El fin de semana, cuando el fragor de nuestra batalla profesional se ha reducido, quizá sea el momento para detenernos y comprobar cómo está nuestra vida personal. Deberíamos contestarnos a cuestiones cómo: ¿cuántas horas dedicamos a nuestra relación? ¿Cuándo ha sido la última vez que hemos paseado de la mano sintiendo la piel del uno al lado del otro? ¿Cuántos días han pasado desde la última vez que hemos compartido un frenesí amoroso? ¿Qué han sido de aquellos días locos en los que los dos reíamos y soñábamos con nuestra vida en común?
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