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La verdad (202)

«Cuando veas que la verdad es viva, inestable, que no tiene lugar donde reposar, ni templo, ni mezquita, ni iglesia, ni religión, ni maestro ni filósofo; en una palabra, que nada te puede conducir hasta ella, verás también que esa cosa viva es lo que tú eres realmente: es tu cólera, tu brutalidad, tu violencia, tu desesperación.

Es la agonía y el dolor que vives. La verdad está en la comprensión de todo eso; sólo la puedes comprender si sabes verla en tu vida.»
KRISHMURTI
La verdad es la totalidad de lo que somos. Es nuestro yo activo en el que guardamos la esencia de nuestra autenticidad, aprender a verla requiere asumir el conjunto de nuestras acciones, de nuestros pensamientos y todo aquello que nos acerca al efectivo cambio.
Revisemos en el día de hoy lo que realmente somos. Sin alejarnos del contexto, ni de las circunstancias que nos dan la oportunidad de madurar y avanzar.
Es posible que la suma de lo que somos nos reste bienestar. También podría ser que nos magnifique, y seguramente represente una responsabilidad que nos asusta.
En cualquier caso la verdad no podemos modificarla, ocultarla o disfrazarla. Sólo podemos asumirla y comprometernos con ella.
El mundo necesita vivir la verdad para desestimar muchas cosas que le dañan, que le confieren una máscara que no es suya. Nosotros también
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Cuidar nuestras reacciones. (Control our reactions) (200)

Esta historia me la contó un profesor hace muchos años, y pienso que nos ayudará a reflexionar sobre la actitud de un temperamento que es perjudicial para él y para su entorno. La historia dice así:

«Cuando era joven, mi carácter fuerte, impulsivo y explosivo me hacía saltar a la menor provocación. La mayoría de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado, y me esforzaba por consolar a quien había dañado.
Un día mi maestro, quien me vio dando excusas a un compañero después de una explosión de ira, me llevó a un aula, me entregó una hoja de papel lisa y me dijo: “Estrújalo”. Asombrado, obedecí. Lo arrugué e hice con el papel una bola. Luego me dijo: “Ahora déjalo como estaba antes”. Por supuesto, no pude dejarlo como estaba. Por más que lo intenté, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas. El profesor me dijo: “El corazón de las personas es como este papel. La impresión que dejas en ellos será tan difícil de borrar como esas arrugas y pliegues que has hecho en el papel”.
Así aprendí a ser más comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar recuerdo ese papel arrugado. Comprendí que la impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar. Sobre todo cuando lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras.»
Ejercicio:
  1. ¿Queda alguna señal cuando la actuación es positiva?
  1. Si la respuesta es sí, ¿qué prueba podrías realizar para mostrar que los actos positivos dejan una huella indeleble?
  1. Recuerda un acto muy negativo de tu vida y analiza si has dejado esa impresión en el corazón de los otros, pero también si ha quedado en el tuyo.
  1. Recuerda el mejor acto que haya acontecido en tu vida y piensa si has dejado esa marca en el corazón del otro, y también en el tuyo.
  1. Estudia tu historia personal y estima qué actos pesan más de los dos.
  1. Decide qué huella quieres dejar hoy en aquellos que conviven contigo y en ti mismo.
Este ejercicio nos lleva a una reflexión profunda sobre nuestras actuaciones. Tratemos hoy con delicadeza y respeto a todos los que conviven con nosotros en algún campo de nuestra actuación y a los que nos cruzamos en el camino.
Y cuando lo hayamos aprendido sigamos dejando lisa la hoja de papel todos los días
Gracias.
“When I was young, my strong, impulsive and volatile nature would make me lose my temper at the slightest provocation. Most of the time, after one of these outbursts, I would feel ashamed and try to console the person I had hurt.
One day my teacher, after watching me apologise to a classmate for losing my temper, took me to a classroom, gave me a smooth piece of paper and said «crumple it». Amazed, I did what he said. I crumpled it up and made a ball with the paper. Then the teacher said “Now put it back the way it was”. Of course I was unable to do this. No matter how hard I tried, the paper was still full of wrinkles and creases. Then the teacher said, “People’s hearts are like that piece of paper. The impression you leave on them will be as difficult to eliminate as the wrinkles and creases you have made on that paper”.
And that is how I learned to be more understanding and patient. When I feel like losing my temper, I remember that wrinkled piece of paper. I understand that the impression we leave on others is impossible to eliminate, especially when we hurt people with our reactions or our words.”
Exercise:
  1. Do we leave any mark when the action is positive?
  1. If the answer is yes, what test could we do to show that positive actions leave a permanent impression?
  1. Recall a very negative act in your life and ask yourself if you have left a mark on the other person’s heart, and on your own.
  1. Remember the best thing that has happened in your life and ask yourself if you have left a mark on the other person’s heart, and on your own.
  1. Study your personal history and decide which action weighs more than the other.
  1. Decide what mark you want to leave today on the people around you and on yourself.
This exercise makes us think deeply about our actions. Today, let’s try to treat everyone around us and those who cross our path with courtesy and respect.
And when we have learnt our lesson, we will continue to keep the paper smooth day after day.
Thank you.
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Mente proactiva. Círculo de influencia (199)

En su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva Steven R. Covey define dos tipos de mente: la mente proactiva y la mente reactiva. La primera trabaja sobre los asuntos sobre los que tiene influencia. Una persona que tenga una mente proactiva sabe ver las oportunidades, y además emana una energía positiva. También valora en su justa medida a las personas, colabora con una actitud activa y aúna las cualidades de todos para crecer y avanzar en los proyectos.

Mente proactiva. Círculo de influencia (199)

Por el contrario, las personas que funcionan desde una mente reactiva se centran en describir los defectos de otras personas, pormenorizan las circunstancias problemáticas cebándose con las dificultades y con todos aquellos asuntos sobre los que no tienen ningún control. Este derrotismo hace que la energía que emanan sea negativa, y que generen culpa y acusaciones, así como un sentimiento de impotencia a su alrededor.
El autor interpreta que todas las personas que actúan desde la mente proactiva tienen un círculo de influencia mayor que las de mente reactiva, y que su círculo de preocupación es menor. Cuando la visión se focaliza en los puntos fuertes de cualquier situación, la energía positiva amplía las posibilidades de colaboración, de apoyo y de sinergias.
Proponemos analizar nuestra proactividad observando en qué invertimos nuestro tiempo y nuestra energía. Si nos dedicamos a las cosas respecto a las cuales podemos hacer algo, nuestra energía se irá expandiendo, y ampliaremos nuestro círculo de influencia a todos los ámbitos de crecimiento y progreso. Para ello, debemos dedicar un tiempo a marcarnos objetivos viables y a trabajar nuestra proactividad. A la vez que fortalecemos nuestra mirada positiva y eliminamos la tendencia al descontento. Pregúntate ¿qué utilidad tiene esta queja para mí y los demás? El mundo se mueve con la fuerza no con el pesimismo.
Seamos proactivos en el día de hoy con España, sus políticos, sus finanzas, sus posibilidades de progreso. Si el círculo de preocupación sigue creciendo, nuestro círculo de influencia con el resto del mundo cada día será menor, y a la postre eso redunda en perjuicio de cada uno de nosotros.
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Avanzar hacia la efectividad (198)

¿Te abruman las obligaciones¿ ¿A veces te sientes impotente con las situaciones que debes afrontar? ¿Tiendes a acabar tu jornada con el convencimiento de que es imposible salir del atolladero en el que te has metido? Si las respuestas son afirmativas, podemos decir que tu círculo de preocupación es más elevado que tu capacidad de resolución.

En su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Steven R. Covey nos incita a descubrir nuestra capacidad de intervenir sobre las cuestiones que nos ocupan. Para ello, el autor divide las preocupaciones en dos grupos. El primero es en el que están todas las cosas que nos invaden y que podemos resolver. En el segundo se contemplan todos los escenarios sobre los que no podemos intervenir.
Avanzar hacia la efectividad (198)
La propuesta es que listes todas las preocupaciones con las que estás comprometido. De esta selección haz una nueva división: por un lado, todas aquellas en las que tienes alguna posibilidad de intervención, y por otro, aquellas en las que te sientes impotente para resolverlas.
¿En cuál de las dos empleas más energía y tiempo cada día? ¿Cuánto espacio dedicas a pensar sobre las que son superables y cuánto en las que no lo son? Si el resultado es que tu energía la ocupas preferentemente en todos aquellos asuntos que se escapan de tus manos, tu círculo de preocupación te supera y anula tu capacidad de acción, mientras que si el resultado es el contrario, tu círculo de preocupación es menor y tienes una vida mucho más manejable.
La diferencia más ostensible la marca tu pensamiento. Si te sientes capaz de resolver tus asuntos verás el mundo como un rico y maravilloso lugar lleno de posibilidades y de oportunidades. Tenderás a colaborar y participar de los grupos. Te integrarás y verás en los demás verdaderos ayudantes para el progreso.
Si tu caso es el contrario, este mundo te parecerá menos agradable y tenderás a culpabilizar de tus desgracias a los más próximos o a cualquiera que se te cruce en el camino. Estarás la mayoría del tiempo resentido y no verás más allá de tus problemas. Cerrarás las puertas a grupos, y bloquearás el intento de colaboración que otros te estarán ofreciendo.
Elige dónde focalizar tu fuerza y cambia tus rutinas de derrota por unos hábitos de victoria y óptimos resultados. Cuando la intención y la energía las pones en situaciones resolubles seguro que alcanzas las cotas más altas de tu gloria.
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Liderar nuestra existencia (197)

Viktor Frankl se enfrentó a las humillaciones y vejaciones vividas en los campos de concentración nazi apropiándose de sus vivencias. Entendió que sus carceleros podían hacer con su cuerpo lo que quisieran, pero que en ningún caso podrían quitarle lo que dio en llamar su «libertad última». Frankl comprendió que en su interior él podía decidir de qué modo le afectaría todo aquello. Para ello, debía encontrar el sentido de su existencia global y el entendimiento de cada vivencia concreta.

Esta experiencia nos muestra una forma de liderar nuestra existencia. Realmente tenemos varias opciones, entre ellas culpabilizar a los otros y reaccionar sin controlar nuestras expectativas personales; o por el contrario, comprender que somos partícipes y artífices del alcance que conferimos a nuestras experiencias y a los aprendizajes que se derivan de ellas.
Liderar nuestra existencia (197)Tendemos a rescindir nuestro contrato vital concediendo a los demás el poder de dirigir nuestras acciones, y no tanto porque aceptemos sus consejos, sino porque nuestros fracasos se los imputamos a los demás, o al menos buscamos compartir la carga del error con familiares, amigos, colaboradores, crisis externas, etc.
Necesitamos darle un giro radical a nuestra actitud hacia la vida. Un punto de partida sería asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea. Este compromiso permanente exige investigar sobre qué queremos de nosotros y de los demás, cómo vamos a conseguirlo y para qué nos será útil. Además conlleva saber dónde estamos, cómo hemos llegado hasta aquí, y qué utilidad ha tenido este recorrido.
Nos preguntamos reiteradamente qué hacemos en la vida, qué sentido tiene nuestra existencia. La mayoría queremos ser útiles, ayudar a otros, no pasar desapercibidos, ser especiales. Sin embargo, no profundizamos a qué nos compromete esta actitud de servicio, ni ahondamos de forma consciente en los significados de estas cuestiones. Si pensamos que la vida espera algo de nosotros, sólo si nos enfrentamos a ese «algo» de forma consciente hallaremos el rumbo.
Liderar nuestra existencia exige movilizarnos hacia nuestras metas responsabilizándonos de ellas. Haz una lista con aquellas actitudes que te llevan a la deriva, sin saber el puerto de destino. Quizá necesites tomar el timón de tu barco, y para ello debes fijar objetivos que te enfrenten a tu espacio de confort.
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No violencia (196)

Todos los días leemos que en el mundo se han perpetrado acciones horribles, como consecuencia de la violencia del hombre.

Puedes decir: No puedo hacer nada. ¿Cómo podría yo influir en el mundo?
Puedes influir considerablemente si no eres violento contigo mismo, si llevas realmente, cada día, una vida pacífica, no competitiva, una vida sin ambición ni envidia, que no cree enemistades.
Un fuego pequeño puede convertirse en una gran hoguera
KRISHNAMURTI
Reflexionemos sobre nuestra violencia explícita e implícita. Indaguemos en la causa de la agresividad que a veces descargamos contra los más cercanos. Revisemos la enemistad que venimos generando a nuestro derredor.
No violencia (196)En algunos casos estamos carcomidos por la envidia y la incomprensión hacia aquellos que logran el éxito. Anhelamos sus victorias sin esforzarnos en alcanzarlas, y tergiversamos sus conquistas para minimizar nuestros fracasos.
Mientras que en el mundo mueren miles de personas vencidos por la metralla y las bombas, nosotros nos guarecemos en nuestras posiciones de confort deteniendo el cambio.
Se trata de domeñar la egolatría personal, avanzar hacia el campo «contrario» blandiendo la bandera blanca de la paz, cerrando las puertas a la competitividad, la ambición y el desenfreno, y clausurando los corrillos en los que se prodiguen dañinas y mortíferas críticas.
Pregúntate hoy, cuando te invada en enfado, qué utilidad tiene para ti y qué buscas con él. Si te anima vencer al otro con tu razón, piensa que obtienes al final con tu victoria. Qué «cadáveres» dejas atrás y si podrás soportar el hedor de su recuerdo.
Cuando sonrías y compartas tu alegría con todos los tuyos, y relativices lo que es superficial y te centres en lo que tiene valor, recréate en la deliciosa paz que has sembrado y recoge tu cosecha fértil e inagotable.
Un día para la no violencia. Todos los demás días para practicarla.
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El cambio. Aprender del águila – Change. Learning from the eagle (194)

Estimados amigos, a partir de hoy todos los jueves nuestro post será bilingüe. De momento estamos traduciendo los post que nuestros amigos americanos nos han pedido. Espero que los disfrutéis.

Entre las aves, el águila es la que vive más tiempo: cerca de 70 años. Pero para alcanzar esa edad debe tomar una difícil decisión: nacer de nuevo.
A los 40 años sus uñas se encogen y se ablandan, dificultándole agarrar presas con las que alimentarse. El pico alargado y puntiagudo se encorva. Las alas envejecidas y pesadas se le doblan sobre el pecho impidiéndole emprender vuelos ágiles y veloces.
El cambio. Aprender del águila - Change. Learning from the eagle (194)En ese momento le quedan al águila dos alternativas: morir o pasar por una dura prueba a lo largo de 150 días. Esta prueba consiste en volar a la cumbre de una montaña y buscar abrigo en un nicho cavado en la peña. Allí golpea el pico viejo contra la piedra hasta quebrarlo, y espera hasta que le crezca el nuevo. Con este pico nuevo se arranca las uñas, y cuando le vuelven a crecer, el águila se deshace de las plumas viejas. Después de cinco meses, con el plumaje renovado, arranca a volar, decidida a vivir otros 30 años.
A lo largo de la existencia, la posibilidad de sobrevivir y de no caer en la mediocridad depende muchas veces de imitar el ejemplo del águila. El que se entrega abatido al peso del sufrimiento y de las dificultades, tiende a abreviar sus días o a vivir en una rutina del sinsentido.
Muchos de nosotros, llegados los 40, hemos sentido una llamada a dejar cosas, cambiar de vida, de trabajo, de profesión. Surgió como un revuelo interior intenso que no siempre acabó como hubiéramos deseado. Nos cuestionamos la pareja cuando la crisis era profesional, o por el contrario dudamos de nuestra profesión cuando necesitábamos una “puesta a punto” de nuestra vida familiar. Para algunos, ambas, la carrera y la familia han quedado perjudicadas. Ahora, con una mirada retrospectiva nos debatimos entre el dolor y los remordimientos.
Ejercicio:
· Lee detenidamente la historia y analiza el simbolismo de la vida del águila con tu vida.
· Acepta que todo lo que has vivido hasta ahora ya no te sirve. El cambio parece inevitable. En ese momento, tu vida se está agotando, como la del águila
· Para renacer debes crear sinapsis diferentes en tu cerebro. Convertir tu manera de pensar, sentir y hacer en otro modo por completo distinta.
· Haz una lista de las cosas que están afectadas en tu vida personal y otra en la vida profesional
· Decide qué puedes cambiar y qué no, de cada una de las listas.
· Al igual que el águila debes buscar un lugar de retiro para encontrarte, y decidir cómo llevar a cabo este cambio en tu forma de vivir
· Tal como hizo el águila debes disponerte a quitarte todo aquello que no te deja renacer
· Quizá sólo necesites unas horas, hablar con un experto, es posible que un estudio de desarrollo personal… En cualquier caso, algo que te conduzca a un plan de acción a corto, medio y largo plazo
Si lo haces de este modo, el éxito en tu cruzada será total.
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Of all birds, the eagle is the one with the longest lifespan: around 70 years.  But to reach this age, it must make a difficult decision: to be born again.
When the eagle is around 40 years old, its talons begin to shrink and soften, making it difficult to grab the prey it needs to feed itself. Its long, sharp beak becomes bent, and its old and heavy wings fold over its chest, preventing it from flying swiftly and with ease.
El cambio. Aprender del águila - Change. Learning from the eagle (194)At this point, the eagle is left with two options: to die or to undergo a hard test that lasts 150 days. This test requires flying to a mountaintop and taking shelter in the niche of a rock. Here, it knocks its old beak against a rock until breaking it and waits for a new one to grow. With its new beak, the eagle pulls out its talons, and when these grow again, it plucks out its old feathers. When its feathers have grown, after five months, the eagle takes flight again, determined to live another 30 years.
Throughout our existence, the opportunity to survive and to not stumble into the pitfall of mediocrity often depends on imitating the example of the eagle. He who gives in to the burden of suffering and hardship tends to shorten his days or to live in a meaningless routine.
When we reach our 40s, many of us feel the need to leave things behind, to change our lives, jobs, professions. This need emerges like a strong internal urge that does not always end as we would have liked. We question our partner when the crisis is professional or, on the contrary, have doubts about our career when what we need is to «fine tune» our family life. For some, both career and family suffer. Now, with a retrospective look at the past, we are seized by pain and remorse.
Exercise:
· Read the story carefully and analyse the symbolism between the eagle’s life and your own.
· Accept that everything you have experienced up to now is no longer of any use. Change seems inevitable. At this moment, your life is seeping away, like the eagle’s.
· To be born again, you must create new synapse in your brain. Radically change your way of thinking, feeling and doing.
· Make a list of the things that are affected in your private life and another for your professional life.
· Decide what you can and can’t change in each list.
· Like the eagle, you must find a retreat in which to find yourself and to decide how to make this change in your way of living.
· Just like the eagle, you must be willing to rid yourself of everything that prevents you from being born again.
· Maybe you only need a few hours, to talk to an expert, to do a personal development study, perhaps… in any event, do whatever it takes to come up with a short, medium and long-term action plan.
If you do it in this way, your crusade will be truly successful.
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Coherencia para seguir creciendo (193)

Coherencia para seguir creciendo (193)Vivimos fragmentados. En la oficina somos un personaje, en casa otro. Hablamos de democracia y somos autócratas en nuestros corazones. Hablamos de querer al vecino, al que exterminamos con nuestro espíritu competitivo. Una parte de nosotros trabaja, mira y actúa independientemente de la otra. ¿Eres consciente de la fragmentación de tu existencia? ¿Puede percibir el campo total de la consciencia un cerebro que ha triturado la estructura de su pensamiento?

(Krishanamurti)
Quizá necesitamos revisar y analizar en el día de hoy nuestras incoherencias. Supongo que los miles de parados, los cientos de EREs empresariales, la continua pobreza y el dolor, entre otros lamentables estados actuales, surgen de las contradicciones en las que estamos sumidos.
Se nos olvidan las buenas intenciones cuando en nuestra cotidianidad nos dejamos arrastrar por los impulsos y peleamos por unos resultados financieros. La codicia nos hace afanarnos por lo que no es nuestro, e insultamos, despreciamos, oprimimos… Todo ello adornado de buenísimas intenciones. Estoy segura de que la maldad no existe, pero de que a pesar de ello vivimos errados y llenos de inconsistencias de las que tendríamos que ser conscientes.
Examinemos con justicia nuestro día de hoy y anotemos los actos que nos parecerían vejatorios si otra persona los hiciera. Al final solo podremos cambiar si somos conscientes de qué hacemos en cada momento.
La utilidad de las herramientas para el liderazgo, el éxito, el talento y la excelencia pasa porque seamos mejores personas con nosotros mismos, con nuestros equipos de colaboradores, con nuestros amigos y con los compañeros de vida.
¿Cómo los tratas?
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La gestión del tiempo y los temperamentos (192)

Henri Laborit (Hanoi 1914 –París 1995) decía que nuestra naturaleza nos conmina a actuar con cierta negligencia seducidos por el confort y el bienestar. El deseo de realizar lo mínimo y con el menor esfuerzo es un handicap a la hora de organizar nuestro tiempo.

Laborit consideró que en nuestra distribución de tareas priorizamos:
Lo que nos resulta más fácil antes de lo que es difícil
Lo que se hace enseguida antes de lo que toma tiempo
Lo que sabemos hacer antes de lo que nos resulta nuevo
Lo que es urgente antes de lo que es importante
Lo que otros nos imponen antes de lo que nosotros hemos decidido
Esta realidad es más incisiva dependiendo de nuestra personalidad. Cada temperamento vive el espacio/tiempo de un modo diferente, y pienso que puede resultaros de interés tener algunas nociones sobre esta diversidad temperamental y la gestión del tiempo. Con ello ampliaréis además el trabajo de la priorización que vimos en el post 191.
La gestión del tiempo y los temperamentos (192)
El temperamento colérico vive trabajando sobre lo urgente y pocas veces actúa desde lo importante. La frase predilecta de un colérico es: «Me encantaría… en cuanto encuentre tiempo seguro que…».
Un ejemplo claro es esta historia de un leñador:
«Un hombre que paseaba por el bosque se encontró con un leñador que con gran prisa y esfuerzo se afanaba en aserrar en trozos más pequeños el tronco de un árbol ya caído.
El paseante se acercó para ver por qué se esforzaba tanto el leñador y entonces le dijo:
Usted perdone, pero hay algo que me llama la atención: ¡su serrucho está totalmente romo! ¿Por qué no lo afila?
El leñador suspiró agotado: «No tengo tiempo para ello, tengo que aserrar».
Conviene que el colérico reflexione antes de actuar, y que prepondere el cuidado de las herramientas, incluido su propio desarrollo, antes que los resultados.
El temperamento melancólico se consume planificando y previendo posibilidades que teme que no se cumplan. Al final se quedan muchas tareas sin realizar. Una muestra de ello sería esta ironía sobre la planificación excesiva:
«Los lunes me preparo para planificar mi semana, los martes la planifico, los miércoles reviso mi planificación semanal, los jueves escribo mi plan en el PC y los viernes pienso cómo voy a planificar mi próxima semana…»
Conviene emplear el tiempo adecuado para analizar y planificar las tareas; con el mucho o poco tiempo existen muchas probabilidades de que se produzca una pérdida de eficacia.
El temperamento flemático elige lo fácil antes que lo difícil, o lo que le gusta hacer sobre lo ingrato; en ningún caso prefiere hacer sus tareas contrarreloj. Le encanta también hacer lo que le imponen y no defender lo que él quiere. Al flemático le desagradan los conflictos y los evita siempre que puede.
Su dificultad es que vive un poco cansado y bastante desmotivado. La frase siguiente define este temperamento perfectamente: «¡Yo siempre doy el 110% en mi trabajo: el 40% el lunes, el 30% el martes, el 20% el miércoles, el 15% el jueves y el 5% el viernes…!».
Para salir airoso debería fragmentar sus tareas en rodajas más manejables. Le motiva un poco más tener tareas segmentadas.
El temperamento sanguíneo adora hacer las cosas que requieren poco tiempo y que le permite evadirse de la responsabilidad con rapidez. Esta falta de profundidad le conduce a realizar chapuzas cuando no conoce el tema y se le exige estudio. Por el contrario, cuando se trata de algo en lo que es experto, puede llegar a tocar la perfección.
Esta frase define muy bien a este temperamento: «La gestión del tiempo es un mito… Si yo pudiera tener algún control sobre el tiempo aún tendría 16 años y pesaría 40 kilos…».
El aprendizaje para el sanguíneo es el reparto del tiempo para cada tarea según su necesidad, y no según su comodidad.
Si queréis nos podéis contestar cuál sería la solución que le daríais a esta situación donde la gestión del tiempo es vital:
«Está usted de camino a su casa en su coche deportivo, en medio de una terrible tormenta. Pasa por delante de una parada de autobús y ve a tres personas:
    1. Una viejita que está muy grave y que si no llega al hospital a tiempo se muere.
    2. Un médico, muy amigo suyo, que le salvó la vida hace un par de años.
    3. Al ser más maravilloso que haya visto en su vida, con quien siempre ha soñado y estaría dispuesto/a a pasar el resto de su existencia.
Como su coche es del tipo deportivo, sólo puede llevar a un pasajero de estos tres.
¿Cómo resolvería esta situación?
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Priorizar. Gestionar el preciado tiempo (191)

¿Sientes que no tienes tiempo para ti, para hacer lo que te gustaría? ¿Te desbordas cuando al final del día no has logrado acabar tus objetivos? Si las respuestas son afirmativas, tienes un conflicto en la gestión del preciado tiempo.

En algunos de los post anteriores apuntaba la importancia de marcarse objetivos y la conveniencia de trazar planes de acción de los que resultaran cambios significativos en nuestras vidas. Seguro que cuando los leísteis visteis la idoneidad de la propuesta, aunque a fecha de hoy no habéis acometido ninguno de los planes previstos.
Es evidente que os habrán surgido cosas entre medias que han absorbido vuestro interés. Ahora tenéis vuestras buenas intenciones en la recámara. Acometedlas en cuanto tengáis un minuto libre, y no os digáis: «Bueno hoy no he podido, mañana sin falta». Porque no valen las buenas intenciones si luego hay pocos resultados. Si hemos postergado aquello que, en un principio, consideramos importante, eso significa que una vez más hemos claudicado ante lo urgente y desatendido lo importante.
Priorizar. Gestionar el preciado tiempo (191)Esta situación exige aprender a priorizar, es decir, decidir qué se hace antes y qué después, o en última instancia qué se hace o qué no se hace. Esto requiere un compromiso claro: evaluar el grado de importancia, el nivel de urgencia y el plazo de tiempo del que disponemos para la realización del mencionado objetivo. O dicho de otra manera: establecer correctamente las PRIORIDADES y mantener el criterio hasta que se dé por concluido el propósito.
Analiza cualquier día y comprobarás que la mayoría de las tareas que has realizado eran urgentes, es más, que tenían que haber sido realizadas el día anterior. Bajo esta presión, el estrés te mina, y tu efectividad es bastante reducida. Ahora bien, ¿cuánto tiempo dedicas a la planificación de tu agenda? Y cuando la has planeado, ¿cuántas veces la respetas?
Para ponernos manos a la obra con la priorización, vamos a comenzar por asignar el grado de importancia, siempre en relación al cumplimiento de los objetivos y a la obtención de los resultados apetecibles. Para ello elaboramos una lista de todas nuestras tareas. No importa que al principio estén desordenadas. A continuación evaluamos el grado de urgencia y plazo de tiempo del que dispone para su realización. Es muy útil utilizar el sistema de clasificación de tareas de Eisenhower, en base a estas dos variables:

Priorizar. Gestionar el preciado tiempo (191)

El siguiente paso es distribuir las tareas de la lista en su espacio correspondiente. El objetivo es que a las cosas importantes se les dedique el mayor tiempo, de manera que en vez de generar urgencias (propias o ajenas), generemos éxitos planificados. Lo no urgente y no importante debe ocupar el mínimo tiempo. Ojo que en este apartado están los correos, las largas y tediosas llamadas de teléfono que no sabemos cortar y un amplio etcétera. Recuerda que todo lo urgente que no es importante ha surgido de una falta de priorización, de una postergación de las tareas para otro momento que luego no se produjo.

Seguro que con vuestros comentarios y aportaciones gestionamos el preciado tesoro del tiempo adecuadamente.
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