Un guerrero, un samurái, fue a ver al maestro Zen Hakuin, y le preguntó:
– ¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?
Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos: sin astucia en sus mentes, sin matemáticas.
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