El secreto de la felicidad. Historia de El alquimista (126)
Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el Secreto de la Felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que buscaba.
Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que lo atendiera.
El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el Secreto de la Felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde.
-Pero quiero pedirte un favor- añadió el sabio entregándole una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras caminas, lleva esta cucharita y cuida de que el aceite no se derrame.
El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas las dos horas, retornó a la presencia del sabio.
-¿Qué tal?- preguntó el sabio-, viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el maestro de los jardineros tardó diez años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca?
El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado.
Fútbol: fenómeno de fenómenos. Debate con el autor (125)
Respecto a lo que comenta Joaquina, es cierto. El fútbol es inabarcable y otras muchas se podrían haber incluido, como el impacto en las relaciones familiares y, sobre todo, cómo en el pasado las mujeres vivían el domingo o la influencia de las victorias / derrotas de sus maridos (o hijos) en el ámbito familiar o cómo tal vez fue un limitador de la comunicación familiar cuando sólo existía un aparato… Interesante análisis que, desde luego, sería necesario estudiar…. aunque también, todo hay que decirlo, cada vez más mujeres forman parte de este fenómeno (por diferentes motivos). ¿Os acordáis de la Eurocopa?… En breve hay un Mundial en Sudáfrica.”
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Fútbol: fenómeno de fenómenos (124)
En el libro Fútbol: fenómeno de fenómenos de la editorial LID, mi amigo Francisco Alcaide plantea la importancia del fútbol en entornos como el político, el social, el económico, el cultural y el solidario. Este autor hace un trabajo exhaustivo en cada uno de estos campos resaltando hitos históricos en los que este deporte movilizó a las masas, apoyó a los mandatarios, fue utilizado por los organismos, alteró el mercado de valores y muchas otras proezas que están contadas con gran detalle.
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Leer másInfiltrados. Cambiar el mundo exige valores firmes (123)
En el film de Martin Scorsese Infiltrados (The Departed) del año 2006 los protagonistas principales, Billy Costigan (Leonardo DiCaprio) y Colin Sullivan (Matt Damon), participan en un plan contra la mayor banda del crimen organizado que existe en Massachussets. La élite de la policía desarrolla una estrategia en la que es imprescindible introducir un topo dentro de la organización mafiosa. Para este papel eligen a Billy Costigan, un joven policía procedente del sur de Boston y cuyo tío era mafioso, dato que posteriormente hará creíble que deje la policía y que le encierren en la cárcel por un delito menor.
Áreas de mejora del melancólico (122)
El temperamento melancólico ha provocado comentarios derrotistas y algo pesimistas. Cómo no, es su cualidad más notoria. En realidad, todos los comportamientos que nos disgustan son complicados de asumir como propios. Los temperamentos más polarizados en sus áreas de mejora son el colérico y el melancólico. Más por su rencor y su dificultad para perdonar que por otras de sus características, que son también relevantes. Los temperamentos que no recuerdan las ofensas, los que viajan ligeros de equipaje, aquellos que llevan en su maleta sólo lo necesario, son mucho más sencillos. Por ello las debilidades del sanguíneo y el flemático son menos insidiosas y avivan menos resquemor y rechazo.
Historia de las cuatro esposas y el rey. Cuidar lo imperecedero (121)
Había una vez un rey que tenía cuatro esposas.
Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo a ella le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa, y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a superar los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca.
Sin embargo, él no amaba a su primera esposa, y aunque ella le amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella.
Un día, el rey enfermó y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló:
«Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo».
Así que le preguntó a su cuarta esposa: «Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?».
«¡Ni pensarlo!», contestó la cuarta esposa, y se alejó sin decir más palabras.
Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo afilado.
El entristecido monarca se dirigió a su tercera esposa: «Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?».
«¡No!», contestó su tercera esposa. «¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras pienso volverme a casar!»
El corazón del monarca experimentó una fuerte sacudida.
Entonces, desconsolado, preguntó a su segunda esposa: «Siempre he venido a ti a por ayuda y siempre has estado ahí para mí. Cuando me muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?».
«¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!», contestó la segunda esposa. «Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte.»
Su respuesta llegó como un relámpago estruendoso que devastó al rey.
Entonces escuchó una voz:
«Me iré contigo y te seguiré donde quiera que vayas.»
El rey dirigió la mirada en dirección de la voz, y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo:
«¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!»
Las áreas de mejora del melancólico (120)
El último temperamento, el melancólico, tiene unas altas cualidades para el análisis y la observación. Su perfeccionismo le convierte en un temperamento muy exigente consigo mismo y también con todo lo que le rodea. Esta faceta le hace muy sensible a los errores, pues ve obstáculos en casi todo. Revisar las áreas de mejora del temperamento melancólico tiene su complejidad. Este temperamento, tendiente al pesimismo, puede hundirse en el derrotismo ante cualquier observación sobre sus puntos negros.
«Si…», de Kipling. Del padre de un amigo a todos los padres (119)
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera;
si engañado, no engañas, si no buscas más odio
que el odio que te tengan…
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo,
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota
y a los Dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud,
si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida,
si todos te reclaman y ni uno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos que te lleven al cielo…
Todo lo de esta tierra será de tu dominio
y mucho más aún: serás Hombre, ¡hijo mío!
El camino de vuelta a casa. El ultimátum de Bourne (118)
En el film de Paul Greengrass, El ultimátum de Bourne, Jason Bourne (Matt Damon) busca desesperadamente saber quién es. Para ello, en las primeras escenas, recorre varios países, en los que encuentra retazos de su pasado. La película se inicia en Moscú y termina en Nueva York. Entre tanto visita París, Londres y Tánger. En cada uno de estos lugares lucha contra alguien a quien tiene que vencer, casi siempre matándolo. La violencia le persigue, y a ratos revive momentos durísimos de su pasado. Algo que ha olvidado; las piezas del puzzle del sentido de su vida.