Como quedamos ayer, voy a haceros una lectura de cada temperamento, señalando cuáles de sus virtudes pueden llevarlo al éxito, y cuáles de sus defectos al fracaso.

El sanguíneo, por encima de cualquier cosa, necesita expresarse. Es primordial para él vivir su explosión, realizar sus ilusiones, ser el centro de atención de los grupos en los que participa, vivir cada experiencia con total alegría y excelente sentido del humor. Es el temperamento más extravertido, por ello adora integrarse con la gente en la calle, y con todo aquello que se mueve al aire libre. Se llena de todas las cosas que vienen de fuera. De este modo, se siente exitoso y pletórico. Es el mejor creador de climas agradables y distendidos, tan necesarios en estos tiempos, además de ser un actor nato, cualidad que explota cuando está en grupo. Es encomiable su capacidad de recuperarse, sin ningún rencor, de cualquier enfado suyo o ajeno. Su talento más preciado es la expresividad.

El sanguíneo, sin embargo, debe ser muy cuidadoso con su falta de respeto y de discreción, así como con su inmadurez reflexiva, que le lleva a explosiones incontroladas de carácter y de gula. Su debilidad más acusada es el descontrol de sus emociones.

Los  cuatro temperamentos. Los pilares de nuestra excelencia personal y profesional (66)

El flemático precisa que la vida sea muy agradable y quiere que siempre le resulte grata, para ello evita inmiscuirse en las actividades o en la vida de los demás, y procura no comprometerse con hazañas que no le interesan. El flemático difícilmente se enfada, pues posee una paciencia casi ilimitada, valor que le permite mostrarse  imperturbable cuando todo está agitado. Esta gran cualidad le confiere un perfil de trabajador meticuloso muy por encima de cualquier otro temperamento. La gente le resulta encantadora si no se entromete en sus intereses. Es aconsejable no olvidar que el flemático es introvertido aunque se muestre muy amable, y que le gusta preservar su intimidad. Los amigos y colaboradores profesionales le emplean para que medie en causas perdidas o difíciles. Su talento más valorado es la inmutabilidad.

El flemático debe cuidar su desinterés por las cosas que le rodean. Esto le lleva a un estado de desmotivación muy profundo, del que en ocasiones no es capaz de evadirse. Además, para defender su comodidad reprime emociones que expresadas serían un gran canal de crecimiento profesional y artístico. Su desinterés por los demás a veces es excesivo, pues le cuesta mucho implicarse y servir de apoyo. Su debilidad más clara es la desmotivación.

El colérico define su vida desde las acciones concretas y los propósitos que se marca. Su don más preciado es el reconocimiento inmediato de todas las oportunidades que la vida le presenta, sobre las que actúa de modo muy práctico y preciso. Cuando está en grupo aporta ideas y planes de continuo. Gracias a su liderazgo natural, decide rápido sobre cualquier asunto que le interese, y lucha hasta que lo consigue sin desfallecer, pues la constancia es otra de sus grandes virtudes. Puede realizar varias funciones a la vez sin sentirse atosigado por ello. Y es que al colérico le hace feliz tener varios frentes abiertos para sentirse muy útil. Uno de sus valores es su extraversión. Su talento más sobresaliente es su actividad a pleno rendimiento y multifuncional.

El colérico tiene dificultades para delimitar sus errores, que difícilmente reconoce. Es más, tiende a culpar a los otros. A esto se suma su predisposición a hacer sin tener en cuenta los errores. Quizá sea su avaricia de éxito lo que debe mejorar de su personalidad. Su debilidad más notoria es la falta de aprecio por las personas de las que no puede conseguir algo.

El melancólico, amén de su capacidad para realizar sus trabajos con gran precisión, tiene un talento natural para el análisis y la ampliación  del pensamiento, lo que le hace ser un gran observador de todo lo que le rodea. Su alma es muy esforzada, con una elevada tendencia hacia el servicio y el sacrificio por la comunidad. Es activo en la escucha, y desarrolla cualidades de atención que no tiene ningún otro temperamento. En la amistad es un amigo fiel, y lleva su fidelidad a través del tiempo. El melancólico recuerda a sus amistades «eternamente». Es el temperamento con mayor profundidad para las relaciones por la relevancia que ve en todas ellas. El melancólico tiene una vena mística que aviva a lo largo de su vida con la búsqueda de respuestas trascendentes. Es delicado con la intimidad de los demás por su condición de introvertido que a veces puede ser muy exagerada. El melancólico lleva a profundidades insondables su revisión de los aspectos de la realidad. Su talento más notable es su entrega al prójimo olvidándose de si mismos.

El melancólico debe cuidar mucho su tendencia a ver las dificultades en lugar de los posibles logros. Esto le convierte en agorero y le lleva a estados anímicos muy inestables, por no hablar de su amor exacerbado a su intimidad y a la soledad. Su debilidad más importante es la minuciosidad que despliega para analizar todo lo negativo.

Estos son los puntos clave de cada temperamento, que nos permiten definir sólo nuestra preferencia, y en ningún caso la personalidad completa. Para ello se necesita un trabajo más exhaustivo, y desde este espacio procuraremos dar las herramientas para que vayamos progresando en nuestro autoconocimiento. La información que hasta ahora hemos ofrecido es una base para iniciar el camino de detección de nuestro pilar interior, sobre el que se cimentará el resto de nuestros valores.

El ejercicio que haremos ahora es el siguiente:

Toma un papel y puntúa del 1 a 10 cada uno de los valores y contravalores definidos como el más singular de cada temperamento. El que tenga más puntuación será el preferente tuyo. Para aquellos que no tengáis una preferencia definida, debéis hacer el trabajo con la totalidad de los valores que se expresan, y al final encontraréis cuál es el que os define con mayor exactitud. El ejercicio se hace con los valores, y no con las debilidades.

Ejemplo imaginario:

Sanguíneo: Mi nivel de expresividad y extraversión: 4
Flemático: Mi capacidad de inmutabilidad: 5
Colérico: Soy activo y elevo mi rendimiento permanente: 9
Melancólico: Mente analítica y pensamiento profundo: 1

Resultado: Preferencia Colérico. Esta persona tiene su diamante en su actividad y rendimiento permanente. Cada vez que quiera realizar un cambio deberá poner su atención en esta gran cualidad “de acción y rendimiento permanente”. En ningún caso se fijará en las cosas que le faltan de los otros temperamentos.

Los que no hayáis encontrado ninguno, puede ser que estéis muy armonizados entre los cuatro, y seguramente tenéis muchos elementos de todos.