfacción surge por incompatibilidad entre los ideales del entorno y los propios? Si fuese así, la innovación en la gestión de lo imperfecto, lo inmodificable en los compromisos actuales me ayudaría para dar espacio a mis esos ideales dormidos. ¿Surge el mártir por sentir la falta de libertad? (Ra)
Como superación del mártir me quedo con tus palabras Joaquina: «… cuando se erige en salvador gozoso a través de sus valores y además reconoce la felicidad suprema en la entrega de sí mismo y de sus pilares más fundamentales aparecen la generosidad y el amor a sus compromisos desde los más insignificantes a los más trascendentes» Me quedo con la idea de comprometerme con la vida desde el amor y la generosidad para que no haya más 11 dolorosos. Gracias a todos. (Lucía)
Para superar el mártir, a partir de hoy, podríamos fijarnos como meta la entrega a todos y a todo con alegría; el disfrutar de cada instante como si fuera el último; la aceptación de aquello que no podemos cambiar y el cambio de aquello que si podemos cambiar de una manera positiva y creativa, esforzándonos en ser generosos y amables, día a día con todo el mundo, reduciendo nuestros niveles de exigencia. (Rocío)
Pienso que el mejor homenaje que podemos hacer a los mártires a los que les arrebataron la vida y a las víctimas de las numerosas injusticias, es dejar de ser víctimas de nosotros mismos. ¿Hay algo más ilógico que el auto martirio? Para mí la superación del mártir comienza por dejar de mirar mi ombligo y el gran esfuerzo que tengo que hacer para vivir y aprovechar cada segundo, compartiendo lo mejor de mí con los demás. (Otilia)
Interesarte en tomar conciencia de cómo eres, valores, objetivos, crear y realizar un plan de acción, sin juicios ni criticas…, siendo el ingrediente principal hacerlo sin egocentrismo, sino para el bien de un proyecto común, entregando nuestro diamante (ver post 27) a los demás y en todo lo que hacemos, así puede que nos demos cuenta de la trascendencia de nuestras acciones y de su propósito, y que en vez de un esfuerzo sea un auténtico gozo estar en acción. Entonces imagino que lo que ahora creemos un sacrificio se convertirá en una manera de vivir plena cuyo centro sea la entrega. (Mónica M)
Supero al Mártir cuando dejo de perseguir ideales que niegan o subliman una realidad interior que no obstante rechazo, y en vez de ello, la acepto a partir de sintonizar con mis valores, y con lo que realmente puedo dar y vivir en mis experiencias vitales. De esta manera consigo que las motivaciones conecten con principios de autoridad, que me ayudan a ver la realidad, tanto la propia como lo que me piden las situaciones. El resultado es que me acepto, estimulo mi potencial con nuevos retos y me abro a trabajar las áreas de mejora. (Graciela)
Imagínate a una persona tetrapléjica que llora 17 horas al día… ¿Te la imaginas? Esta persona requiere asistencia continua. Ahora déjame que te cuente que no llora por lo que no tiene, lo que podría tener, o lo que sufre… Llora porque sus lagrimas son la única forma que tiene para demostrar AMOR Y GRATITUD hacia los que le quieren y le cuidan cada hora, cada minuto, cada segundo de su vida…Imagínate en su piel, IMAGÍNALE POR UN INSTANTE EN NUESTRA PIEL, y descubre como nuestros sacrificios y esfuerzos se convertirían en su regalo más grande…Si, Joaquina, dando las GRACIAS, ALGO CAMBIA PROFUNDAMENTE, y hasta un mártir podría convertirse en un HERÓE… GRACIAS INFINITAS!!! (Alicia Ahimsa)
Para superar al mártir se me ocurren unas palabras de Joaquina: «Me siento rica de tiempo». Esto significaría que el tiempo tiene mucho valor, y que lo tenemos en abundancia. Percibimos esa abundancia cuando aprovechamos cada instante y gozamos con el. Entonces el tiempo se estira, la tarea se hace totalmente presente y no vivimos la sensación de esfuerzo. Podríamos pensar la frase al comenzar una actividad y ante «ataques» de impaciencia en su desarrollo, pienso que nos puede ayudar a lograr un estado abierto y optimista. (Lola Petit)
Ejercicio de PNL aplicable para la superación del mártir: Editar el día. Siéntate cómodamente, al final del día, en la penumbra de la habitación más silenciosa de tu casa. Haz unas cuantas respiraciones para relajarte y proyecta el día en imágenes delante de ti. Como si tuvieras el celuloide físicamente delante, vas viendo todos los fotogramas que han compuesto tu día. Una vez tengas toda la “película” revisada, selecciona aquellas escenas en las que has sacado al mártir. Con tus dedos como tijeras, vete cortando y eliminando estos fragmentos y empalma la película para que no queden huecos y siga siendo continua. Una vez retirados todos los trozos, revisa de nuevo el día “editado”. Ese ha sido tu día real. (Noj)
Siento que supero un poquito el mártir cada vez que aprendo cosas nuevas y disfruto de ellas, también cuando hago oídos sordos a las voces que me dicen «para qué estudias tanto….» y sigo haciéndolo, sin querer que me reconozcan el esfuerzo. «El ilusionista» es una película recomendada por Joaquina para superar el mártir. (Encarna)
Y el sol nace de nuevo cada día y nosotros también, tenemos todas las posibilidades de ser felices hoy ¿que necesito para responsabilizarme de mi día y hacer las cosas lo mejor que sé?, Dentro de nosotros podemos encontrar la confianza, la alegría, la valentía, la paciencia, o lo que necesitemos y disfrutar de comprobar que somos capaces de entregarnos a nuestros compromisos y dar gracias porque estamos vivos y lo podemos compartir. (Siloé)
Aunque yo piense que sintiéndome mal y con cara de mártir ya estoy haciendo algo, se que no es así, los «debería» no me llevan a salir de mi zona de confort, ni tampoco el silencio que impongo a mi conciencia para evitar escuchar mi propia voz interior que me guía suavemente hacia donde tengo que caminar. Ahora he decidido fijarme en las pequeñas cosas que cada día me hacen feliz y dejar en libertad a mi conciencia, ya que cuando la motivación surge desde ese otro lugar no me supone ningún esfuerzo hacerlo. Gracias por tus preciados regalos en forma de blog. (Meruta)
A la vista de vuestros comentarios y tomando en cuenta las pista que aparecen el post sobre el antihéroe en cuestión, parece que la superación del Anti-Mártir viene por, como dice Cristi , dejar al Vagabundo sus placeres y el egocentrismo, para asumir que te haces mayor y estamos aquí para dar lo mejor que tenemos, como comenta Otilia y Mónica. Y fijarnos una meta para alcanzar nuestros ideales, dando las gracias como nos hace ver Alicia. Gracia a todos. (Iñaki)
Tal vez mi mártir sea un poco vagabundo, pero cuando pienso en los momentos que me han hecho olvidar las dificultades y defender con alegría un ideal me vienen a la mente conversaciones con amigos en las que tratábamos un tema con pasión, pasajes de películas y canciones, o frases de un libro que me han tocado especialmente el alma. Mi propuesta es aferrarnos a esos pequeños-grandes momentos, que hacen que lo que creíamos imposible parezca sólo una cuestión de voluntad. (Guillermo)
Te levantas y creas una imagen de algo o alguien que te haga trascender una existencia plana; es decir le otorgas a tu presencia en el mundo una dimensión espiritual y entonces, te abres al amor hacia algo que ya es grande para ti. Tu corazón se esponja y por un momento sólo oyes el silbido del alma recorriendo tus entrañas y desplazando al mártir  de su escondite en tu cuerpo. Si oyes un ruido diferente, tienes que volver a empezar. (Lels)
Para mí superar el mártir que llevo dentro supondría dejar atrás la pereza que me hace retroceder cuando voy avanzando y todo parece que puede ir bien, conocerme a mí misma, sin pensar sin emitir juicios… ir descubriendo mis «diamantes» y apoyarme en ellos. Todo ello con una mirada hacia delante para que el amor fuera el motor de mis acciones. (Elisa)
Una posible receta para superarlo: 1) perdonar para no quedar anclado en el pasado y perder el empuje, 2) asumir la maduración como un proceso natural, 3) no huir y tomar la responsabilidad de su propia vida, 4) confianza en sí mismo para poner en práctica sus ideales, 5) creatividad y valentía para crear sus propias reglas del juego, 6) voluntad y constancia ante el esfuerzo, 7) esforzarse, no con el objetivo de impresionar al otro, sino para liberarse
Enhorabuena por la iniciativa. (Sara)
A la receta de Sara le añado el pensar sólo en el momento, en este día y dar lo mejor que puedas en ese momento… sin pensar en los futuros peldaños que quedan, sin mirar la escalera que queda delante…Solo un peldaño, el de hoy. (Cristina V)
Salgo de la razón nublada de mártir, confiando en que esto no tiene por qué ser así, agradeciendo el ejemplo de los que me ayudan cada día a ver que es posible el cambio. El siguiente paso es hacerme responsable de que mi ejemplo por pequeño que sea también ayuda a otros. Gracias Joaquina por esta oportunidad (Eva)
Para mí el Mártir se supera con la luz que le damos a todos los que nos rodean, empezando por una palabra dulce, el detalle para con los demás, la humildad, la paciencia al mundo, el ser flexible, existe el color GRIS. Es el HACER el DAR al otro para llenar tu alma. Qué maravilla es la causa y el efecto para el Universo y el Dharma. Comparto con Cristina es el momento. Gracias a todos por ayudarme y darme fuerzas para salir del Mártir. (Esther)
Cuando me reconozca como mártir quiero: Recordar de inmediato ese valor que le da sentido a mi vida. Cambiar cada voz de desaliento por su contraria. Eliminar todo acto que implique esfuerzo o sacrificio. Vivir el gozo, la abundancia y la plenitud que me regala el presente. Disfrutar cada instante como si fuera el último. Contactar momentos de entrega ya vividos que me llenen de fuerza y esperanza. Todo para que mi corazón se esponje y así oír el silbido del alma recorriendo mis entrañas. (Catalina)
Pienso que podemos superar al mártir, amándolo, comprendiéndolo y charlando con él y decirle que él no hace nada, solo mueve viento. Por tanto, vivir el momento presente con agradecimiento. En ese momento no hay mártir, y entonces entra la magia de Aladino y su lámpara maravillosa. GRACIAS (Maite)
El Mártir necesita ver el sacrificio como un acercamiento a lo sagrado, que implica una renuncia por un bien mayor, y que esto requiere esfuerzo, no sufrimiento. El compromiso, la perseverancia, el optimismo y la entrega irán de la mano en el desarrollo de éste valor, concientizándose de que se llega a Dios ó bien a sus ideales, a través del gozo y no del sufrimiento. El Mártir necesita atreverse a ser quien es para caminar hacia una Moral más sólida, dejando atrás su necesidad de reconocimiento por parte de Dios ó de los otros, que su actuar sea una consecuencia de vivir en el amor y no que sus actos estén encaminados a obtener el amor de Dios ó de los demás. (Carola)
Para superar el mártir se necesita poner amor en lo que se aprende de otras personas, cuidando no perder lo que es propio y genuino de cada uno, en mi caso lo pierdo porque quiero que me acepten los demás. ¿Puede ser una ayuda relativizar el esfuerzo y prestar atención a las ventajas que supone el conocimiento y aprendizaje en sí mismo?. Muchas gracias. (Encarna)
Creo que si me dedicase a estar más pendiente de los demás y menos de mi misma sería la mejor forma de superar el mártir que llevo. Esto me ayudaría a no estar quejándome constantemente y darme cuenta de la suerte que tengo de vivir y de poder disfrutar de lo que tengo. Gracias por recordarnos que hoy es 11 de septiembre. (Merche)
Hace poco, le respondí a una persona muy querida para mí, que busco la felicidad porque creo que es posible experimentarla aquí y ahora. Para conseguirlo propongo: activar los valores de voluntad y fidelidad a la idea, compartir con generosidad y vivir lo transcendente en cada instante, en lo pequeño. Sé que «nuestro post de hoy» es un hito importante en el proceso. Gracias a tod@s los blogueros y a ti, Joaquina (Ana B)
Dejo de ser víctima, de ser mártir, cuando acepto que el dolor viene de algo «perdido» que no era mío, cuando acepto el miedo que hay detrás de cada «perdida», y de cada decisión de «sacrificar» en pos de algo. Cuando el miedo me explica cara a cara, una vez aceptado, porque estaba ahí, y es un amigo y una pista para descubrir el miedo más grande de todos. Dicen que el amor es la ausencia de miedo. Y de la mano de nuestra aceptación y de ese amor, uno se siente parte del todo, Y en ese lugar el egocentrismo se difumina y no hay necesidad de sacrificio, sino decisiones libres, Y cada paso es bueno para el siguiente. (Nieves)
Para superar el mártir me centro en mis motivaciones y en la de los demás. 1.- me alegro por poder contribuir a los demás y segundo si cumple mi integridad lo hago. En mi corazón aparece el amor y la entrega, 2.- Si es necesario y no actúo me avergüenzo, me arrepiento y me achico, 3.- Si no es necesario y lo hago es porque me creo más imprescindible de lo que soy y no considero a los demás suficiente. 4.- Si no es necesario y no actúo mi mártir también se alegra ya que se permite ver cómo los demás crecen y se hacen autónomos. Para superar al mártir, en definitiva, valoro la oportunidad de mi intervención y el resultado positivo no sólo para mí sino para los demás. El resto viene solo. (Cristina)
El mártir requiere de dosis importantes de valentía. Valentía, por ejemplo, para asumir responsabilidades, para aceptarse a sí mismo y a los demás, para perdonar… A través de este acto de valentía, en el camino te encuentras la motivación, la alegría, la confirmación de lo que vales y de lo que eres. En definitiva, con valentía se conecta con los valores, y además, se confirman en todo este proceso. Opino, que esto hace cada vez más grandes a las personas y más comprometidas. Aclarar que, al menos es mi caso, es dicha valentía lo que tengo que empezar a practicar en cada decisión que tome, en cada iniciativa, en cada momento de mi vida. Joaquina, te felicito por esta iniciativa de post interactivo. (Gema)
Para mi superar el mártir que llevo dentro supone seguir mi propio camino, evitando las comparaciones con el de los demás y la influencia negativa que éstos puedan tener en el mío.
Ser proactiva, ser responsable de mis actos y asumir el control de una manera activa, intentando evitar en victimismo, y el responsabilizar a los otros de mis fracasos. Fomentar la autoconfianza y no caer en el apego de los resultados. Ser valiente. Cuidar mi cuerpo y mi mente. Vivir cada día con intensidad y con alegría, viendo lo positivo que hay en ella. Y tratar a los otros como me gustaría que me tratasen. Gracias por este post maravilloso. (Pilar Borrero)
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Ejercicio práctico sobre temperamentos (86)

Historia anónima: No estrujes los corazones

Esta historia me la contó un profesor hace muchos años, y pienso que nos ayudará a reflexionar sobre la actitud de un temperamento que es perjudicial para él y para su entorno. La historia dice así:
«Cuando era joven, mi carácter fuerte, impulsivo y explosivo me hacía saltar a la menor provocación. La mayoría de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado, y me esforzaba por consolar a quien había dañado.
Un día mi maestro, quien me vio dando excusas a un compañero después de una explosión de ira, me llevó a un aula, me entregó una hoja de papel lisa y me dijo: “Estrújalo”. Asombrado, obedecí. Lo arrugué e hice con el papel una bola. Luego me dijo: “Ahora déjalo como estaba antes”. Por supuesto, no pude dejarlo como estaba. Por más que lo intenté, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas. El profesor me dijo: “El corazón de las personas es como este papel. La impresión que dejas en ellos será tan difícil de borrar como esas arrugas y pliegues que has hecho en el papel”.
Así aprendí a ser más comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar recuerdo ese papel arrugado. Comprendí que la impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar. Sobre todo cuando lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras.»
Gestionar lo imperfecto de ti mismo. Ejercicio práctico sobre los temperamentos (86)
Ejercicio:
  1. Repasa las cualidades del sanguíneo, flemático, colérico y melancólico, y define qué temperamento muestra el autor de esta historia.
  1. Argumenta por qué es ese, y no otro.
  1. ¿Queda alguna señal cuando la actuación es positiva?
  1. Si la respuesta es sí, ¿qué prueba podrías realizar para mostrar que los actos positivos dejan una huella indeleble?
  1. Recuerda un acto muy negativo de tu vida y analiza si has dejado esa impresión en el corazón de los otros, pero también si ha quedado en el tuyo.
  1. Recuerda el mejor acto que haya acontecido en tu vida y piensa si has dejado esa marca en el corazón del otro, y también en el tuyo.
  1. Estudia tu historia personal y estima qué actos pesan más de los dos.
  1. Decide qué huella quieres dejar hoy en aquellos que conviven contigo y en ti mismo.
Este ejercicio nos lleva a una reflexión profunda sobre nuestras actuaciones. Tratemos hoy con delicadeza y respeto a:
  • Todos nuestros compañeros de profesión
  • Cada uno de nuestros colaboradores
  • Aquellas personas que nos ofrecen sus servicios en los establecimientos públicos
  • A los que nos miran, nos hablan, nos escuchan, nos aman
  • A cada persona que nos elige como guías y a los que nos guían
  • A los que menos nos gustan
  • A todos…
Y cuando lo hayamos aprendido sigamos dejando lisa la hoja de papel todos los días
Gracias
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Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. B9 o Ácido Fólico (85)

¿Eres feliz? Si la respuesta es sí, y sientes esa felicidad con las pequeñas y grandes cosas que vives cada día, seguro que tu organismo es capaz de sintetizar correctamente las vitaminas del grupo B. Y es que cada una de estas vitaminas se encarga de una función, y el conjunto de ellas nos permite sentirnos mejor, más conscientes y transparentes en nuestras propósitos y compromisos. Estas vitaminas nos dejan ver el sol en un día nublado, y confiar en que el cielo relucirá de nuevo. Las vitaminas son el armazón de una vida alegre y vital.

La vitamina que participa en la producción y maduración de los glóbulos rojos de la sangre es la vitamina B9 o vitamina M, más conocida como ácido fólico, que fue descubierta por la investigadora Lucy Wills hacia el año 1931, aunque su síntesis no se realizó hasta pasados más de diez años. Esta gran investigadora detectó la anemia megaloblástica en las mujeres embarazadas. Los fetos de estas mujeres presentaban anomalías, siendo la más destacada la espina bífida (trastorno neurológico que puede provocar que parte de la médula espinal y de las estructuras circundantes se desarrollen por fuera y no por dentro del cuerpo). Wills descubrió que cuando suministraba levadura de cerveza a las enfermas, la anemia desaparecía. Hoy en día se prescribe esta vitamina a todas las mujeres que están en procesos de fertilidad o que ya están embarazadas. En 1941 se comprobó la existencia de vitamina B9 o ácido fólico en las espinacas. La mayoría de las madres conocen el poder de estas hojas para hacer crecer a sus hijos fuertes y sanos.
Alimentación emocional: las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas. B9 o Ácido Fólico (85)El ácido fólico o vitamina B9 es imprescindible en todos los procesos de división celular. En el embarazo y crecimiento de los niños sus necesidades están entre 400 y 600 microgramos diarios. Asimismo, esta vitamina participa con la B12 en la síntesis del ADN, o lo que es igual, en la formación del material genético. Su aportación es imprescindible en los primeros meses de gestación, porque es en este tiempo cuando se produce la división y multiplicación de las células. Es en la médula espinal donde el recambio celular es más rápido, y por ello donde más afecta la deficiencia de esta vitamina.
He encontrado gran similitud con este proceso de división celular cuando nos encontramos ante varias posibilidades y la mente se encuentra en un proceso convulso y complejo. Entonces aparece una debilidad general, con dolores en la espalda (localizados en el centro), y cierta sensación de acortamiento (como si nos faltara estatura) que nos exige inspirar en profundidad y estirarnos. La palidez de nuestro rostro nos avisa del exceso de emoción que hay detrás de estos procesos. Conviene resaltar que en todos los momentos de cambio, donde sentimos cierta debilidad personal, es necesario el control de esta vitamina.
La sangre y su equilibrio entre cantidad y calidad es la que mantiene nuestra alegría y diversión ante los esfuerzos. Cuando percibimos una bajada de nuestra motivación y aparece un pequeño desánimo, debemos revisar la alimentación y su cantidad de ácido fólico o B9. Máxime cuando nos encontramos con procesos de transformación radicales, como el paso de la niñez a la juventud o de la etapa escolar a la universidad. También es importante en el inicio de la vida profesional o de la convivencia en pareja. Siempre que la exigencia externa nos obligue a medir nuestro potencial, es aconsejable elevar la cantidad de alimentos ricos en esta vitamina.
El exceso de ácido fólico se expulsa por la orina; ahora bien, nos podemos encontrar con que hayamos eliminado excesivo ácido fólico, o que no sinteticemos la cantidad necesaria, aunque la hayamos ingerido. Las personas de pieles blancas son más propensas a estas pérdidas por la falta de protección del ácido fólico a la exposición de los rayos ultravioleta. Conviene tener en cuenta que esta vitamina se pierde con la exposición al sol o a cámaras solares.
Las sintomatologías que presenta la carencia de B9 o ácido fólico son:
  • Estomatitis (aftas bucales o llagas blancas en las mucosas de la boca que son dolorosas y muy contagiosas).
  • Palidez extrema (que se produce cuando hay un estado emocional intenso).
  • Glositis (inflamación de la lengua, que se presenta lisa y grande).
  • Fatiga (cansancio extremo).
  • Diarrea (alteración en los procesos intestinales).
  • Náuseas (combinadas con una sensación de fragilidad y cansancio).
  • Sensación de acortamiento en la columna vertebral (falta de elasticidad medular).
  • Pérdida de peso (bajadas de peso sin modificar la alimentación).
  • Pérdida de apetito inusual (inapetencia y desgana).
  • Comportamientos extraños (los indicados más arriba).
Los alimentos ricos en ácido fólico o B9 son la levadura de cerveza, las legumbres, las verduras de hoja verde (la espinaca es la más rica), los frutos secos (almendras y nueces), el hígado, el queso, el huevo (es uno de los más ricos en ácido fólico), las frutas, las semillas de girasol, los cereales fortificados para el desayuno (sin azúcar o miel). Es aconsejable variar su aportación en el día, y que en las tres tomas principales haya alguno de estos alimentos.
Recordad que eliminamos el exceso de las vitaminas hidrosolubles, y que por tanto no se conservan en el organismo de un día para otro. Cada día debemos ingerirlas. Primero porque queremos vivir alegres y extender felicidad a nuestro alrededor, y además porque así estaremos mucho más fuertes y equilibrados.
La próxima semana hablaré de la vitamina B12 o cianocobalamina que, junto con el ácido fólico, nos ayuda a vivir sin anemias.
No olvidéis que los comentarios hacen que este blog tenga mucho más sentido y que estemos más cerca.

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Pereza (84)

Cuando a Don Miguel de Unamuno le preguntaron a qué religión pertenecía, contestó: «Porque yo, Miguel de Unamuno, como cualquier otro hombre que aspire a conciencia plena, soy una especie única. «No hay enfermedades, sino enfermos», suelen decir algunos médicos, y yo digo que no hay opiniones, sino opinantes»

Pienso que para hablar de este “pecado capital”, hay que situarse en el lugar de opinante, cuidando mucho la aproximación a un tema tan sensible. Máxime cuando se cree, como es mi caso, que todos estamos afectados, de alguna manera, por este “mal”. Decía el propio Unamuno: «La pereza, se dice, es la madre de todos los vicios, y la pereza, en efecto engendra los dos vicios; la envidia y la avaricia, que son a su vez, fuente de todos los demás vicios».
Estando bastante de acuerdo con Don Miguel, pienso sin embargo que es importante definir cuándo la pereza es pereza y cuándo es el resultado de una dificultad personal no resuelta y originaria de la infancia o de otras vivencias limitantes. Estimo que hay casos y casos de pereza, y es conveniente hablar de ellos e intentar diferenciarlos.
Fernando Savater en su libro Los siete pecados capitales, en la parte dedicada a la pereza, dice que «en ningún caso debe confundirse la pereza con ocio. El ocio, ese tiempo que no se dedica a lo laboral, puede ser rico en otras experiencias. La pereza en cambio es inactividad y falta de motivación».
Este autor nos abre la puerta a otra perspectiva sobre este asunto. ¿Es la pereza un vicio que sólo debemos contemplar en relación a trabajar? Considero que la pereza va mucho más allá de si estamos trabajando con devengo económico o no. Durante el estudio, en las labores cotidianas, al madrugar, caminar, o en cualquier otra función, aparece la desmotivación o el descuido. Se produce al disfrutar de uno mismo, de la higiene, de la vida, en cualquier momento la flojera es una garra fría que corta las alas al perezoso y le arrincona en el desánimo.
La pereza (84)
El ocioso busca entretenimiento alejado de sus obligaciones, o distrae su atención de lo importante con evasiones en el tiempo de labor. Otra cosa diferente es lo que llamamos ocio. En él están contenidas todas las acciones, que siendo activas no son lucrativas. Podemos decir que un ocioso es aquel que deja de hacer lo que debe, en el tiempo que se lo propone, mientras que el ocio son actividades que uno decide libre de cualquier imposición ajena al propio deseo.
La R.A.E. dice de la pereza que es: «Negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados; y flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos». Uniendo estos comentarios y acepciones me confirmo en la creencia de que todos contenemos alguna partícula de pereza; bien sea hacia el movimiento en sí mismo (cuando estamos haciendo algo), o hacia aquello que consideramos un deber. Ahora bien ¿es causa o efecto? ¿Somos perezosos porque es inherente a nosotros, o detrás de la indolencia se esconde una razón que deberíamos estudiar? ¿Habría que buscar soluciones al origen de este problema, que en muchos casos afecta a lo social?
Dicen algunos autores que la pereza surge de una paralización de la voluntad y el consiguiente bloqueo de la acción. Si la falta de voluntad fuera el eje de la cuestión, cabe preguntarse si la baja autoestima es uno de los focos del problema. Si unimos la baja autoestima a la ausencia de voluntad, el resultado es una anulación de poder que reduce el movimiento activo de la persona. En este caso, la pereza es inherente al «no puedo y por ello cejo en el intento».
Detrás de algunos “vagos” hay muchas acusaciones de «tú no puedes», «tú no eres capaz». También de protección y excesivo celo, con claro menoscabo a los intentos de autoafirmación. Algunas tentativas de independencia acabaron en: «para qué lo voy a intentar si luego no vale». Escenarios, todos ellos, que esconden mellas en la autoconfianza; mellas que han desembocado en un sentimiento de impotencia o pseudopereza.
La complejidad en la que nos debatimos nos va conduciendo a experiencias múltiples, donde conviven los deseos con las frustraciones, los éxitos con los fracasos. Y si bien algunos adquirimos habilidades de gestión emocional, otros, por el contrario, lidiamos con las luces y las sombras de múltiples sentimientos, desembocando en un desbordamiento que nos sume en la apatía. Entonces se nos tilda de perezosos.
No quisiera parecer benevolente con mi pereza, pues no lo soy. Para mí la pereza no es buena. Lo que deseo es recorrer todos sus vericuetos, pues algunos de ellos esconden actitudes indolentes y ociosas cuya raíz está muy lejos de ser un vicio, y muy cerca de ser una impotencia vital.
Un buen ejemplo de esto último es la lasitud que aparece después de una comida copiosa, que nos ralentiza y aletarga la mente y el cuerpo. Este estado nos conduce a dormitar y nos convierte en holgazanes durante un buen rato.
También podemos meter en este bloque las alergias (la primaveral es la más conocida), Los alérgicos sufren de lentitud en sus reflejos además de sentirse torpes mentalmente. Durante la jornada, tienen crisis de inactividad y desmotivación, que en ocasiones son valoradas como pereza.
William Cowper decía: «Una persona perezosa es un reloj sin agujas, siendo inútil tanto si anda como si está parado». Pienso que hay muy pocas personas sin agujas, y sin embargo hay muchas otras que se sienten inútiles y paradas por un yo interno que las detiene y anula.
La próxima semana seguiré hablando de la pereza en los niños. Al igual que en los adultos, detrás de la pereza infantil hay sentimientos de inferioridad, complejos, malas prácticas educativas u ocultación de verdaderos problemas.
Video musical recomendado:
La pereza (84)
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El valor del anillo. Una revisión de nuestro valor personal (83)

Un día un joven se acercó a un maestro y le dijo: «Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo deseos de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar?, ¿qué puedo hacer para que me valoren más?».
El maestro, sin mirarlo, le dijo: «Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi problema. Quizá después». Y haciendo una pausa, agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez, y después tal vez te pueda ayudar».
«Eeeencantado maestro», titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
«Bien», continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda, y dándoselo al muchacho añadió:
«Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas».
El valor del anillo. Una revisión de nuestro valor personal (83)El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.
Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro algunos reían, otros le giraban la cara, y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaban con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener la moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación para así poder recibir, al fin, su consejo y ayuda.
Entró en la habitación y dijo: «Maestro, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto al verdadero valor del anillo».
«Eso que has dicho es muy importante, joven amigo», contestó sonriente el maestro. «Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con el anillo.»
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó, y luego le dijo al chico: «Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más que cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo».
«¡Cincuenta y ocho monedas!», exclamó el joven.
«Sí, replicó el joyero. «Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente…»
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
«Siéntate», dijo el maestro después de escucharlo. «Tú eres como el anillo, una joya valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?»
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.
Ejercicio
  • En el caso del joven, necesita que los otros reconozcan sus cualidades para confiar en sí mismo. ¿Estás en su misma situación, necesitas que los demás te estimen en lo que vales?
  • El joven es capaz de olvidarse de sus intenciones para ayudar y colaborar con el anciano. ¿Es esta una de tus cualidades?
  • El joven respeta las indicaciones que recibe, a pesar de que parecen contradictorias. ¿Obedeces las decisiones de tus superiores (jefes, profesores, maestros, padres)?, ¿aunque pienses que están equivocados?
  • El joven intentó vender el anillo a más de cien personas, a pesar de que algunas se reían de él. ¿Mantendrías tu voluntad una y otra vez aunque no tuvieras éxito en cada intento?
  • Es posible que tú valgas muchas monedas de oro. No obstante es importante que recuerdes que para confiar en ti mismo es imprescindible:
  1. Reconocer quien eres y qué puedes llegar a hacer (tu valor)
  2. Aceptar la autoridad de aquellos que te dirigen sin olvidarte del respeto a ti mismo (la autoridad tuya y de los otros)
  3. Si tienes dudas sobre “tu valor” acude a un «joyero de hombres» para conocer de verdad cuál es tu valor y el que podrías llegar a tener. Este conocimiento te permitirá vivir tus motivaciones, más profundas y ciertas, con total intensidad.
  4. Cuando averigües ese valor ponle en activo y entrégalo para que eleve su potencial, infinitamente, cada día
  • La confianza en uno mismo crece cuando se vive dentro de los valores personales y se comparten sin límites. ¿Conoces los tuyos? ¿los compartes?
Seguiremos en algún momento con algún ejercicio para afianzar nuestro  autoconocimiento.
Ahora sólo queda que nos apoyes haciendo de este blog tu amigo interactivo. ¿Te parece?

Video musical de Loreena McKennitt recomendado:

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antihéroe el Mártir (82)

Dentro de la categoría Camino Trascendente (post 16, 20, 29 y 35), retomamos a nuestros héroes en el personaje del Mártir, porque cuando volvemos a casa después de unas largas vacaciones estivales este antihéroe nos nubla la razón, nos posee y nos anula la conciencia del esfuerzo y la responsabilidad.

Para este antihéroe el Camino Trascendente resulta un recorrido lento y tortuoso. Cuando parece que ya ha superado todos los obstáculos surge el siguiente, aún más pesado y cansino. En cada pendiente sinuosa (el horizonte le está velado) se detiene a retomar fuerzas. Entre tanto, el empeño pierde fuerza, y fragiliza su anhelo recreándose en la queja y en su pasado. El éxito de la hazaña anterior va quedando lejos y, con sus ansias mermadas, decae. Le parece que la asignatura vital es inalcanzable, y entonces flaquea.
El Mártir surge cuando el Vagabundo ha superado todas las pruebas y aligera su mochila eliminando lo superfluo. Ha reemplazado el principio del placer por el de realidad, y se inicia en la diversidad como un bien. Cuando el Vagabundo soluciona el enfrentamiento que tiene entre amor y autonomía, se convence de que debe sacrificar partes esenciales de su yo para ser aceptado, y entonces surge poderoso el Mártir, a quien teme. Este nuevo héroe, que se muestra responsable, concienzudo, consciente, generoso y hábil gestor de sus motivaciones, le inquieta. No obstante, le seduce por su impacto social y como un atractivo símbolo de ética y moral.
Mi antihéroe: El Mártir (82)Nuestro héroe ha caído en la trampa de la responsabilidad, y se encuentra atemorizado ante un cambio de perspectiva tan radical. Los amigos se permutan por saturación de tareas, que casi siempre son contrarias a sus deseos. Ha llegado el tiempo de crecer, y la mayor dificultad para ello es el esfuerzo que le requiere. Atrás han quedado los días del Huérfano y del Vagabundo. La ventura es un miserable camino que le recuerda el sacrificio como pago al amor de los mayores. Siente que ha sido engañado, y ahora nada ni nadie le permite escapar. En el camino de la transformación, el Mártir se convierte en víctima de su propio proceso, y busca la salvación en la huida, lo que le conduce al antihéroe.
El objetivo que se ha marcado es hacerse perdonar por su tiempo de vagabundeo, y aunque ya trascendió al Vagabundo, ahora considera que la expiación es la única forma de redención. Por delante tiene la conciencia de sí mismo, hecho que le abruma y le sobrecoge. Los ideales que recogió en sus últimos días de Vagabundo le atenazan y se enfrenta a grandes hazañas, para las que aún se siente torpe. El mundo le parece una telaraña donde los pequeños son engullidos por los poderosos, y él se experimenta como un enano incapaz de elevarse por encima de sus ideales. Cree que jamás podrá ser el salvador de tanto dolor y tanta lucha. Aunque le guía un impulso poderoso que le impide retroceder, el camino al frente le oprime.
El Mártir realmente quiere huir de la cruzada que la vida y él mismo se ha marcado. Anhela esconderse de nuevo en su grupo de amigos, al que añora, y algo interno le subyuga, sin dejarle retornar a su espacio más íntimo. La diversión ya no existe, sólo el estudio o el trabajo, las grandes misiones por realizar. Qué congoja y cuánta angustia para tan incipiente héroe.
La vida es una miserable andadura de dolor, en el que se encuentra perseguido por las obligaciones, y la madurez le aterra como un mal general al que no quiere estar sujeto. La felicidad así entendida, como un cúmulo de compromisos donde se conjuga el esfuerzo con más y más esfuerzo, no la comparte. Simplemente se somete y sufre.
Su martirio particular le recuerda a historias antiquísimas donde los héroes morían por sus ideales. Se debate contra las connotaciones religiosas de la cultura occidental, en las que el sacrificio es el sentido válido de la vida.
Nuestro antihéroe cree que a Dios (si es creyente) o a su ideal (si no lo es) le complace el sacrificio, y cuando no está dispuesto a vivirlo, ataca a Dios o a su ideario como a un padre castigador y poco amoroso. No está preparado para glorificar el sacrificio como la única forma de realización posible. Considera que algunos grupos glorifican el sacrificio porque les ha tocado en suerte hacerlo una y otra vez con exclusión de su propio crecimiento en otras áreas. No es el sacrificio por algo o alguien, sino el sufrimiento mismo lo que le impregna, especialmente si es por amor.
Este antihéroe abomina de creer que hay que ganar la liberación sufriendo y trabajando duramente. Lo que anhela es disfrutar del amor y de la estima. Sus esfuerzos son una máscara para conseguir aquello que necesita tan desesperadamente.
El Mártir está sacrificando partes de sí mismo en una tentativa cruenta por obtener reconocimiento por parte de las divinidades o principios trascendentes en los que tiene fe, y también por todos aquellos a los que tiene en gran consideración. Es esencial que los demás sigan las mismas reglas que él ha adoptado, porque no puede llegar a creer que su inmolación verdaderamente funcione a menos que el mismo sistema funcione para otros. Su furia está dirigida contra aquellos que desprecian las reglas y aun así parecen florecer. Y se ocupa especialmente de que no prosperen por mucho tiempo.
El Mártir desarrolla una moralina superflua mientras se refugia de la mirada de los demás, consumido por la envidia hacia aquellos que disfrutan de los placeres y la cómoda y deleitable vida. Los Mártires pueden ocultarse tras esta careta de ser buenos y generosos como una manera de evitar emprender su viaje, descubrir quiénes son o adoptar una posición firme ante sus ideales.
Todo ello viene dado porque este antihéroe piensa que hay escasas alternativas al sacrificio. Cree que la felicidad es un cúmulo de costosos empeños. El antimártir ha tornado la penuria en un fin en sí mismo, cuando debería ser un medio para llegar a la trascendencia, por lo tanto no contribuye en nada a mejorar el mundo. Por el contrario, generalmente agrega más dolor, pues sólo es capaz de ver los males de la sociedad.
Todo este «holocausto» a veces es una fantasía para no evidenciar su cobardía y el miedo a enfrentarse abiertamente al poder de los dirigentes y gerentes de las labores comprometidas y duras a las que se siente esclavizado.
Cuando el Mártir resuelve su enfrentamiento entre sacrificio y responsabilidad, cuando se erige en salvador gozoso a través de sus valores, y además reconoce la felicidad suprema en la entrega de sí mismo y de sus pilares más fundamentales, aparecen la generosidad y el amor a sus compromisos, desde los más insignificantes a los más trascendentales.
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Cuestión de perspectiva. Dos temperamentos (81)

Alguien me contó esta historia:

A mediados del siglo XX una importante industria de calzado desarrolló un proyecto para exportar zapatos a la India. La gerencia de la empresa envió a sus dos mejores consultores a puntos diferentes de la India para hacer las primeras observaciones del potencial de compra de aquel futuro mercado.
Después de algunos días de investigación, uno de los consultores remitió el siguiente fax a la gerencia de la industria:
«Señores, cancelen el proyecto de exportación de zapatos para la India. Aquí nadie usa zapatos.»
Sin conocer la existencia de este fax, algunos días después el segundo consultor mandó el siguiente mensaje:
«Señores, tripliquen el proyecto de exportación de zapatos para la India. Aquí todavía nadie usa zapatos.»
La misma situación puede ser una gran oportunidad para unos y un enorme desastre para otros. Cabe aprender quiénes somos y cómo nos comportamos para optimizar nuestras acciones, y el efecto que las mismas tienen en el entorno en el que nos movemos.
Para ayudarnos, en este conocimiento y aprendizaje personal, vamos a analizar esta situación, que tiene varias lecturas, desde la perspectiva de los temperamentos, con el fin de agilizar nuestra mente en la detección de qué temperamento poseemos y qué debemos potenciar:
  1. Qué tipo de temperamento es el primero, es decir, el que decide que no hay posibilidades en la India
  2. Cuál sería el temperamento segundo, a saber: el que ve todas las oportunidades en que no haya calzado
  3. Enumera y compara las características de cada temperamento para esta situación concreta
  4. En tu caso, ¿cuál de las dos decisiones hubieras tomado? Para confirmar que es real, compáralo con situaciones parecidas de tu pasado
  5. ¿Estás conforme en cómo tomas decisiones?
  6. ¿Piensas que podrías unir ambas posiciones y encontrar una decisión intermedia?
En breve revisaremos las debilidades de todos los temperamentos para detectar nuestros puntos de inflexión. Después de las vacaciones estivales suelen aparecer algunas “dificultades” que conviene prevenir.
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Alimentación emocional. Las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas (80)

En el grupo de vitaminas hidrosolubles (necesitan para su absorción un medio acuoso), de las que ya hablamos en el post anterior (75), se encuentran los mayores aliados para potenciar nuestro sistema nervioso y nuestro equilibrio emocional. Estas vitaminas, que se distribuyen por el cuerpo a través de los líquidos intra y extra celulares, han sido descubiertas en los dos últimos siglos y de una manera más científica en el siglo XX mediante los reflejos fisiológicos que la carencia de ellas evidenciaba en el cuerpo. En la actualidad, las personas que llevamos una vida activa normal difícilmente mostramos una insuficiencia tan agresiva como en el pasado; sin embargo, hay desajustes emocionales que desaparecerían si fuéramos un poco, sólo un poco, más cuidadosos con la aportación diaria de estas microsustancias del grupo B.

Pretendemos ampliar la información sobre sus cualidades y los efectos positivos en nuestra capacidad adaptativa y emotiva, pues consideramos que son importantes y necesarias para el agotamiento tan típico del final del periodo vacacional, periodo que suele ir acompañado por una ligera depresión postvacacional. En muchos casos, este pequeño bache anímico se resuelve con la vuelta a las buenas costumbres y con la incorporación de alimentos ricos en este grupo vitamínico. Hoy revisaremos las vitaminas B1 y B2 .
Alimentación emocional. Las vitaminas. Aprender y ser felices depende de ellas (80)
La vitamina B1, llamada también Tiamina, se descubrió en el año 1910 en Japón en la observación de colectivos que ingerían el arroz descascarillado, quienes presentaban un agotamiento físico extremo, rigidez muscular y cierta inestabilidad al caminar (síntomas graves de la escasez de B1). Fue en 1935 cuando se conoció su composición química exacta y se sintetizó en laboratorio. Se han obtenido ciertos resultados positivos en el empleo de esta vitamina para diabéticos afectados de problemas de riñón y vista. Este descubrimiento es muy reciente y son pocos los datos que pueden confirmar su utilidad. No obstante, podemos afirmar que existe un cambio de actitud personal cuando se aplica a cualquier desequilibrio de azúcares la Tiamina. Una mejoría en el cansancio, mejor tono muscular y, ante todo, un mayor optimismo.
El papel más importante de esta vitamina está en la transformación de los carbohidratos en energía, permitiendo que el organismo mantenga un equilibrio entre el desgaste y recuperación de la energía ante la actividad diaria. Un síntoma claro de su carencia es el cansancio y la atonía muscular. A nivel emocional, su escasez provoca el pesimismo y la inadaptación al esfuerzo, con una tendencia a la queja y al carácter poco activo. Este estado induce a la persona a buscar con ansiedad dulces y alimentos azucarados, así como bebidas alcohólicas que provocan un efecto placebo de remontada energética con una posterior caída. Uno de los enemigos de esta vitamina es el alcohol y los alimentos refinados que deterioran su absorción (helados, dulces, comidas rápidas, etc.).
Cuando estemos bajos de Tiamina presentaremos cuadros de depresión, inapetencia, baja actividad, desmotivación, falta de apetito hasta llegar a la anorexia, la irritabilidad propia de una postración inusual, fatiga, falta de memoria, reducida concentración, una sensación de torpeza mental, palpitaciones del corazón. Todos estos síntomas son propios de una ausencia de Tiamina durante periodos largos por una deficiente distribución alimentaria diaria de vitamina B1.
Los alimentos con mayor aporte de Tiamina son: la levadura de cerveza, el salvado de trigo, las legumbres, los copos de avena o de centeno, el pan de centeno (el negro alemán, sin trigo), los piñones, las nueces, las castañas, las carnes magras (cerdo), los pescados, los granos secos y la semilla de soja. Uno de los mayores contenedores de esta vitamina es el salvado de arroz o arroz con cáscara (arroz salvaje). Hay que tener en cuenta que anula la B1 el café excesivo (tomar uno sólo al día) y el alcohol en dosis altas. Con el agua en cocción, la cantidad de esta vitamina se reduce en un 20%.
La buena energía, el buen humor, el estado positivo ante los retos, la memoria, la concentración y una rápida actividad mental son factores que nos avisan de que estamos bien alimentados de vitamina B1. Recordad que las vitaminas hidrosolubles no se conservan en el organismo y que se eliminan vía urinaria.
La vitamina B2, llamada también riboflavina, aparece en la historia médica allá por el siglo XIX a través de un pigmento amarillo encontrado en la leche al que se le dio cierta relevancia como promotor del desarrollo infantil. No obstante, hasta pasado 1932 no se definen sus características biológicas, gracias al aislamiento de una enzima de la levadura, enzima que ayuda en la actividad respiratoria intracelular. Uno de sus valores más destacados es su capacidad para oxigenar, que permite la integridad de las mucosas, la piel, las uñas, el cabello y, sobre todo, la córnea. La riboflavina es vital para una buena visión.
Al igual que la Tiamina, esta vitamina juega un papel primordial en el metabolismo energético. Cuando hay una tendencia a ingerir alta concentración de calorías, es necesaria una aportación mayor de riboflavina si se quiere mantener la actividad y rendir eficazmente. Su escasez origina cansancio mental y somnolencia digestiva.
Dentro de las secuelas emocionales que produce el deficiente nivel de B2 está el ahogo emocional, esa sensación vital de falta de aire que se focaliza en el cuello y en el pecho por una sequedad de todas las mucosas. Después de una crisis emocional por falta de esta vitamina aparecen heridas en la boca y en las comisuras en los labios, debilidad ocular (sensación de nublado) y enrojecimiento de los ojos. Cuando se equilibra su presencia en el organismo, se produce una desintoxicación que humedece las mucosas y alivia el estrés emocional.
Además de la deficiente aportación en la alimentación, hay otros factores que reducen los niveles de la vitamina B2, tales como el alcoholismo, alteración de la tiroides (en este caso podremos detectarlo por una sequedad en la piel muy generalizada), excesiva actividad física (los deportistas necesitan dosis superiores), enfermedades infecciosas con fiebres elevadas, exposición excesiva al sol y elevadas temperaturas. En estos casos, no es suficiente cuidar la alimentación, sino que será necesario eliminar también hábitos como el alcohol o las drogas. Se debe cuidar también la exposición ante los rayos ultravioleta (de la persona y de los alimentos), y la medicación a base de estrógenos.
Los alimentos ricos en esta vitamina son: la levadura de cerveza, el suero de la leche, los quesos de cabra y oveja, la leche, la soja, los vegetales verdes (estos pierden muchas de sus propiedades con la cocción y la exposición a la luz). Los cereales son menos cuantiosos en esta vitamina, si bien ayudan a fijar otras junto con la riboflavina.
Quisiéramos puntualizar la importancia de ambas vitaminas para el equilibrio energético. Después de largos periodos de descanso, donde se han cambiado costumbres e introducido reglas menos activas mentalmente y con alto contenido de ocio deportivo, así como una alimentación más rica en azúcares, alcohol, grasas, etc., la energía es baja y el decaimiento sólo puede superarse con la vuelta a ciertas prácticas de alimentación más sanas, donde se tengan en cuenta estas dos grandes colaboradoras de nuestra memoria, la concentración, el ánimo y la seguridad personal.
La semana próxima continuaremos con las vitaminas. Espero vuestros comentarios sobre la utilidad de esta información (quizá exhaustiva) para las futuras entregas.
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Escucha activa. Primer paso para la obediencia (79)

Seguimos nuestro post sobre la escucha activa que estuvimos desarrollando en el Post 074 (si estás abriendo el blog por primera vez, te pido que leas el anterior).

Todos los datos que aportamos a continuación son válidos para niños y adultos. Podemos detectar nuestra capacidad de escuchar activamente a través de la información que sigue:
Vamos a precisar algunos de los pasos imprescindibles para que se produzca una escucha activa que promueva la obediencia:
1.Que se oigan bien los sonidos. Cuidar la distancia y comprobar audición
2.Que se inicie el entendimiento. Para ello, deben separarse las diferentes palabras y sus posibles significados.
3.Que se distingan los conceptos que el emisor intenta trasmitir. Esto es: de qué habla y por qué.
4.Que se compruebe si se ha comprendido el mensaje reformulando lo que uno ha entendido y extrayendo conclusiones sobre las diferencias.
5.Que se repita el mensaje y se defina el resultado del mismo. O lo que es lo mismo: que se averigüe qué acción lleva implícita.
La escucha activa. El primer paso para lograr la obediencia (79)
Por supuesto, hay que tener en cuenta la importancia de diferenciar las edades. Cuanto más pequeño es un niño, menores son sus recursos para el discernimiento de los comunicados. Algunos padres estiman los conocimientos de sus hijos muy por encima de su realidad. Los pequeños pueden repetir palabras y conceptos agrupados que han oído a los mayores, pero que para ellos no tienen ningún significado. Para comprobar esto, se le puede pedir que aplique lo que ha dicho a un caso práctico.
Es imprescindible preservar ciertos aspectos para que se produzca una escucha activa entre el niño y el adulto o entre cualquier grupo de personas:
1.Que el léxico sea apropiado y entendible
2.Valorar los aspectos emocionales como la voz, el timbre, el ritmo, la proximidad afectiva… (es muy negativo emplear vocablos o tonos autoritarios).
3.Coherencia entre la comunicación oral y no verbal. En ningún caso se debe impostar la voz o los gestos.
4.Que el oyente parafrasee lo que le se le ha dicho (hay que pedirle que lo repita como si se lo estuviera diciendo a un hermano, a un amigo, etc.).
5.Pedirle que explique qué va a hacer, cómo y para qué con lo que ha escuchado. Es decir: que clarifique su plan de acción.
En cualquiera de estos pasos el ordenante no puede darse por entendido, ni ayudar a discernir al otro. Es este únicamente el que necesita comprobar que ha interpretado debidamente todo el mandato. Sólo así podrá obedecer, que en suma es lo que se busca. Todo lo anterior tiene sentido si se da una orden y se revisan los resultados antes de formular cualquier otra consigna.
El oyente avisará de que no está escuchando a través de los siguientes comportamientos:
Se distrae. Notas en sus ojos que está ausente y que hay un excesivo movimiento. Para escuchar es imprescindible el silencio corporal.
No vale pedirle atención, hay que promoverla a través de reconocer lo que está haciendo o valorarle en sus éxitos.
Recordar que la capacidad de atender de las personas es muy limitada (la de los niños aún más) Cuando se cansan buscan apoyos con el exterior
La persona atiende a otras cosas y juega con ellas.
Intenta irse a otro lugar.
Activaremos la escucha de los niños y los jóvenes si somos capaces de:
Ponernos en su piel (sobre todo con los jóvenes).
Reforzamos los éxitos que han tenido en ocasiones anteriores, rememorando hechos concretos.
Estipulamos contratos para que vea que es una situación en la que estamos comprometidos todos.
Les respetamos y en ningún caso los comparamos con otros  (y mucho menos con hermanos o familiares muy directos).
Suprimimos las generalizaciones. Que sepa de una manera concreta de qué se le está hablando.
Abraham Maslow, en su libro Hacia una psicología del ser, define a una persona sana como aquella que es autónoma, libre y capaz de escuchar y mostrar su singularidad en sus respuestas. Si además aprecia las situaciones de comunicación en toda su complejidad y se enriquece con las reacciones intelectuales y emocionales de los demás, su conocimiento se incrementará y será capaz de disfrutar de lo que Maslow llama «experiencias cumbre». Estas son experiencias que se producen en el habla y en la escucha, y que nos hacen más flexibles. La flexibilidad es una virtud que consideramos prioritaria para ejercer la autoridad y conseguir una obediencia participativa y en ningún caso claudicante.
Aunque el éxito de todo proceso de escucha y posterior obediencia depende tanto del emisor como del receptor, cuando queremos lograr que los niños nos obedezcan debemos recordar que lo que busca el adulto no estimula el interés del menor. Si los adultos realizamos un profundo trabajo de transformación en nuestro modo de emitir mensajes, se obtendrá un mayor beneficio que esperamos que esté siempre a disposición de apoyar y ayudar a que nuestros hijos logren estas experiencias cumbre.
Ahora, una vez potenciada la escucha activa podremos comprobar que la obediencia se produce de un modo natural, a la vez que se propicia una mejor relación entre todos. El cambio de actitud favorece las relaciones interpersonales entre personas de cualquier edad.
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Aprender del águila. Dejar hábitos atrás cuando se inicia el nuevo curso (78)

Entre las aves, el águila es la que vive más tiempo: cerca de 70 años. Pero para alcanzar esa edad debe tomar una difícil decisión: nacer de nuevo.
Aprender del águila. Dejar hábitos atrás cuando se inicia el nuevo curso (78)A los 40 años sus uñas se encogen y se ablandan, dificultándole agarrar presas con las que alimentarse. El pico alargado y puntiagudo se encorva. Las alas envejecidas y pesadas se le doblan sobre el pecho impidiéndole emprender vuelos ágiles y veloces.
En ese momento le quedan al águila dos alternativas: morir o pasar por una dura prueba a lo largo de 150 días. Esta prueba consiste en volar a la cumbre de una montaña y buscar abrigo en un nicho cavado en la peña. Allí golpea el pico viejo contra la piedra hasta quebrarlo, y espera hasta que le crezca el nuevo. Con este pico nuevo se arranca las uñas, y cuando le vuelven a crecer, el águila se deshace de las plumas viejas. Después de cinco meses, con el plumaje renovado, arranca a volar, decidida a vivir otros 30 años.
A lo largo de la existencia, la posibilidad de sobrevivir y de no caer en la mediocridad depende muchas veces de imitar el ejemplo del águila. El que se entrega abatido al peso del sufrimiento y de las dificultades, tiende a abreviar sus días o a vivir en una rutina del sinsentido.
Muchos de nosotros, llegados los 40, hemos sentido una llamada a dejar cosas, cambiar de vida, de trabajo, de profesión. Surgió como un revuelo interior intenso que no siempre acabó como hubiéramos deseado. Nos cuestionamos la pareja cuando la crisis era profesional, o por el contrario dudamos de nuestra profesión cuando necesitábamos una “puesta a punto” de nuestra vida familiar. Para algunos, ambas, la carrera y la familia han quedado perjudicadas. Ahora, con una mirada retrospectiva nos debatimos entre el dolor y los remordimientos.
Ejercicio:
Este ejercicio es magnífico después de nuestro tiempo vacacional. Septiembre nos abre sus puertas a un nuevo año, un nuevo “curso escolar” dentro de nuestra vida profesional y personal, en el que quizá sea imprescindible dejar atrás algunas cosas que el “curso anterior” ya nos parecían un lastre. Las del águila han quedado muy claras: las que tiene para comer, para apresar, para volar. En tu caso, mira qué debes acometer y decide tu proceso de cambio. Quizá no necesites ni los 150 días del águila.
  • Lee detenidamente la historia y analiza el simbolismo de la vida del águila con tu vida.
  • Observa que todo lo que has vivido hasta ahora ya no te sirve. El cambio parece inevitable, y sin embargo te asusta y te dejas llevar por lo conocido y fácil. En ese momento, tu vida se está agotando, como la del águila
  • Para renacer y convertirte en una persona nueva debes crear sinapsis diferentes en tu cerebro. Convertir tu manera de pensar, sentir y hacer en otra cosa por completo distinta.
  • Haz una lista de las cosas que están afectadas en tu vida personal y otra en la vida profesional
  • Decide qué puedes cambiar y qué no, de cada una de las listas. Hay situaciones que son intocables, o que intervenir sobre ellas no nos permitirían el cambio
  • Al igual que el águila debes buscar un lugar de retiro para encontrarte, y decidir cómo llevar a cabo este cambio en tu forma de vivir
  • Tal como hizo el águila debes disponerte a quitarte todo aquello que no te deja renacer, sin embargo el dolor no puede ser mayor que la solución. Una vez acabado el ejercicio necesitarás seguir viviendo
  • Quizá sólo necesites unas horas, hablar con un experto, es posible que un estudio de desarrollo personal… En cualquier caso, algo que te lleve a revisarte y a generar un plan de acción a corto, medio y largo plazo
  • Revisa cada mes o dos meses el cumplimiento de tu plan
Si lo haces de este modo, el éxito en tu cruzada será total.
Si estás en el mejor momento del águila: Disfrútalo y compártelo con todo tu alrededor.
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