Nuestro mundo se desvanece por momentos. Sentimos que todo cede bajo nuestros pies. Son pequeñas y grandes cosas las que propician este devenir apocalíptico que nos acomete en algunos instantes de nuestra vida. En algunos casos es porque el amor nos abandona, otras porque hemos perdido nuestro trabajo. Se suman los primeros síntomas de pérdida de salud. Nuestras finanzas están llegando a bajo mínimos. Y por si esto fuera poco, el líder de nuestra organización ha decidido que nuestro compañero es más competente que nosotros.

A veces todas estas situaciones se conjugan para hacer de nuestra existencia un pequeño calvario particular que, sin una actitud positiva posiblemente nos derrumbe.

El pensamiento positivo, que a veces parece impensable, nos amplia el panorama de posibilidades y nos brinda oportunidades de cambio, aunque es imprescindible tener cierta confianza en que el cambio es posible.

Cuando creé este blog lo titulé Buscando el cambio. ´Heráclito de Éfeso creía en un mundo en perpetuo cambio, en un eterno “devenir”. Heráclito fue el primer filósofo en plantear que todos los cambios que se producen en el mundo ocurren por la interacción dinámica y cíclica de los opuestos, formando todo par de opuestos una unidad. A esta unidad la llamó el Logos. Podríamos convencernos de que Heráclito tenía razón y propiciar el encuentro de estos opuestos para superar la negrura del horizonte.

Ahora bien, también podemos optar por pensar que no hay esperanza y seguir al filósofo Parménides de Elea quien, según la interpretación tradicional, pensaba lo contrario; Él decía que el cambio era imposible, y que los que percibimos en el mundo no son más que meras ilusiones de nuestros sentidos. Llamó a su principio básico Ser, y sostuvo que era único e invariable.

Somos tan imprevisibles que unas veces aprovechamos nuestras experiencias para ampliar nuestro paradigma y cambiar todo aquello que no nos permite crecer hacia donde nos proponemos, mientras que otras  nos sentimos incapaces de promover cualquier cambio. Nos agarramos a una creencia derrotista que nos confirma que cualquier variación de lo que existe es imposible.

En todo caso podemos pensar como nos aconseja Vivekananda: « No dejes de decirte: Yo soy Él. Estas palabras consumirán las escorias que hay en tu espíritu. Estas palabras revelarán la enorme energía que hay en ti, la fuerza infinita que anida en tu corazón»

Un buen día de cambio o al menos de aceptación