¿Te abruman las obligaciones¿ ¿A veces te sientes impotente con las situaciones que debes afrontar? ¿Tiendes a acabar tu jornada con el convencimiento de que es imposible salir del atolladero en el que te has metido? Si las respuestas son afirmativas, podemos decir que tu círculo de preocupación es más elevado que tu capacidad de resolución.
En su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Steven R. Covey nos incita a descubrir nuestra capacidad de intervenir sobre las cuestiones que nos ocupan. Para ello, el autor divide las preocupaciones en dos grupos. El primero es en el que están todas las cosas que nos invaden y que podemos resolver. En el segundo se contemplan todos los escenarios sobre los que no podemos intervenir.
La propuesta es que listes todas las preocupaciones con las que estás comprometido. De esta selección haz una nueva división: por un lado, todas aquellas en las que tienes alguna posibilidad de intervención, y por otro, aquellas en las que te sientes impotente para resolverlas.
¿En cuál de las dos empleas más energía y tiempo cada día? ¿Cuánto espacio dedicas a pensar sobre las que son superables y cuánto en las que no lo son? Si el resultado es que tu energía la ocupas preferentemente en todos aquellos asuntos que se escapan de tus manos, tu círculo de preocupación te supera y anula tu capacidad de acción, mientras que si el resultado es el contrario, tu círculo de preocupación es menor y tienes una vida mucho más manejable.
La diferencia más ostensible la marca tu pensamiento. Si te sientes capaz de resolver tus asuntos verás el mundo como un rico y maravilloso lugar lleno de posibilidades y de oportunidades. Tenderás a colaborar y participar de los grupos. Te integrarás y verás en los demás verdaderos ayudantes para el progreso.
Si tu caso es el contrario, este mundo te parecerá menos agradable y tenderás a culpabilizar de tus desgracias a los más próximos o a cualquiera que se te cruce en el camino. Estarás la mayoría del tiempo resentido y no verás más allá de tus problemas. Cerrarás las puertas a grupos, y bloquearás el intento de colaboración que otros te estarán ofreciendo.
Elige dónde focalizar tu fuerza y cambia tus rutinas de derrota por unos hábitos de victoria y óptimos resultados. Cuando la intención y la energía las pones en situaciones resolubles seguro que alcanzas las cotas más altas de tu gloria.
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