Casi todo el mundo tiene una imagen ideal de sí mismo que tiende a querer alcanzar sin que medie un análisis comparado entre esa imagen idealizada y su realidad diaria. Cuando la dura realidad confronta a la persona con una deficiente cualificación de sí misma, aparece el problema de autoestima con un alto grado de inseguridad y malestar personal que le aboca al miedo, a la negligencia y a la certeza de que no logrará sus objetivos.
Leer másFumar, algo más que una adicción
Mi amigo dejó de fumar. Los médicos le aseguraron que tenía muy pocos meses de vida si continuaba fumando. La noticia nos la contó con la mirada perdida y un aire de víctima que por un momento consiguió afectarme. Muchos de nosotros, los amigos de siempre, le amenazábamos cada día con este posible desenlace.
Leer másCuatro pasos para el cambio
El primer paso es la observación de la realidad. Para ello es imprescindible desprenderse de las percepciones falsas, de los prejuicios, de los miedos y de todo aquello que convierte la realidad en lo que tú quieres que sea. Este ejercicio requiere práctica, comprobación, deducción y ante todo comprensión de tu tendencia a modificar tu percepción según tu estado de ánimo.
Leer másUn puente para la paz
«Vivían dos hermanos en granjas adyacentes y cayeron en conflicto. Todo comenzó con una pequeña y trivial contrariedad que fue creciendo hasta convertirse en una diferencia mayor entre ellos. Un día llegaron a decirse palabras amargas seguidas de semanas de silencio. Una mañana alguien llamó a la puerta del hermano mayor. Al abrir, se encontró con un hombre con herramientas de carpintero.
Leer másPasos para ser feliz
«Un niño se acercó a un sabio y le dijo:
—Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz, ¿por qué no me enseñas lo que tengo que hacer para conseguirlo?
El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño le dijo:
—A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad, son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz, y éstos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de tu vida.
Leer másLa percepción errada de la imagen
La dismorfofobia es una de las patologías psicológicas más frecuentes entre nuestra juventud. Los jóvenes, preferentemente de clase media-alta, viven con una preocupación constante sobre su apariencia física, buscando defectos, arrugas, granos, un poco de celulitis, alguna deformidad que en su imaginario es observable por todo su entorno.
Leer másFobia social
¿Te asusta reunirte con grupos de personas? ¿Te sientes incapaz de acudir a fiestas en las que hay personas desconocidas? ¿Se te acelera el corazón cuando acudes a reuniones donde puede haber personas no afines a ti?
Estos son indicadores de que padeces miedo social. Este tipo de trastornos que conllevan ataques de pánico ante la exposición social, pueden esconder una obsesión con el rechazo y la opinión negativa por parte de los demás (Nardone 2008).
Leer másPor qué esperar al cielo
Si buscamos la bondad, la paz o la felicidad más allá de este mundo, estamos perdiendo la oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida, nuestros pensamientos y nuestra modo de vivir aquí y ahora.
Mis maestros me enseñaron que era imprescindible cumplir los mandamientos para optar a la salvación de mi alma, la cual se vería cumplida al final de mi vida. De alguna manera, con esta enseñanza perdí el sentido del ahora. Mis actos tenían como premio descansar al lado del Padre amoroso. Dios me regalaba, una vez superados los lazos con lo terreno, un espacio a su lado para siempre.
Leer másGratitud trascendental
La mayoría disponemos de cinco sentidos, pero hay otros dos que tienen una importancia especial: el sentido del humor y el sentido de la perspectiva. En ellos se origina una natural efusión de gratitud. Si nos falta perspectiva también nos falta sentido del humor, entonces las pequeñas desilusiones, las expectativas no cumplidas, las imperfecciones o los errores de otras personas nos pueden alterar.
Leer másCalla y ve
Hoy, como en todos los tiempos, un místico es alguien tan necesario como inútil para su generación. Es inútil porque no produce nada y lo que ofrece no se puede comprar ni vender. No tiene precio en el mercado. Se escapa a quien lo quiere prender y confunde a quien lo quiere comprender. Por ello hay que apartarlo, porque se interpone entre la inmediatez de lo que hay que lograr y producir. El místico dice: lo que verdaderamente es, ya existe. Sólo hay que aprender a percibirlo. Molesta también a la institución, porque la relativiza y le recuerda que el cielo que ha pintado en el interior de sus bóvedas no es el cielo abierto auténtico.
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