Durante estas semanas hemos ofrecido información sobre los cuatro temperamentos de Hipócrates y Galeno, y hemos disfrutado de todos los matices de cada uno de ellos. Hemos conversado con el expresivo sanguíneo (46), respetado al paciente flemático (51), estuvimos trabajando con el activo colérico (56) y, por último, escuchamos a nuestro analítico y profundo melancólico (61).

De todos los post (65 hasta el momento), estos han sido los que más comentarios han provocado, a la vez que han recibido el mayor número de visitas a nuestro blog. El melancólico ha superado a todos con 365 entradas, y con 43 comentarios vuestros y 14 respuestas mías. Estoy muy emocionada por ello. Considero que tiene un significado positivo hacia el trabajo realizado, además de llevar implícita una necesidad de autoconocimiento y transformación de cada uno de los que participamos en este espacio.

Los cuatro temperamentos. Los pilares de nuestra excelencia personal y profesional. Parte I (66)

El sentido del descubrimiento personal sólo puede estar motivado y sustentado por el deseo de promover y potenciar todo lo que de extraordinario hay en cada uno de nosotros para, desde ese lugar de fuerza, posicionarnos en la parilla de salida con las ideas muy claras de hacia dónde queremos ir, qué queremos conseguir y con qué medios contamos para ello. Muy fútil sería el esfuerzo si, colocados en el principio de la carrera, desconociéramos qué buscamos, quiénes somos y cuáles son nuestras grandes habilidades y talentos para lograr el éxito.

Se trata de descubrirse para dignificarse con lo que uno es. De percibirnos con un potencial único para ayudar a nuestra voluntad a generar hábitos de excelencia desde los que afrontar las adversidades  como si fueran oportunidades. Además, saber con qué contamos nos compromete con la gestión de nuestros dones para llegar a la meta. Y es que de lo que se trata es de liderar nuestra vida.

Conocerse en ningún caso puede ser dolerse de ser quienes somos y resquebrajar nuestras fuerzas por el miedo al camino. No importa si nuestro temperamento es más sanguíneo o más colérico, ni si tenemos la mayoría de las cualidades del flemático o, por el contrario, nos hemos descubierto como melancólicos. Porque, sea como sea, ese es nuestro contingente, es decir, el pilar sobre el que nos apoyamos para seguir adelante. Sobre dicho pilar crecerá nuestro carácter, parte mutable sobre la que podremos trabajar día a día hasta lograr unos buenos resultados.

Muchos de vuestros comentarios han mostrado una predisposición a rechazar vuestra preferencia, o a mirar el lado negativo de la misma, olvidando, posiblemente porque yo no he sido clara, que el temperamento preferente es el diamante que todos llevamos dentro, y que cuando se desconoce, en lugar de una piedra preciosa se convierte en un enemigo.

Cada temperamento nos ha presentado su cara fortalecedora y sus debilidades, y es en este conocimiento donde está nuestra mayor riqueza. Una riqueza que nos aproxima al éxito y a la excelencia personal. El talento del hombre está en aprovechar todo su potencial y abrirse a conocer y descubrir nuevas posibilidades. No debería pues  sentirse quejumbroso por sus debilidades y recrearse en ellas. Poco o nada podemos hacer con aquello que es inherente a nuestra personalidad y que llevamos en nuestra maleta para que el viaje resulte más entretenido, más saludable y, sobre todo, más real.

El introvertido lo seguirá siendo aunque con su trabajo personal resuelva varios de sus elementos negativos, tales como el ostracismo y el excesivo retraimiento en su espacio. Si el introvertido reconoce que su potencial está en su energía interior, en el conocimiento de sí mismo, y eso lo extrapola a todas las funciones de su vida, podrá apoyarse en dicho conocimiento para ir al encuentro de lo que le rodea, en lugar de transformarlo en un impedimento vital. Ahora bien, si niega esa cualidad porque cree que es mejor ser extravertido, entonces tendrá un grave problema. La aceptación de esta cualidad le aproximará a aprender de ciertos comportamientos extravertidos, mientras que la negativa le encerrará aún más en sí mismo.

Este mismo ejemplo podemos aplicarlo a cualquiera de los temperamentos. Mañana continuaremos con un estudio más detallado de cada uno de ellos desde sus fortalezas y debilidades, así como con alguna indicación de cómo diagnosticar nuestra preferencia más sobresaliente.

Esperamos continuar a vuestro lado todo el tiempo en este cálido e interesante mes de agosto. Gracias por vuestra atención. Hasta mañana.