Según los expertos, España es el país europeo en el que más horas se trabaja, pero que cuenta con la productividad más baja. Sólo le aventaja Portugal. Para debatir sobre ello, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios va a celebrar unas jornadas divulgativas por veinte ciudades españolas. En el primer encuentro, realizado en Valladolid, el presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, Ignacio Buqueras, informó que en España se trabajan unas 200 horas anuales más que en el resto de países de Europa, y abogó por implementar unos horarios más humanos y europeos, que ayuden a acabar con esta situación, que ha calificado de «tercermundista».

Según Buqueras, no hay otro país europeo donde exista la irregularidad horaria de España, donde prima la cultura de la presencia sobre la de la eficiencia. Para este experto, el presentismo laboral no tiene ningún sentido, porque la productividad de una persona disminuye después de siete u ocho horas de trabajo eficaz. Buqueras apuntó: «Si queremos competir en un mundo cada vez más globalizado, tenemos que preconizar una cultura de eficiencia en el trabajo que, a su vez, tienda a la excelencia». Buqueras considera que esta situación es el fruto de «horarios machistas» heredados del tiempo en el que la mujer trabajaba en el hogar. Y que ahora mismo resultan muy perjudiciales para las mujeres, que en muchos casos se ven obligadas a elegir entre el trabajo o la familia.
Racionalización de los horarios. Una meta urgente (180)
Después de encuestar a 23 embajadores de España de diferentes países, se llegó a la conclusión que los modelos a seguir, tanto por sus horarios como por su cultura de trabajo, son los países nórdicos. Finlandia es el más destacado. Este país goza de jornada intensiva, y al mismo tiempo ocupa uno de los primeros puestos en el índice de productividad. Otro caso es el de Suecia, en el que los horarios laborales y escolares coinciden y el sistema laboral está muy regulado para asegurar que el trabajo se desarrolle a las horas legalmente establecidas.
Sobre el papel todo resulta muy fácil; sin embargo, considero que los españoles tenemos costumbres muy arraigadas sobre las que habría que incidir haciendo programas de sensibilización y formación. Estos programas deberían tener una doble orientación: por un lado, para los empresarios, que exigen que sus trabajadores y ejecutivos estén en sus puestos de trabajo más allá de su horario, y por otro, a los trabajadores, que se escudan en el tiempo que están y no se exigen eficacia.
Estos programas deben abarcar una buena educación sobre la gestión del tiempo en las reuniones (interminables e improductivas), comidas de dos a más horas, conversaciones con los amigos, cafés, horas de llegada, puntualidad en las citas y un amplio etcétera que los nórdicos y muchos otros países tienen resuelto.
Las empresas deben ser más productivas, los trabajadores más eficaces, los horarios más conciliadores de la vida profesional y personal. Y para ello los españoles debemos pasar por un proceso de aprendizaje profundo, donde se inculquen nuevas costumbres.
Este tema me parece muy interesante para debatir y para aportar ideas. Queramos o no, España debe crecer en productividad, y esto no tiene que pasar por perder calidad de vida, sino todo lo contrario. Es muy duro ser lo penúltimos de la fila, lo cual no tiene que ver con nuestros gobernantes, sino con nuestros hábitos. Tenemos aquí una oportunidad de cambio para alcanzar el éxito.