Dedico este post a todos los que hemos vivido cualquier tipo de miedo
Podemos dividir el miedo entre temores psicológicos y los que tienen que ver con el daño físico. El miedo en sí mismo es beneficioso, ya que constituye un mecanismo de defensa que permite que respondamos a las situaciones no favorables con eficacia. El nivel de temor adecuado nos enfrenta a las dificultades reconociendo nuestra capacidad para resolver la situación, o en su defecto nos posibilita alejarnos del peligro. Nuestro nivel de adaptación al entorno mide nuestra resistencia al miedo. A mayor adaptabilidad, menor temor y mayor respuesta positiva.
El miedo se activa en una parte de nuestro cerebro situado en la zona temporal donde se encuentra la amígdala, o lo que es igual, el tramo límbico. Va a depender de nuestra emotividad y desbordamiento emocional el que haya un mayor impacto en esta zona, y por ello una elevación de la percepción temerosa, con su consiguiente inadecuación a esta sensación.
El miedo psicológico es un estado reactivo emocional que se produce por una falta de adaptación al medio, a las circunstancias, al paso del tiempo… activado todo ello por la angustia a lo des-conocido.
El miedo se manifiesta en formas muy distintas: a la muerte, a la vida, a la enfermedad, al dolor, al abandono… El temor puede llegar a ser tan amplio como el pensamiento nos permita dividirlo. Estas divisiones nos alejan de la naturaleza del miedo en sí misma.
A mí me gustaría hablar de la preocupación por el miedo, y no del miedo a algo concreto. Primero, porque sea cual sea el miedo del que estemos hablando, repercutirá del mismo modo en nuestro sistema neurológico. Y además porque dependerá de nuestra adaptación el que podamos superarlo o no. Para ello, es importante conocer cómo funciona y de donde parte el miedo en sí mismo, sin atender a las divisiones y cualificaciones que generalmente hacemos.
Cuando hablamos de miedo también tenemos en cuenta el tiempo. Miedo al pasado y al futuro. Miedo a lo que pasó y a lo que podría pasar, independientemente de dónde y a qué se le tenga miedo. El paso del tiempo también es relevante en el concepto del miedo.
La reacción del miedo, ¿surge de un pensamiento? ¿Se tiene en cuenta el tiempo pasado y la posible repetición de los hechos? Estas preguntas nos conducen a una que debemos contestar para seguir hablando de este tema: ¿existe el miedo o existe el pensamiento del miedo? ¿Podríamos decir que es el pensamiento la causa del miedo, y no el miedo en sí mismo?¿Es lo que ya pasó, o lo que prevemos que pasará en un futuro (las hipótesis sobre si me van a abandonar, si me despedirán, si perderé mi fortuna), causa también del miedo? El tiempo como futuro, no el tiempo del reloj. El movimiento del tiempo que nos almacena los recuerdos. En el tiempo vivido está guardada la memoria. Algo que nos sucedió, que recordamos y que nos asusta que vuelva a suceder. Esta memoria es nuestro conocimiento.
¿Es el conocimiento que tenemos la causa del miedo? ¿Es el movimiento temporal, el pensamiento y el conocimiento la base y fundamento de nuestro miedo?
Espero vuestros comentarios. Quisiera que trabajáramos el miedo juntos y que fuéramos encontrando respuestas que nos den claridad y la posibilidad de vencer el miedo. Para ello, es imprescindible que se origine una discusión apasionada.
Si tenéis miedo, estáis invitados a que trabajemos sobre el temor y la parálisis que provoca en nuestras vidas.
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