La asertividad se define como un estilo de comunicación en el que la persona habla desde su voluntad sin zaherir a los demás, teniendo como única meta expresar sus ideales y defender sus derechos.
Este comportamiento comunicativo está muy lejos de la agresividad o la pasividad. Más bien cumple un equilibrio entre la fuerza y la templanza que lo convierte en uno de los valores más interesantes para participar en cualquier foro, debate, relación o exposición personal o profesional.
La asertividad nos permite expresar todo aquello que pensamos, además de razonar sobre el origen del pensamiento y actuar en consecuencia. Esta actuación tiene muy en cuenta todo aquello que consideramos apropiado para nosotros, defendiendo nuestros valores, intereses y necesidades, sin agredir ni ofender a nadie.
Decía J. A. Vallejo Nájera que «una persona asertiva es aquella que tiene el poder y la capacidad de asegurar con firmeza y decisión cuanto dice y hace. Por ello podemos equiparar asertividad a seguridad en sí mismo y autoafirmación». Según estas palabras, podemos considerar la asertividad como uno de los pilares de la autoestima, que evita que seamos manipulados por los demás y viceversa.
Ya Plutarco, en el siglo II a. C., decía: «Toda la ciencia del hombre consiste en saber decir lo que conviene decir, y callar lo que es necesario callar». La asertividad requiere un alto grado de tolerancia hacia los errores propios y ajenos, y para ello es preciso manejar los silencios, proponer soluciones realizables, y acallar las discusiones o enfrentamientos innecesarios.

Richard Stanley Lazarus expresaba que la asertividad le confiere al hombre una libertad emocional que le permite luchar por los derechos propios y ajenos. Este psicólogo que estudió el afrontamiento consideró la asertividad como uno de los pilares comunicativos.
Podemos definir por ende asertividad como la cualidad de encontrar las palabras y el momento apropiado para expresar las ideas, sentimientos y deseos, positivos o no, de forma eficaz, respetando los derechos de todas las partes.
Las cualidades asertivas las tienen personas cuyas características son:
· Tener una personalidad activa y voluntariosa.
· Poseer libertad de expresión y ejercer una comunicación directa.
· Tener prestigio y ser respetada.
· Aceptar sus limitaciones.
· Saber decir sí y no en los momentos y tiempos adecuados.
Se diferencian de otras personas porque:
· Se aseguran de ser justos.
· Solicitan lo que desean con claridad.
· Aceptan las críticas y el elogio con ecuanimidad.
· Expresan sus sentimientos abiertamente.
Hay dos modos disfuncionales de resolver las situaciones conflictivas:
· Pasivo dependiente: cuando esperamos sin intervenir en las situaciones y nos adaptamos a los que nos rodea sin exigencias.
· Agresivo exigente: en los casos en los que nos impacientamos y estimamos que los demás deben adaptarse a nuestro a ritmo.
En el caso del pasivo dependiente no se explicitan las necesidades, y en el agresivo no sólo se expresan con brusquedad las propias, sino que además no hay disposición para escuchar lo que los demás reclaman o necesitan.
Además de las habilidades de las que hemos hablado, es prioritario trabajar una serie de actitudes que son indispensables para logar una asertividad concluyente y sólida, entre las que se encuentran:
· La escucha activa.
· La transparencia en la comunicación. Decir lo que se piensa sin dobleces.
· La disposición a la acción y a la tarea.
· Plantear alternativas concretas.
· Aceptar la diversidad y evitar en todo momento la crítica.
Podemos resumir diciendo que la persona asertiva es activa, directa, clara y oportuna. Se comunica en el nivel verbal, emocional y simbólico con autoridad, defendiendo los fines que persigue con respeto y tolerando la disparidad de opiniones e intereses.
Espero que vuestros comentarios sean hoy concretos y asertivos
No hay comentarios