Una de las mayores dificultades, que posiblemente muchos de nosotros tenemos, es aceptar que el proceso de aprendizaje lleva implícito equivocarse, con el consiguiente fracaso. La mayoría de nosotros permanecemos detenidos y asustados ante la posibilidad de vivir una estrepitosa derrota, y que ello trascienda a nuestro entorno más cercano.

Evitar el error es imposible, ya que forma parte de nuestra textura y entramado para realizar y fijar los aprendizajes. Ahora bien, mantenerse en la constancia y poner el foco en la meta y en la tarea para lograrlo, en lugar de en el esfuerzo, marca la diferencia entre el éxito y la mediocridad.

Albert Bandura denominó autoeficacia al sentimiento que cada uno de nosotros tenemos respecto a la habilidad personal para lograr el triunfo. Algunos expertos opinan que el rasgo sobresaliente de toda persona exitosa es una elevada habilidad de autoeficacia. Estas personas no sólo aprenden de sus errores, sino que emplean los fallos como meros informadores, y no como generadores de pesimismo o desaliento.

En los momentos actuales de crisis económica y financiera, con una elevada tasa de desempleo y de negatividad generalizada, podríamos diagnosticar que la sociedad y los individuos que la componemos vivimos una falta de autoeficacia y elevado desánimo.

La autoeficacia exige de cada uno de nosotros el pensamiento positivo y el refuerzo de las situaciones mediante la continua observación del objetivo, y no de las dificultades para lograrlo. El modelo cognitivista que promulga la autoeficacia propone que la persona fije su mirada en lo que quiere, y no en los conflictos para lograrlo. Es más, que aproveche el recorrido y sus dificultades para fijar estrategias para superar las barreras.

En algún momento de nuestra vida todos tenemos vacíos de confianza. Posiblemente nos han surgido dudas sobre el verdadero sentido de lo que hacemos, y si merece o no la pena hacer el esfuerzo ímprobo que requieren algunos proyectos. Ahora bien, pocas veces consideramos los fallos como la mejor herramienta para evitar estas situaciones.

Para ganar en autoeficacia podríamos hacer un mapa de todos los fallos, fracasos o errores de nuestro pasado personal o profesional, y decidir qué nuevos caminos podemos recorrer para tener éxito. Busquemos la habilidad, competencia o talento que nos ayudará a triunfar en nuestros objetivos.

Hoy es un día estupendo para ser autoeficaces.