Joaquina Fernández

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La doble mirada

En ELPAÍS.com aparece la siguiente noticia:

Sentada en una bancada de pupitres de un aula de la Facultad de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense, Hilda Farfante Cayo, de 79 años, confesó ayer, entre lágrimas, que había sido el sentimiento de culpa el que la había llevado hasta allí, a participar en el encierro simbólico de apoyo al juez Baltasar Garzón. «Me siento culpable de lo que le pasa. Porque yo le veía que iba a por Pinochet y luego a por los argentinos y siempre decía: ¿Y lo de mis padres? ¿Y la represión franquista? Cuando dijo que se iba a ocupar de esto, me llevé la alegría de mi vida. Ahora, con todo lo que le está pasando, tengo ganas de pedirle perdón. Mi abuela siempre decía: “ a los falangistas decidles siempre a todo que sí. No les llevéis nunca la contraria”. Y a lo mejor tenía razón».

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Baltasar Garzón

Cuando muchos te acorralan, otros te defienden y muchos permanecen impasibles, yo quiero darte las gracias. Primero por lo accesible y cercano que eres como persona y como juez. Y porque cuando se te pide ayuda respondes con celeridad. El reloj de la vida te pilla siempre despierto. Eres una de las personas más trabajadoras que conozco. Has pasado muchas horas pensando y desarrollando defensas para el débil en cualquier parte del mundo. Las mujeres de México recibieron tu apoyo, los asesinados en Argentina también, no te olvidaste de mi querido Salvador Allende y los hermanos chilenos, ni de los palestinos…Todos estos y muchos otros genocidios realizados en el mundo merecieron tu estudio y tu defensa.

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No creas

No creas algo simplemente porque se rumorea. No creas en la veracidad de las tradiciones únicamente porque son veneradas desde hace muchas generaciones. No creas algo porque la opinión general lo considera verdadero o porque se habla mucho de ello. No creas algo por el solo testimonio de uno de los sabios de la antigüedad.

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La muerte de los políticos

Polonia está descabezada. El gobierno casi en pleno yace en el suelo de la desgracia, y los polacos son llamados de nuevo a las urnas. En dos meses y medio decidirán quién será el nuevo gabinete político. Para los apolíticos, como somos muchos de los españoles, podría resultar poco relevante y nada inquietante; sin embargo, la cuestión es grave y desestabilizadora. El desconcierto asolará la gestión política polaca durante bastante tiempo.

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Cooperar

«Un hombre libre, un hombre que no está atemorizado, que tiene una mente clara, cuyo corazón es vital, fuerte, energético, ese hombre no demanda ayuda». Estas palabras de Krishnamurti aproximan a sus alumnos a diferenciar cooperación de dependencia. Reflexionemos este domingo de primavera sobre la colaboración, la inter relación que mantenemos con los demás. Preguntémonos, sin pudor, en qué forma participamos de los amigos, familiares, colaboradores, personas que nos facilitan nuestro bienestar…

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Invictus

Esta poesía ha sido un referente para un hombre bueno. Mandela a pesar de haber permanecido durante 27 años en una celda en las cárceles de su país, no fue vencido por el abatimiento, la desolación o el miedo. Seamos los amos de nuestro destino y capitanes de nuestra alma, hoy y siempre.

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iPad y Steve Jobs

¿Qué tienen las creaciones de Steve Jobs? Algo especial subyace detrás de este hombre que ha sabido luchar contra todas las adversidades de su vida. Esta semana los americanos han esperado horas en las tiendas de Apple para poder comprar su último invento: el iPad. Para sus detractores, es un invento con más sombras que luces, para los amantes de Apple, una maravilla que es imprescindible tener y disfrutar.

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Mi casa ya no es mía

Durante los tres últimos años se han producido en España 350.000 casos de desahucio. Así recogía el diario El País del domingo la lamentable situación de muchas familias que se sintieron atraídas por la compra de inmuebles cuando el dinero era barato y los bancos ofrecían muchas facilidades para captar hipotecas. Las viviendas supervaloradas eran hipotecadas en su totalidad previendo un tiempo feliz y económicamente muy favorable. Con la llegada de la crisis aparecieron los despidos, la subida del Euribor, la bajada de los pisos, la dificultad para venderlos al precio que fueron comprados y un amplio etc. que ha sobrecogido a muchos, y a otros les ha posicionado contra el poder, la política, los poderosos y contra la sociedad en general.

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Trabajar en lo que nos gusta (232)

Parecería lógico que después de unos días de descanso volviéramos a nuestras tareas con ilusión y llenos de energía después de estos días de reposo. Sin embargo, intuyo que para algunos volver no es muy apetecible.

Un gran amigo mío, con el que comí el domingo, me dijo al despedirse: «Adiós, que se me agotan los días de vacaciones». Había ansiedad y mucha agonía por este final del ocio y la caducidad de sus días de regocijo personal. Los comensales que estaban alrededor expresaban algo parecido.
Algo merodea en nuestro interior, algún virus inunda nuestro ordenador central para que el trabajo se convierta en un «mal» a evitar, y los días de recreo nos resulten cortos y los apuremos hasta sus últimas consecuencias.
Algo, no sé si extraño pero llamativo, sucede en nuestras mentes, en nuestras emociones, para que nuestro proveedor de los bienes materiales, que nos salvaguarda y nos sustenta, sea nuestro enemigo. El trabajo es sin duda lo que nos lleva a estudiar, lo que nos induce a ampliar conocimientos y elevar nuestra experiencia para convertirnos en grandes profesionales. Es también por ello el manager de nuestros éxitos. Con el trabajo conseguimos autoestima y prestigio, y elevamos nuestro rango social y económico. Nos hace poseedores de casas, de coches y nos permite viajar, conocer países, nos facilita la vida placentera y además nos hace independientes.
Trabajar en lo que nos gusta (232)
En fin, el trabajo nos nutre de muchas cosas. Es anhelado cuando no está, y despreciado la mayoría de las ocasiones.
Y es coincidente este hecho con la actitud de los niños y jóvenes ante su vida escolar. Se sienten prisioneros de las aulas, y los profesores son sus carceleros. Cuando un niño desea acudir al colegio, ama los libros o se dedica al estudio, sus compañeros le consideran raro, y hasta le insultan. Pocos niños quieren suspender, y pocos también se disciplinan para hacer el esfuerzo de aprobar. El «salario de los aprobados» creen que debería llegar por ser quienes son.
Quizá todo ello tenga su origen en que las personas trabajan por dinero. No es el dinero el resultado de desarrollar proyectos ilusionantes, electrizantes y motivadores. El valor pecuniario es el fin, y no el medio, para lograr los propósitos personales y profesionales. Muchos quisieran que el dinero llegara a sus cuentas corrientes sin más.
Cada día las personas emplean más de 10 horas en su vida laboral. Si además se preparan y se entrenan con el fin de ser eficaces y profesionales, podemos alargar este horario a más de la mitad del día. ¿Es posible ser felices si durante más de 12 horas sentimos que estamos atrapados?
Quizá la única solución es trabajar en aquello que nos ilusiona y que nos emociona, para que cuando acabe el día miremos a nuestros compañeros de viaje con cariño y con gran optimismo. Dudo que largas jornadas indeseadas puedan forjar relaciones estimulantes y gozosas.
Cada hora de nuestro día debe estar fraguada por pequeños momentos de algarabía, productividad, colaboración, conjunción, equilibrio, paciencia, amor y, sobre todo, entrega a un proyecto. Sea profesional, personal, o social… En realidad, todo es lo mismo. En todos los lugares estamos nosotros, y una parte de nosotros está siendo compartida.
Si queremos que nuestros hijos acudan a sus deberes con ilusión, con la misma que juegan a la Wii o a la PlayStation, vamos a trabajar nosotros como si fuéramos niños delante de un videojuego. Porque a la postre el trabajo, cuando es el que queremos, es un juego en el que todos participamos y todos ganamos. Así cuando acabamos la jornada laboral posiblemente será mucho más ilusionante nuestra vida y podamos mantener nuestras relaciones afectivas «eternamente».
¿Qué harías si mañana te tocaran 15 millones de euros?
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La dopamina, reguladora de nuestros estímulos (229)

¿Te sientes triste? ¿Tienes alguna dificultad con tus relaciones sociales? ¿Notas cierta inquietud y desórdenes en tu actividad? Posiblemente algunas de estas irregularidades estén conectadas con los niveles de dopamina en tu organismo.

La dopamina es la que se encarga de regular algunas de nuestras capacidades, como el aprendizaje, el comportamiento, la actividad motora, la motivación para realizar proyectos, la conciliación y el mantenimiento del sueño, el buen humor a pesar de los reveses o las crisis. En fin, que cuando decimos que no somos capaces de concentrarnos, estamos hablando de nuestros niveles de dopamina, neurotransmisor que se encuentra en varias zonas del cerebro (hipotálamo, la corteza cerebral, el sistema límbico, tronco cerebral)
La dopamina se distribuye por nuestro cerebro por vías muy definidas, y cada una de ellas nos facilita una función que conviene recordar para cuidar muchísimo algunos de los elementos más determinantes para mantener una buena salud:
La dopamina, reguladora de nuestros estímulos (229)· La vía 1, que acaba en la corteza motora, nos pone en movimiento. Todo aquello que hacemos sin pensar está dirigido y controlado por la cantidad de dopamina que circula por esta primera vía.
· La vía 2, que acaba en la corteza promotora, nos genera el deseo de actuar. Aquí hay una intencionalidad, y es imprescindible para concentrarnos y tener conciencia de nuestros actos.
· La vía 3, que acaba en el lóbulo frontal, es la causante de nuestro placer, de nuestra energía mental y de nuestro deseo de iniciar muchos y estimulantes proyectos.
¿Cómo saber si tenemos niveles adecuados de dopamina en nuestro organismo? Cuando sentimos una euforia desbordada para la que no encontramos una justificación podemos decir que tenemos una subida de dopamina. También cuando estamos sobreexcitados o sentimos una exagerada tendencia hacia algo o alguien. Las manías o la dependencia obsesiva tienen mucho que ver con desequilibrio de dopamina.
Por el contrario, la bajada de este neurotransmisor nos aboca a la tristeza sin causa aparente y a la falta de la motivación. Cuando nos despistamos con el vuelo de una mosca, sentimos una impulsividad descontrolada, nos cuesta relacionarnos socialmente o sentimos movimientos descontrolados que pueden acabar en Parkinson, podemos decir sin temor a equivocarnos que la dopamina está baja.
También podemos determinar que hay desequilibrios de los niveles en las células del cerebro cuando no sabemos responder a los estímulos de la recompensa. Cuando preferimos un premio a corto plazo sin valorar un mayor beneficio dilatado en el tiempo, lo cual nos convierte en personas con baja capacidad para soportar la frustración, con un fuerte anhelo de vivir los placeres instantáneos con perjuicio de mayor rentabilidad o mayor gozo a largo plazo. Las adicciones también están conectadas a los niveles de dopamina, pero de esto hablaremos en otro momento.
Los alimentos que nos aportan Fenilalanina (aminoácido esencial que se transforma en tiroxina, el precursor de la dopamina) son casi todas las proteínas, pero preferentemente las nueces, las claras de huevo, la carne roja, los pescados, la avena y las almendras. Para su asimilación es necesario eliminar los dulces, el chocolate y el alcohol.
Espero que estas indicaciones os sirvan para estar alegres, proactivos y divertidos.
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