Estamos aprendiendo a gestionar mancomunadamente y a nivel universal la innovación, los nuevos modos de compartir y ante toda la generosidad que todos los jóvenes creativos e internautas nos están enseñando día a día. Para confirmar todo esto miremos de soslayo lo que hemos aprendido con los avances de la neurociencia. Ha quedado demostrado que el hombre evoluciona primero en su cerebro y para ello emplea conexiones neuronales mediante sinapsis que se fortalecen con la práctica. El cerebro de la persona 1.0 está sensibilizado a un yo vertical donde se siente seguro para dinamizar ideas, grupos, proyectos. El internauta 2.0 ya aprendió de esta verticalidad que vivió en sus carnes, por ello, sus sinapsis se han conformado en un mundo donde las personas, como cuerpos reales y tangibles, son menos importantes. Ahora deben trabajar la importancia de la persona real, para que la concepción de sus ideas permeen sobre el cuerpo físico y las relaciones.

El progreso y evolución del hombre y todos sus cambios están siendo respaldados por sus respuestas científicas y tecnológicas. El hombre es social, es participativo y así lo expresa mediante un discurso global, universal. La persona 1.0 debe evolucionar a 2.0 como han evolucionado sus conexiones cerebrales, su inquietud, su punto de mira.

En los primeros estadios de desarrollo de la persona, tanto el crecimiento como la evolución cerebral, vienen filogenéticamente determinados por los genes, es decir, ambos procesos se dan en toda la especie de una manera inherente, consustancial. Posteriormente, ya en la edad adulta, cuando las estructuras biológicas del cerebro han madurado y el individuo ha adquirido las funciones propias del ser humano, es cuando este decide conscientemente si desea, o no, seguir aprendiendo. Este aprendizaje intencional incrementará la cantidad de conexiones neuronales establecidas, lo que perfeccionará los circuitos cerebrales ya existentes y creará otros nuevos, dando lugar a la adquisición de nuevas habilidades que no son innatas del cerebro humano, sino que se adquieren mediante procesos de aprendizaje (p.ej. aprender a tocar un instrumento musical). Este último desarrollo evolutivo cerebral es adquirido, voluntario y consciente. Se podrá, o no se podrá dar dependiendo, en última instancia, de la intención del individuo en conocer y reflexionar acerca de sí mismo y el mundo que le rodea.

Cuestionemos nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Abandonemos de una vez posturas intransigentes e insolidarias que hacen de nuestro planeta un lugar árido y duro para vivir. Aprender colaborativamente exige poner al servicio de los demás todo el conocimiento informal o formal que llevamos en nuestra maleta.

Acabó el tiempo de yo sé y tu no. Ahora todo es de todos.