¿Has empezado a perder la memoria reciente? ¿Se te olvidan algunos nombres, te equivocas en las fechas? Algunos de estos síntomas dependen de la síntesis de las neurotrofinas, llamadas también factores neurotróficos. Esta familia de proteínas se une a los receptores de algunas células para estimular la vida de las neuronas.
La mayoría de las neuronas de nuestro cerebro se forman antes de nacer; sin embargo, en algunas partes de nuestro cerebro de adultos se mantiene la capacidad de sintetizar nuevas neuronas a partir de las células madre en el proceso de neurogénesis. Nuestras amigas las neurotrofinas son las encargadas de favorecer y controlar este proceso.
¿Qué necesitamos para lograr el número adecuado de neurotrofinas y así mantener viva nuestra memoria? Los neurocientíficos piensan que la rutina es el factor de riesgo más importante para la destrucción de las neuronas. El aburguesamiento, la repetición de tareas, el bajo estímulo al cambio, la ausencia de emociones positivas, el miedo, el estrés, entre otros, son la causa de que nuestra memoria a corto plazo empiece a fallar a partir de los 30 años.
La conclusión es que nuestro cerebro precisa de estímulos novedosos para crear circuitos neuronales diferentes que nos animen y activen nuestra ilusión por la vida. Así recobraremos parte de la memoria adormecida.
Hoy os propongo realizar pequeños cambios en las rutinas diarias. Con ello nos abriremos a un pensamiento diferente. Las variantes que os ofrezco pueden parecer absurdas; sin embargo, romperán los esquemas tradicionales, y con ello se activarán estas pequeñas zonas de nuestro cerebro.
Empecemos por cambiar el despertador de sitio. El sonido repetitivo ilocalizable generará un poco de inquietud y nos despejará más rápido. Es posible que nos enfademos un poco.
Levántate de la cama por el lado contrario al habitual. Abre la ventana y respira profundamente agradeciendo el nuevo día. Camina hasta la ducha e intenta que el ritual de tu higiene te sorprenda. Coloca tus utensilios de baño en un lugar insólito. Goza del agua en tu cuerpo y acaba con agua más fría de la habitual. No te seques. Deja que la piel absorba el agua y quítate la que sobra antes de vestirte.
Si es habitual en ti tomar café al levantarte, espera y no lo tomes hasta que no haya pasado más tiempo. Si desayunas todos los días, hoy no lo hagas y descubre cómo te sientes. Observa cierta inquietud mental. No te reconoces, no sabías que eras dependiente de tomar algo, de salir corriendo, de poner música, de quedarte callado… Haz lo contrario de lo que haces cada mañana.
Emplea ambas manos. Haz que la que no empleamos tome las riendas en las cosas en las que es factible. Agarra objetos, come, abre y cierra cajones, lanza pelotas… todo ello con la mano que no es tu preferente. Algunos músculos de ese brazo están un poco dormidos y despertarán primero en las conexiones neuronales.
Cambia el trayecto para acudir a tu trabajo. Varía la ruta a menudo para descubrir nuevos paisajes y nuevas posibilidades. Te encontrarás con transeúntes heterogéneos a los que puedes sonreír y saludar internamente.
Lee en voz alta. Escucha tu voz y permítete rectificar el tono, el ritmo, la fuerza. Eres un orador que va a dar su gran discurso. Recrea esta imagen en tu mente durante un tiempo y llena tu pecho de fuerza.
Llama a amigos que hace tiempo has perdido de vista. Recuerda batallas del pasado que te recuerden lo estupendo que eras, lo bien que vivías.
Acude a algún taller de creatividad. Aprende cosas nuevas. Fotografía, video, teatro… Apúntate a un curso de escalada, de buceo, de esquí, de hípica. Algo que soñabas y que no te has atrevido por falta de tiempo, por una pérdida de frescura.
El cuerpo es absolutamente rutinario y te somete a lo conocido, lo seguro. Abandona tu espacio de confort y salta al precipicio de lo inesperado. El vértigo neuronal te hará estar vivo. Rezumarás alegría y sorpresa.
Hay que cambiar el paradigma. No esperéis a mañana. No esperéis a que el autobús llegue a tiempo, a que el jefe os salude, a que os digan cosas amables, a que aparezca la chica de vuestros sueños, a que alguien sea complaciente. Convertíos en lo que esperáis.
Es imposible que cuando nos desapegamos de los resultados estos no sean perfectos. Todo lo sucede es perfecto si tú no has intervenido para que sea diferente. Si quieres que las cosas sean diferentes, haz cosas novedosas. Invéntate hoy.
Esta es mi propuesta para esta semana, un cambio de estrategia. Seamos lo que queremos que otros nos den.
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