“Lo que jamás debemos olvidar en el mundo de las noticias es que sólo somos buenos si las noticias que damos lo son.”
Tally Atwater
El film de Jon Avnet, Íntimo y personal, (Up Close & Personal), que el sábado se emitió en Tele 5, se inicia con una entrevista a la exitosa reportera Tally Atwater (Michelle Pfeiffer), en la que el entrevistador le sugiere que cuente alguna de las anécdotas de sus comienzos profesionales, un estupendo símbolo para que nosotros vayamos, a la par que analizamos la película, revisando nuestra procedencia, los puntos clave de nuestro devenir que nos han situado en nuestra posición actual, y el reconocimiento a los benefactores que nos la han posibilitado. Todos llevamos un Warren (Robert Redford) en el maletín de nuestros recuerdos.
Tally siempre supo que quería tener éxito, y para logarlo preparó una prueba que remitió a más de treinta cadenas de televisión. Sólo le contestó una de Miami, la WMA. Cuando Tally acudió a la entrevista, mostró algunos de los errores de una principiante: ropa inapropiada, excesivo deseo de agradar con la consiguiente falta de naturalidad, nervios…; sin embargo, estaba impulsada por lo que no puede faltar para lograr el éxito: un deseo de aprender ilimitado, aceptación de su ignorancia y disposición al trabajo y al esfuerzo que exigía su triunfo.
Íntimo y personal. Cuando el alumno aventaja al maestro
Cuando Warren le preguntó qué esperaba encontrar allí, la respuesta fue rotunda y firme: «Creo que puedo aprender todo». A partir de este momento, el experto reportero inició una revisión descarnada del trabajo realizado por la aspirante, y le designó funciones de administración y base de datos dentro de la gestión de la cadena, amén de traerle el café, recogerle la ropa… Fue pasando el tiempo y Tally seguía entregada a la causa administrativa, sin olvidar sus aspiraciones como presentadora, que aprovechó cuando surgió una vacante en la sección del tiempo.
Su jefe le ofreció la oportunidad, que resultó un fracaso rotundo; sin embargo, Warren, extraordinario observador, vio en ella su gran potencial como reportera. Tally «se come la cámara»: este era un argumento muy sólido sobre el que iniciar un camino de maduración, aprendizaje e intervención. Y desde ese momento, Warren se convierte en su mentor, aquel que alivia sus miedos y le confronta con ellos, el que rectifica sus actuaciones y, sobre todo, el que pone el foco en lo importante y le enseña a abstraerse de sí misma, del entorno, de todo aquello que no tiene sentido. Warren y Tally pasan horas interminables revisando el trabajo de ella, buscando mejorarlo y fortalecerlo
Hay dos momentos magistrales: uno, cuando cubre la muerte de dos cubanos en las playas de Miami, y dos, cuando hay una sublevación en una cárcel. En ambos, Tally piensa en los hombres, en sus vidas, en aquello que provoca que el espectador se movilice y vibre con los reportajes. Tiene presente todo aquello que aprendió día a día junto a su maestro, el hombre que se olvidó de sí mismo mientras que le daba pautas y le enseñaba a entregarse por encima de todo, arrinconando el terror y obviando el peligro de su profesión. Warren había trasformado a su alumna en una réplica mejorada de sí mismo.
Tally se convirtió en la mejor, y su ascenso sólo fue posible porque aprendió a conocerse, y desde ahí conformó sus deseos, sus ilusiones, su propósito vital, aceptando sus progresos y viviéndolos con total humildad, repasando sus trabajos con su mentor hasta que estuvo preparada para saltar al vacío del triunfo, mientras que Warren luchaba con la disyuntiva de seguirla o retornar a su vida activa con una propuesta peligrosa que consideraba su «última oportunidad».
«Cada día que tenemos es un día más de lo que merecemos»: así se despidió Warren para siempre de su alumna, compañera, esposa… Entregándole la última lección. Cada día tenemos una oportunidad de cambio irrepetible y única, donde convergen todas las posibilidades de aprendizaje y de generosidad para compartir con nuestro equipo y con nuestros amigos.
Tally dice: «Estoy aquí para dar la noticia. Mi marido me lo enseñó, y de eso no hace tanto… ».
Ciertamente, estamos aquí para hacer bien nuestra labor. Ese trabajo que hemos elegido hace tiempo o que estamos a punto de decidir ahora. Un espacio donde alguien cubrirá el puesto de Warren, ese profesor que nos indicará lo mejor de nosotros para entregar lo más favorable de nuestra faceta personal y profesional.
Gracias a cada uno de los muchos Warren que han existido en mi vida. El mejor, mi padre Joaquín.