Joaquina Fernández

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Connecting the dots. Recuerdos que nos construyen (31)

En la película de Clint Eastwood Ejecución inminente, que el sábado se emitió en TV1, el director, productor y actor nos ofrece un film un poco mediocre, que sin embargo nos abre un mundo de posibilidades para observar y analizar, como si de puntos conexos se tratara, nuestra vida.

En Ejecución inminente un periodista derrotado, que casi todo el mundo considera un paria, con muy poca ilusión por casi nada y a punto de hundirse en el agujero, se encuentra, a raíz de la muerte de una compañera que escribía sobre un reo en el corredor de la muerte, con un reportaje motivador. El reo, Frank Beachum (Isaiah Washington), cumpliría al día siguiente su condena por haber matado a una joven embarazada de seis meses. Steve Everett (Clint Eastwood) visita al convicto, y después de escuchar la historia de Beachum, dice: «esto me huele mal, y antes mi olfato no me engañaba. Ahora no estoy seguro de que esto funcione; sin embargo, yo pienso que tú no mataste a esta mujer».

Ejecución Inminente

El joven negro había acudido al sitio equivocado, en el instante menos oportuno, e hizo lo menos deseable: salir huyendo cuando entró un hombre en la tienda y le encontró lleno de sangre. El joven había ido a comprar tomate, y pasó un momento a los lavabos mientras entraba en la tienda un asaltante a robar. Era el 4 de julio y se había recaudado poco en la caja. El atracador, cuando no encontró dinero, quiso un colgante de oro de la joven, y al dar esta un paso atrás, el agresor perdió el control y disparó. Beachum escuchó el disparo y salió a buscar a la dependienta, intentando reanimarla sin lograrlo. Seis años han pasado de aquello, y ahora nuestro protagonista está a punto de morir. La abogada le informa de que ha sido denegada la impugnación.

El adiestrado olfato del reportero le lleva a localizar el domicilio de un testigo que considera vital para el esclarecimiento del homicidio. Cuando llega a la casa, se encuentra con la abuela y con que el posible asesino murió tres años antes. Durante la conversación, la anciana juguetea con un colgante de oro que lleva al cuello.

Everett se aleja en su coche golpeando el volante y gritándose «fracasado» mientras escucha en la radio que el condenado Frank Beachum ha confesado al sacerdote del penal que es culpable del asesinato de la joven empleada. Este es un duro golpe para el periodista, que recae en el alcohol.

La vida y sus conexiones tienen perfiles insondables y hasta jocosos. Nuestro fracasado periodista, entre copa y copa, ve un reportaje en la televisión de la muchacha asesinada, quien llevaba puesto el colgante que la anciana tomaba entre sus dedos unas horas antes. De reacciones rápidas pero imprecisas por la borrachera, Everett regresa en busca de la mujer y, como puede, llega a casa del gobernador, quien detiene la ejecución a Frank Beachum cuando ya le habían suministrado una de las tres inyecciones letales.

Aquí queda la trama y el argumento de la película. Ahora nuestro ejercicio empieza así: recordemos una experiencia muy singular de nuestro pasado. Esa que al contarla acabas diciendo: «no entiendo mucho lo que pasó; sin embargo, evité un descalabro… o me salvé de algo muy grave… o hallé aquello a lo que aspiraba desde hacía tiempo». Un hecho que retrospectivamente nos parezca muy casual (causal).

Podemos apoyarnos con el símil del desarrollo del film: ¿qué hubiera sido de Beachum si la joven no hubiera muerto, o si Sverett no tuviera un «olfato» especial, o si no estuviera mirando el televisor cuando apareció el colgante en la muchacha asesinada, o no  llegara a tiempo para parar la pena de muerte? Interrogantes como estos nos llevarán a nuestros connecting the dots, a los puntos que dan sentido a algunos éxitos que nos han parecido  inexplicables.

Nuestro devenir es como un fotograma donde el guionista, productor y director somos nosotros, aunque la mayoría de las veces de forma inconsciente, lo que hace que suframos intervalos de desconexión.

Miremos nuestro connecting the dots y creemos un mapa de ruta, porque seguro que hemos tenido a algún personaje con gran «olfato» para ayudarnos.

Esperamos vuestros mapas en los comentarios.

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Michael Jackson miró su lado imperfecto (30)

Mi ídolo ha muerto. Michael Jackson provocó en mi juventud los sentimientos más espléndidos y vitales que yo haya vivido a través de la música. Su cuerpo frágil de movimiento electrizante ha conmovido muchas horas de mi ocio a solas.

También pobló mi mente de incongruencias. Él, como muchos otros ídolos insatisfechos, me ha hecho cuestionarme la percepción de mí misma.
No le valió ser el más innovador de los cantantes que han existido. Ni vender millones de copias, ni hacerse multimillonario, ni ser el artista pop más admirado del mundo. Él quería ser lo que no podía. Blanco. Su objetivo era fallido desde el principio.
El pasado lunes, mis mujeres me enseñaron a ver el diamante de la vida y a empoderarme con él. Michael Jackson amaba un tesoro inalcanzable, y su “avaricia” le consumió en la tristeza y en la desesperación. Muchos de nosotros nos cambiaríamos por un solo momento de sus éxitos y de sus grandes destellos. Cuando bailaba e intentaba imitarle (no vale reírse), pensaba que Michael había sido tocado por la varita de la genialidad, y que era imposible emularle.
Ahora, lejos de entristecerme por su muerte, reflexiono sobre su vida y la valoro infinitamente más cuando observo lo mucho que hay de mí en la lectura de su continua insatisfacción personal.
Evidentemente, yo no soy nadie en este microcosmos de estrellas; sin embargo, mi cada día también me confronta con deseos inviables que me descentran y resquebrajan de alguna manera, mi valoración personal.
Mi autoestima fragilizada y herida por momentos, no es otra cosa que el resultado de una visión sesgada de mí misma, de mis capacidades. Soy blanca, diamante anhelado por Michael, y soy torpe y poco habilidosa para muchas de las cosas en las que él era el rey. No obstante, ni él ni yo podemos cambiarnos.
Cuando miramos lo que no somos y buscamos lo imposible, el fracaso interior llega aunque esté teñido de horas de éxito externo.
La autocomplacencia de nuestro rededor no nos ayuda, ni que los demás nos aplaudan o que piensen que estamos colmados de virtudes. Lo que prima es únicamente que nosotros estemos conformes con todo lo que podemos vivir, sentir y hacer por nosotros mismos.
La búsqueda interior y el camino de autosatisfacción son algunas de las posibles ayudas para evitar la baja autoestima o las quimeras irrealizables.
Michael Jackson, volveré a escucharte, bailaré en mi salón al ritmo de mi cadencia, y sobre todas las cosas, rezaré porque en el lugar donde estés no exista el color de piel y descanses en paz.
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Vagabundo. Mi antihéroe (29)

Nuestro segundo personaje es el Vagabundo. Nuestro caballero andante surge cuando el Huérfano se desprende de sus miedos y se hace autónomo. En ese momento, vierte su mirada a su derredor y se desconcierta. Huye del hogar para liberarse de la protección y deambula por lugares ignotos, con la mirada perdida. Hasta este momento, su círculo era vil y culpable de sus vivencias, y al pronto le seduce, le permea, y las sensaciones de su cuerpo y su piel cuando mira a los otros le desconciertan, aprisionándole los deseos y miedos por igual. Quiere que le vean, que le sonrían, que hablen y también que se callen o que se vayan. Flirtea con su corazón arrebolado de quimeras e inicia su vida interpersonal.

Mi antihéroe: el vagabundo

De pronto camina hacia un grupo, y cuando presiente el rechazo, huye despavorido, acercándose a un nuevo clan que considera menos peligroso. Los ojos acechan a los extraños y su corazón es un caballo desbocado. Vive agitado y un tanto desbordado. No ha aprendido patrones para el encuentro emocional con gente diferente a la que conocía antes. Por momentos piensa que era mucho más fácil la vida previa e intenta retornar al pasado a sabiendas de lo imposible de que algo vuelva a ser igual. Se encierra en los espacios resguardados, pero huyendo de las relaciones cuando tiene responsabilidades sociales. La depresión aletea cuando esto sucede y la ira contra sí mismo se cierne y toma fuerza. Ningún espacio es seguro, y en todos acaecen hechos en los que subyace la tensión por el rechazo.

El Vagabundo necesita ser aceptado, y para ello adopta el rol que le facilita el éxito. Va modelando cada grupo al que se acerca. La moda es un ejercicio de conquista y mimetiza aquello que le seduce. Podemos ver cómo imita la imagen, los modos verbales, el estilo de aquellos que por momentos son sus héroes. El Vagabundo se desdibuja dejando que el pintor social ajuste los rasgos de su nuevo rostro.

La identidad del Vagabundo lucha contra los límites. Batalla contra el conformismo y la vulgaridad que le rodea. Critica todo lo que ya ha explorado porque le normaliza, y sueña con cruzar nuevas barreras que le señalen como único, diferente, interesante. Rechaza la vulgaridad y está dispuesto a perderse por no caer en ella.

Producto de un alma atormentada y sometida, rompe las estructuras de sus cadenas para atentar contra la autoridad represora y las normativas establecidas. Siente la presión para llevarle al conformismo y lucha contra ello.

El Vagabundo ve la vida como una aventura, y se opone a las normas por sistema. Tiende a desconfiar de las respuestas que vienen de la autoridad competente e investiga sus propias verdades, aunque sin orden y sin límites.

El Vagabundo no ha desarrollado un sentido claro del yo separado y autónomo, es manejado por las opiniones de los demás y vive estimulado por el logro del amor a cualquier precio. El Vagabundo raramente ama o se entrega, debido a que su yo está maniatado en la búsqueda de recibir el amor de los demás.  Debido a su vivencia insatisfecha dentro de su rol, no llega a sentirse amado por sí mismo. Piensa que es el rol el que provoca el afecto y no él, siendo incapaz de materializar su realidad por miedo al rechazo.

El Vagabundo identifica a una persona, una institución o un sistema de creencia como la causa de sus sufrimientos, y a partir de aquí puede evitar o huir de esta causa.

La convicción de que debe sacrificar partes esenciales de su yo para ser aceptado pone en evidencia la realidad de su necesidad de ser querido, y también de explorar quién es. Finalmente debe comprender que ser él mismo y emprender su periplo es más fundamental que preocuparse por los demás o inclusive por la supervivencia misma.

En cuanto soluciona el enfrentamiento entre amor y autonomía eligiéndose a sí mismo sin negar la necesidad de una conexión con los demás, el conflicto que era aparentemente indisoluble se resuelve. En esta nueva visión del mundo, el premio por ser completo y auténticamente uno mismo es el amor, el respeto y la comunidad.

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Sabemos lo que somos, pero no lo que podríamos llegar a ser (28)

Decía Shakespeare: «sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que podríamos llegar a ser». Los seres humanos estamos en un devenir permanente de inventarnos y reinventarnos en los diferentes contextos de nuestra vida. Desconocemos lo que somos capaces de ser e ignoramos en lo que podríamos transformarnos. Esto nos sitúa en un mundo de posibilidades infinito donde el cambio es la mejor herramienta.

Gestionar lo imperfecto de uno mismo
Antes de iniciar el proceso de cambio cabe observar dos posibilidades:
a) Conocer el camino hacia donde queremos ir y diseñar el plan estratégico para alcanzarlo.
b) Ignorar cuál es la senda a seguir, aunque sabiendo de qué nos queremos alejar y plantearnos cómo lograrlo.
Cada uno de nosotros sentimos esta llamada a la transformación, y aunque somos conscientes de que algunas cosas podemos modificarlas, también sabemos que hay partes de nuestro carácter que son inamovibles. Aristóteles distinguía una doble naturaleza humana en cuanto a cambios se refiere:
a) La primera naturaleza está integrada por todos aquellos aspectos de nuestro comportamiento que no podemos cambiar. Los psicólogos la denominan temperamento, y su función es recoger las acciones automáticas inconscientes.
b) La segunda naturaleza correspondería a aquellos aspectos de nuestro comportamiento que sí admiten cambio, lo que en psicología se denomina carácter, y refleja los valores conscientes.
Es imprescindible distinguir con claridad qué aspectos de nuestra persona son reflejo de una u otra naturaleza. Lo acertado de este diagnóstico nos permitirá centrar nuestros esfuerzos en el éxito del cambio y no en la intención fallida del mismo.
Proponemos un esfuerzo maduro y organizado que esté centrado en esta doble visión. Por un lado, debemos revisar qué conocemos y qué ignoramos antes de hacer un plan de acción, y después diferenciar los comportamientos que son propios de nuestro carácter, y sobre los que tenemos que trabajar activamente. En relación al temperamento, es oportuno averiguar quiénes somos, y aceptarnos plenamente, sin buscar «ser diferentes», que es de todo punto imposible, aunque sí es factible suavizar las reacciones. «Puedes manejar tu cólera y manifestarla en menor grado, pero en ningún caso dejarás de ser colérico», dijo un sabio. «El estéril empeño en transformar la primera naturaleza solo nos conducirá al desánimo», suele resumir el pensador Fernández Aguado.
El propósito de esta dimensión es identificar nuestras imperfecciones, analizando desde un enfoque constructivo nuestras áreas de mejora. Para ello, estudiamos el grado de eficiencia en cuanto a inteligencia emocional, equilibrio, perspectiva, equidad, resistencia, responsabilidad, liderazgo personal, administración personal, beneficio mutuo, comunicación, interdependencia, palancas motivacionales, y mejora continua de la persona.

* El modelo Gestión de lo Imperfecto ha sido creado por Javier Fernández Aguado, y es propiedad de Mind Value. Hune tiene la exclusividad de los derechos de aplicación en España y México
** Temperament and Character Inventory. Cloninger 1993
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El diamante que todos llevamos dentro (27)

Todas estaban en la calle. Fui caminando muy despacio hasta encontrarme con ellas. Su psicóloga me había pedido que impartiera un taller que las potenciara en su lucha contra el maltrato, el abuso, el dolor y cualquiera de las situaciones que vivían día a día.

Era mi primera vez. Hasta ese momento, no me había encontrado con un colectivo tan necesitado de empoderarse y aprender a resolver los conflictos desde su fuerza y su valor más intrínseco.
Entramos en una sala espaciosa donde estaban situadas las sillas en forma de U. Siguieron hablando entre sí. Sus voces emitían un pequeño griterío, y su desinterés sobre quién era y qué venía a hacer me permitió observarlas. La formadora les pidió que se callaran: «¡Atención, chicas vamos a empezar! Ya os hablé de que iba a venir Joaquina». Las caras se volvieron hacia mí, mientras se hacía un silencio acogedor. Un calor intenso me subió a la cabeza y noté cómo mi cuerpo se hacía frágil. Un vahído suave e imperceptible me hizo sentirme insegura. Me presenté y, poco a poco, empezamos a trabajar.
Escribí en el rotafolios: «Reconocerse». Yo estaba allí para eso. La meta de aquel encuentro consistía en que cada una de ellas encontrara lo mejor de sí misma. Poco importaban las historias pasadas, los recelos o los miedos. Si cada una de mis amigas encontraba su «diamante», la mirada sobre su vida y circunstancias adversas sería muy distinta.
Seguí escribiendo: «Ver, observar y descubrir…conocer lo mejor que hay en ti».
El diamante que todos llevamos dentro
Después de unos ejercicios en los que todas participaran muy activamente (Pilar salía de vez en cuando a respirar aire puro), Rosa dijo: «Yo soy la alegría». Era evidente que ella era el alborozo hecho substancia. Su risa nos embargó de una felicidad dulzona y aplaudimos su aportación mientras nos mirábamos esperando quién saldría después para decir su «diamante». Sentíamos que habíamos penetrado en una mina donde cada una teníamos el tiempo necesario para encontrar nuestro tesoro. Poco a poco, una a una fue entregando su valor al grupo y aprendiendo a reconsiderar, preguntarse, indagar y cerciorarse de su potencial más vital.
Cuando Loli dijo que ella era la sensibilidad, su alma se rompió y los ojos se anegaron de unas lágrimas limpias. Le recordamos que el poder de su «diamante verdadero» le impediría sentirse afectada por el exterior. Loli se sentó y seguimos profundizando. Habíamos escuchado la perseverancia de Julia y comprobado la creatividad de Inés, que vimos en su pelo, sus complementos y hasta en un bolígrafo multicolor que asomaba del bolsillo de su pantalón.
Paseamos por la sala una vez más y Luisa nos mostró su humildad. «Sí, yo soy humilde»,  y todas vitoreamos la sencillez de nuestra compañera. Sonsoles confirmó su capacidad resolutiva, y Loli nos dijo que su verdadero valor era el amor, mientras subía los brazos agitándolos victoriosa. Paloma era inteligente, Be. dijo que ella tenía las cualidades de todas (sabiduría), a la vez que Mercedes nos miró fijamente mientras que nos hablaba de su paciencia.
Ya habíamos pasado el ecuador del curso cuando M. habló de su fuerza y Ana eligió la voluntad en lugar de la generosidad. Montse vivió un momento de indecisión porque, encontraba  muchos valores y no sabía cuál elegir. Dejó volar su mente por retazos de su vida, hasta que resolvió que era valiente ya que se enfrentaba ante los retos complejos sin temor, mientras Inma aflojaba toda su generosidad, afirmando que ella era espléndida y que no tenía rencor: «yo no tengo rencor me hagan lo que me hagan». Sonaron a música celestial sus palabras en este ambiente.
Y casi al final, Raquel, que había estado callada, dijo que ella era el agradecimiento. Pilar seguía diciendo: «yo no sé, ¡soy tantas cosas! ¿Por favor, Pilar, podrías decirnos tu valor antes de acabar?». Sonrió con esa sonrisa que sólo los seres buenos tienen. «Sí, soy cariñosa»
La vuelta a la realidad de la vida resultó costosa. Atrás quedaba un aula llena de mujeres valerosas que hicieron un camino de búsqueda hacía “aquello que hacen bien” en cualquier circunstancia por muy adversa que sea.
Gracias infinitas a cada una de vosotras. Hoy vuestro “diamante” es la luz de nuestro camino de retorno.
Testimoniales:
«He realizado este taller y me siento muy movilizada por dentro, me ha parecido estupendo.
De Joaquina me ha sorprendido la capacidad que tenía para sacar, y luego también para captar. De qué manera tan rápida capta la esencia de una persona y cómo devuelve la información. Una vez que te ha sacado, te coloca.
Me parece muy interesante,  ¡y creo que debe volver otra vez!»
Loli.
«La charla de hoy de Joaquina me ha impactado primero físicamente por ella, porque me la imaginaba de otra forma. Al ser tan pequeñita me ha parecido que iba a ser más timidita, y luego ha sido una explosión de alegría
Y en lo referente a mí, me ha encantado por completo y me ha hecho ver lo prepotente y lo falsa que puedo ser. Ha descubierto la verdad sobre mi diamante, y desde luego, sí, soy totalmente resolutiva.»
Sonsoles.
«Me ha parecido muy especial la charla de Joaquina y la dinámica que se generó entre nosotras. Fue muy emocionante, removió muchos sentimientos.
Anoche no pude dormir pensando en el diamante que tengo, y que voy
a utilizar en cada dificultad o momento de flaqueza.
Muchas gracias por compartir con nosotras tus conocimientos y por ofrecernos otras alternativas para el crecimiento personal. Muchos besos.»
Montserrat.
«Gracias por ayudarme a ver mi diamante.»
M.
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Autoestima y celos. El amor a uno mismo (26)

Los celos son en algún modo justos y razonables, pues se dirigen a conservar un bien que nos pertenece, o creemos pertenecemos; pero la envidia es un furor que no puede sufrir el bien de los otros.

FRANÇOIS DE LA ROCHEFOUCAULD

La autoestima y los celos. El amor por uno mismo.
La Psicología actual explica: «los celos son la respuesta emocional, mental y conductual que surge ante la percepción por parte de la persona «celosa» de una amenaza externa que pone en peligro su relación interpersonal importante con la persona «celada»».
Independiente de explicaciones psicológicas, algunas personas vivimos atrapadas en un sentimiento de impotencia y fracaso personal cuando alguien de nuestro entorno, a quien queremos especialmente, prodiga atenciones a otros o nos sentimos infravalorados en su escala de afectos.
Si esta apreciación es dura en la edad adulta, sus consecuencias son mucho más virulentas cuando aparece en la infancia. Este es el caso de Miguel, quien tiene 9 años y desde hace más de cuatro está recibiendo atención especial. Los primeros indicios apuntaban a una inmadurez cerebral y un problema neurológico; sin embargo, pronto pudimos detectar una difícil relación con su hermano pequeño nacido cuando Miguel tenía algo más de 2 años y medio. Para Miguel, su hermano había acaparado el interés de su madre. Esta sensación (bastante real) le mantenía inquieto, lo que desataba la ira materna iniciando una espiral sin principio ni fin. A mayor tensión del crío, más inquietud de su madre y viceversa. Para esta mujer su hijo pequeño resultaba un bálsamo, y censuraba de forma permanente las actitudes de Miguel.
Este hecho recurrente pasaría desapercibido para un niño con autoestima y confianza en sí mismo; no obstante, Miguel se sentía rechazado, y todo su interés estaba en lograr ganarse a su «amada». No importaba el esfuerzo, ni lo que tenía que perder para ello. Miguel observaba lo que su hermano hacía y lo repetía.
Todos los avances que había logrado hasta ese momento los minimizó, y centró su interés en ser como el objeto de sus celos. La celotipia impide el razonamiento lógico y obceca al celoso, quien ejecuta actos inexplicables para los que no están inmersos en esta afección emocional tan grave.
El padre de Miguel entendió el sufrimiento de su hijo, y lejos de procurar afianzarle en sus valores y reducir sus creencias limitadoras, inició un proceso de protección a ultranza, sin fallas. Miguel no desarrolló las habilidades propias de su edad, como vestirse, calzarse, comer por su cuenta. Todos estos menesteres se los resolvía su padre para evitar la tensión familiar, que en muchos casos acababa en gritos de desesperación de la madre.
Miguel empezó a distraerse, a repetir constantemente el nombre de su hermano. Su cerebro dejó de interesarse por la vida que le rodeaba, y ya sólo necesitaba destruir la relación, incipiente pero tan «exitosa», a la que él no estaba invitado.
Si bien nuestra historia se centra en un niño de 9 años y sus celos, podríamos extrapolar esta situación a muchos ambientes y a bastantes adultos. Dado que los celos tienen un componente de baja autoestima y una asunción de carencia frente a otro, quizá sería interesante, en el caso de los niños sobre todo, evitar la protección y activar al máximo aprendizajes nuevos enfatizando las áreas de superación y dejando las comparaciones. Si además nuestra valoración personal crece cuando está fortalecida nuestra voluntad, este puede ser un punto de inicio. Para ello, proponemos revisar nuestros valores y activar recuerdos en los que hemos salido victoriosos gracias a la constancia y la persistencia.
Esta semana podemos observar a las personas que a nuestro derredor tienden a compararse y sentirse inferiores, con la intención de apoyarles reconociendo sus buenas acciones y disminuyendo la atención en nuestros logros. Seguro que conseguimos un ambiente más distendido.
Literatura recomendada:
Otelo, de William Shakespeare
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Vicente Ferrer. (25)

India muestra su pesar por el fallecimiento del cooperante español Vicente Ferrer tras 55 años entregado a los desposeídos.

India llora la muerte de un líder en la lucha a favor de los desposeídos. Miles de indios se congregaron ayer en Anantapur, al sur del país, para despedirse del filántropo Vicente Ferrer, referente de la cooperación internacional, fallecido ayer a los 89 años tras sufrir graves complicaciones cardiorrespiratorias como consecuencia de una embolia cerebral padecida hace tres meses. Murió «en paz y tranquilo», según señaló ayer su hijo Moncho. El cooperante pasó sus últimas horas rodeado de su mujer, Anna, y sus tres hijos. «Al final está donde él siempre quería». El País Digital, ANA GABRIELA ROJAS – Nueva Delhi – 20/06/2009

El hombre por el que lloran los parias. Vicente Ferrer

Y muchos le lloramos aquí en España. El tiempo se hace enemigo de la bondad, y sus 89 años resultan gravosos, porque quisiéramos que este gran hombre siguiera llenando de luz las zonas pobres de su querida India, de su amado Anantapur. Este catalán penetró en las casas de los menos favorecidos y les encendió la vela de la esperanza. Puso a disposición de miles de hombres, mujeres y niños los medios para crecer, avanzar y luchar contra la penuria y la miseria. Vicente no llenó sus platos, ni pidió por ellos, sino para ellos; ni siquiera acercó la escudilla a los labios de los hambrientos, y si alguna vez lo hizo, sólo fue para paliar la hambruna mientras que aprendían a ganarse el sustento.

Si alguien siguió el mensaje del Maestro Jesús fue Ferrer. «Él no tiró las redes por ellos, sino que cada día les enseñó el arte de la pesca», dándole medios para un mejor vivir cuando apenas tenía para ayudarles. Tocó el alma de unos y otros para que apoyaran su proyecto, y consiguió fundar hospitales, construyó caminos para disminuir las distancias, canalizó las aguas y abrió pozos, edificó escuelas y redujo el analfabetismo. Más de 135.000 españoles estamos apadrinando niños a través de la Fundación Vicente Ferrer, propiciando de este modo que puedan acceder a los estudios y comer todos los días.

Mi amiga María también le llora. Hace cuatro años se sintió tocada por la labor de este «santito» (como ella le llamaba) y se sumergió en la Fundación para aportar toda la ayuda de la que fue capaz. María compartía hoy con su lista de correo este mensaje:

«Queridos amigos,

Hoy es un día muy triste para mí. Vicente Ferrer ha fallecido. Como sabéis, tuve la suerte de conocerlo y estar con él en varias ocasiones. La última fue el pasado diciembre, en Anantapur. La familia Ferrer nos invitó a un grupo de ocho mujeres, a celebrar mi cuarenta cumpleaños en su casa. Ana, su mujer, cocinó un guiso de carne, y su hijo Moncho, un pez que esa misma tarde había pescado. Estaban también la mujer de Moncho, Visha, sus dos nietas, Charita y Arya, y Sanj, el marido de Yamuna, una de las hijas del matrimonio Ferrer. Pasamos la noche en el sencillo salón-comedor-sala de estar de su pequeña casa decorada con muebles de los años 70. Fue un encuentro de emociones, y cada una de nosotras pudo absorber la energía y la bondad de Vicente y toda su familia.

Una vez en su casa yo le pregunté cuál era el secreto de la vida. Si tenía miedo a la muerte, qué hacíamos aquí, y todas esas preguntas típicas existenciales.  Él contestó que él estaba tranquilo, que había hecho un pacto con Dios. Le había dicho, yo me entrego a ti, a cambio, haz conmigo lo que quieras. Lo llamaba el pacto “del gitano” porque en realidad él a Dios no le ofrecía nada, él no era nada ni nadie, y sin embargo recibía todo de él, porque lo es TODO. Esto lo decía muerto de la risa, porque Vicente estaba todo el tiempo riéndose. Era un filósofo andante, y cada vez que tenía una ocurrencia, la soltaba. Siempre muerto de la risa. Era genial!

Desde que lo conocí, hace cuatro años, me ha tocado el alma. Quería compartir con vosotros estos recuerdos. Estoy triste, pero también contenta. He conocido a un hombre BUENO, el más bueno de todos. Desde mi casa, en Madrid, sólo puedo distribuir este mensaje. Ahora más que nunca necesitan el apoyo de los socios colaboradores y padrinos para que continuemos apoyando y difundiendo la tarea que Vicente comenzó. Erradicar la pobreza y humanizar la sociedad.

Para los que no conozcáis su obra y tengáis interés, os recomiendo que leáis el libro de Ana. También os envío estos links, de la Fundación, y una entrevista a Jordi Folgado, el sobrino de los Ferrer que dirige la Fundación Vicente Ferrer en España.

Un beso grande para todos,

María

http://www.fundacionvicenteferrer.org/vicente_ferrer/
http://www.fundacionvicenteferrer.org/esp/home.php
»

Entrevista a Jordi Folgado, sobrino de Vicente Ferrer y director de la Fundación España:

Vicente Ferrer tuvo un gran sueño que ha cumplido. Ahora nos deja a cada uno de nosotros el mensaje de su entrega y su gran compromiso con los más necesitados.

La labor humanitaria de Ferrer nos induce a romper nuestra área de confort y buscar nuestro modo particular de estar al servicio de los desfavorecidos. Vicente, allá donde estés, seguro que te acompaña el amor y el respeto de cada uno de nosotros.

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Neuroplasticidad (24)

Pretendemos hacer un resumen del curso que hemos impartido  para aproximarnos a todas las personas que cada día conectáis con nuestro blog desde diferentes lugares.

Seguramente este pequeño apunte, unido a la píldora formativa que pondremos en YouTube en breve, os proporcionará algunas  herramientas para vivir mucho más conscientes de las múltiples posibilidades que se nos presentan.

Iniciamos el taller explicando las cualidades de la neuroplasticidad en contraposición con la rigidez:

«La neuroplasticidad tiene que ver con la habilidad del cerebro para cambiar conexiones sinápticas a través de la obtención de información y el archivo de experiencias. Podemos decir que la plasticidad  nos permite desarrollar nuevas acciones y modificar nuestros comportamientos para mejorar nuestra vida», dijimos. A priori, nos parece que aprender a realizar diferentes combinaciones sinápticas  novedosas, estimulantes, liberadoras, podría ser una asignatura para el desarrollo profesional y personal.

Una de las características de los últimos meses es la repetición de ideas fatalistas, sin posibles oportunidades para las empresas y para las personas. La crisis y sus consecuencias agotan la visión optimista y hacen declinar a los valientes en su intento aventurero de superación. Cuando hemos analizado la neurorigidez o las conexiones sinápticas preestructuradas, hemos supuesto que pensar dentro de lo establecido y vivir desde el pasado, sin valorar las experiencias nuevas, no estimula ni favorece  las nuevas combinaciones,  y quizá por ello afloren pensamientos derrotistas que conducen a una visión muy sesgada de la realidad, sin recursos inmediatos.

La neuroplasticidad en la videa cotidiana
Dentro de los patrones recurrentes en los tres tipos de rencor de los que hablábamos en nuestro anterior post establecimos los siguientes parámetros:

  1. Rencor intrínseco: lo alimenta un sentimiento de carencia. La persona, independientemente de su entorno, considera que otros tienen cualidades que ella no posee. Este sentimiento de falta es posible que desemboque en envidia o celos cuando  a los otros los identifica como plenos.
  2. Rencor relacional: en la relación con otros ha habido una expectativa que, al no ser cubierta, ha provocado malestar, y en muchos casos ha originado ataques y rupturas repetidas.
  3. Rencor episódico: el recuerdo de las experiencias vividas está sujeto a una memoria intolerante hacia las actuaciones de los otros, juzgándoles parcial y duramente. La revisión de los actos de los demás con un espíritu crítico nos distancia de un sentimiento empático negándonos a nuestra realidad, igual de errónea  que la de nuestros recusados..

Joe Dispenza propone en su libro Desarrolla tu mente que empleemos la información almacenada en el cerebro para adquirir nuevos datos y así construir circuitos inéditos partiendo de los existentes. De este modo, si analizamos nuestra carencia y determinamos claramente cuál es, podremos buscar modelos que no tengan este déficit y desarrollar un plan de acción para ir incorporando sus actuaciones en nuestra cotidianidad.

Proponemos decidir en qué parcela de nuestra vida queremos poner el foco de cambio (profesional, personal o social) y planificar alguna acción de gran poder revulsivo para repetir una y otra vez este comportamiento, hasta que se convierta en natural, automático y fácil para nosotros.

Al mismo tiempo, revisemos  en nuestra vida profesional, qué tipo de relación mantenemos con los diferentes colaboradores y compañeros, podemos seguir esta pauta:

A) Nos sentimos carentes y pensamos que es imposible cumplir nuestras metas

B) Mantenemos una constante expectativa de reconocimiento o valoración de nuestros mandos reduciendo el rendimiento

C) Tendemos a la crítica de los demás para sentirnos más válidos

Espero que este resumen nos ayude a todos a continuar en la intención activa de cambio.

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Mente Proactiva en tiempo de crisis (23)

Mi amigo Jean Michel está realizando un programa de desarrollo directivo en el IESE que comenzó el pasado enero. Una vez iniciado el programa, alguno de los alumnos han visto interrumpida su vida laboral por la crisis que en este momento están viviendo las organizaciones. Ante esta situación, los sesenta y ocho estudiantes han promovido un proyecto de gran impacto: cada dos semanas invitan a conferenciantes que, con sus conocimientos, aportan ideas innovadoras para encontrar nuevas oportunidades profesionales.
La operativa es que cada alumno busca entre sus contactos a aquellos ponentes que estén dispuestos a participar, sin compensación económica, habiendo logrado hasta la fecha una respuesta muy positiva.

De lo imaginal a lo real. mente proactiva en tiempo de crisis
Jean Michel se puso en contacto con Hune y nos solicitó nuestra participación, que tuvo lugar el pasado 5 de junio. Para Hune ha supuesto una satisfacción enorme que Jean Michel y sus compañeros consideraran de interés la idea que les ofrecimos: «Mente proactiva en tiempos de crisis», tema que nos pareció muy apropiado, para un colectivo que estaba actuando con una mente tan colaboradora y activa.
Nuestra propuesta estaba pensada desde la persona y para la persona, independientemente de su capacitación profesional u orientación laboral. Nuestro punto de partida fue: cuando llega una crisis para la que no estamos preparados, se origina un desbordamiento emocional como consecuencia del miedo a la pérdida de los privilegios logrados hasta ese momento. Ese miedo hace que nuestro imaginal construya un mundo de derrotas que avoca a nuestra mente a acciones inconexas, desorganizadas y con falta de lógica.
Esta situación exige revisar el imaginal previo a la crisis y las creencias limitadoras que han surgido como resultado del miedo a las pérdidas.
Para apoyar el contenido de la conferencia, utilizamos la metáfora deportiva del baloncesto con un video del extraordinario Michael Jordan.
A todos se nos hizo un poco corta la jornada, y quedamos en que quizá podríamos volver a encontrarnos en breve.

Algunos Testimoniales sobre la experiencia:

«De la charla de Joaquina me pareció muy importante saber diferenciar entre lo real y lo imaginal, así como la necesidad de controlar las situaciones y momentos de dificultad para que no entorpezcan nuestro objetivo principal, es decir, llegar a alcanzar nuestro imaginal.
Por otro lado, me llamó mucho la atención el video de Michael Jordan, donde se mostraba que uno puede llegar a ser muy bueno e incluso el mejor del mundo, pero que aun así se necesita de los demás para obtener los mejores resultados. En este sentido, es muy importante analizar si lo que estamos haciendo es lo correcto o no, para reorientar nuestro comportamiento por el buen camino. Este punto, aunque puede parecer fácil sobre el papel, es muy difícil en la realidad por las inercias del comportamiento humano.
Lo importante para todo humano no es solo conocer las fortalezas y potenciarlas, sino reconocer también nuestras debilidades y mejorarlas. Eso es lo que nos hace crecer como personas.»
Francisco de la Torre Hidalgo

«Una experiencia muy enriquecedora. Joaquina nos presentó de una forma sintética, visual e intuitiva, los complejos mecanismos mediante los que se construye el pensamiento. Me pareció una gran ayuda para aprender a controlar y dirigir nuestra mente de forma positiva.»
Rafael Barrena.

«La verdad es que me ha dejado, como dices tú, «impactado». Ella como comunicadora y como trasmisora da sosiego, tranquilidad y equilibrio, cualidades que hacía tiempo que no percibía en nadie. Lo planteado, a la vez que lógico y fácilmente asimilable, es, como dicen los orientales, el inicio de un camino, el primer paso. Pienso, y mucho, desde entonces. En motivos, en fortalezas, en debilidades, en horizontal y en vertical.
Reconozco que, de primeras, soy escéptico ante cualquier moda o de tendencia en esto de la motivación, pero Joaquina da un mensaje claro y fácil de entender. Además, se parece bastante al entorno en el que fui educado, el cristiano de orientación jesuítica, muy unido a la humanidad del ser, y a su lado trascendente y racional.»
Fernando Montero

«Me encantó, a pesar de que profesionalmente no estoy atravesando un mal momento, sino todo lo contrario (en cuanto a responsabilidades se refiere). A pesar de que no negativizo con pensamientos como «me van a echar», sí tengo dificultades en cuanto a cosas nuevas/nuevos roles, y pienso «no voy a poder con todo» o «no voy a saber usar ese sistema»… y es cierto que eso (todo lo negativo) te desborda y descentra. Hay que PARARSE A PENSAR y organizar; apoyarse en las fortalezas para superar esas debilidades que podamos tener.
Este tema también lo veo totalmente aplicable a la vida personal (mucho más, incluso). NUNCA hay que estancarse en lo negativo, sino todo lo contrario. Si bien soy siempre muy positiva, tengo algunos problemas en lo personal que me obsesionan, y que viajan conmigo en el día a día, haciendo que pierda el control de la situación. Ahí es donde tengo que pararme y reaccionar/organizar el pensamiento.

PD: También me encantó el método de preguntar a dos compañeros qué sentían ellos, qué estaban viviendo  y de qué forma…. Es interesante.»
Anónimo

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Alimentación emocional: Algo más que comer (22)

¿Has logrado considerar cada alimento como una programación neuronal capaz de determinar qué fuente de energía vas a utilizar durante las cuatro o seis horas siguientes? Seguramente, todavía no. Es probable que,  durante la lectura del post anterior, te hayas sentido fuerte, con un impulso vital hacia el cuidado personal y la higiene alimentaria; sin embargo, cuando has visto, sentido o  imaginado  sabrosos bocados, algo ha roto tu fuerza de voluntad y has pensado: «Me lo merezco.  El día ha sido duro, la vida me ha presentado su peor cara y ahora sólo quiero descansar, no pensar y disfrutar de este regalo; en realidad, lo hago pocas veces, no pasa nada por esta vez… ».

Ciertamente nos merecemos disfrutar de las cosas y ser los más felices del mundo; no obstante, es la fuerza de voluntad y la valentía para elegir lo positivo por encima de lo placentero lo que estimula y fortalece nuestra autoestima y enriquece nuestra confianza personal, además de cuidar nuestros recursos intelectuales, físicos o espirituales.

Recuerda que, en el momento en que experimentas un estado emocional en el cuerpo o en el cerebro, el hipotálamo ensambla, de inmediato, el péptido correspondiente,  y luego lo suelta por la glándula pituitaria en el flujo sanguíneo. Cuando llega a la sangre, sigue su camino hasta distintos centros o diferentes partes del cuerpo, que te hacen reaccionar de una forma determinada. Este proceso es alterado también, y significativamente, por las sustancias, alimentos o bebidas ingeridas por ti a lo largo de la jornada, que pasan a tu torrente sanguíneo a través del aparato digestivo. La armonía de estos movimientos sólo se logra cuando somos conscientes de nuestras emociones y de los alimentos que hemos elegido.

Vamos a observar el ejemplo del azúcar y los cambios de ánimo que provoca en cualquier circunstancia. Este es un tema escabroso, porque a casi todas las personas nos gustan los postres azucarados por varios motivos: nos encanta su sabor, nos sentimos eufóricos al llenarse la sangre de glucosa, nos reduce el apetito, y nos aporta energía rápida. Hasta aquí todo está muy bien. El asunto es que también crea un déficit de vitamina B, de algunos minerales y oligoelementos. Asimismo,  debilita los huesos al elevarse la excreción urinaria del calcio y, por si esto fuera poco, la alta concentración de glucosa disminuye la capacidad defensiva de los glóbulos blancos, favoreciendo la infección por parte de bacterias y parásitos. Por último, el material calórico excesivo en nuestro cuerpo se transforma en grasa, que en exceso nos convierte en endomórficos. Como ves, se trata de un verdadero desastre.

El circuito de los azúcares es un poco desconocido y pienso que puede  aportarte datos interesantes. Los azúcares pasan a la sangre aproximadamente a los 30 minutos de su ingestión, y la sangre tarda unos 180 minutos en volver a sus niveles normales de glucosa. En este ciclo hemos pasado de una hiperglucemia con un alto estado de excitación física y psíquica, a un rebote hipoglucémico que nos lleva al cansancio físico, y a cierto grado de depresión mental. Esto nos incita a tomar estimulantes (o más azúcar) que causarán otra hiperglucemia iniciando de nuevo el ciclo.

Alimentación emocional. Algo más que comer Parte II

Gráfico glucémico de azúcar y cambio de ánimo

Es posible que cuando tomas azúcar y cuando dices que te lo mereces, no estés pensando en estas reacciones, ni en la pérdida de estímulos que provoca en el proceso digestivo. Es aconsejable que durante esta semana revises cómo te encuentras unas horas después de haber ingerido un postre.

Si tienes tendencia a los estados pesimistas o un poco negativos, comprueba qué pasa si dejas de tomar azúcar esta semana.

ARROZ NEGRO

Ingredientes:

200g de arroz bomba o bahía
1l de caldo de pescado
25g de aceite virgen extra
50g de tomate triturado
500g de calamares
1 cucharada de café de pimentón
La tinta de los calamares o en su defecto 2 bolsitas de concentrado de tinta.

Recipiente:
Una paella de 40cm de diámetro.

alimentación emocional: algo más que comer. parte II

Elaboración:
Cortamos los cuerpos de los calamares en cuadraditos reservando los tentáculos.
Sofreímos los cuerpos de los calamares con el aceite un par de minutos en la misma paella (conviene que sea plana, de fondo multidifusor y antiadherente), a continuación incorporamos el tomate y dejamos rehogar otro par de minutos.

Añadimos el arroz, dejamos que se dore un poco y mojamos con el caldo de pescado al que hemos añadido la tinta de los calamares.

Tendremos a ebullición fuerte durante 12 minutos y, en ese momento bajamos la potencia casi al mínimo durante otros 6 minutos, de esta forma el arroz se termina con el efecto del calor dejando un  socarrat untuoso y no quemado. Dejamos reposar unos minutos.

Freímos los tentáculos y los incorporamos al centro de la paella, servimos en la misma paella.

Fotografía de Javier Peñas: www.jpfotografia.com

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