En su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva Steven R. Covey define dos tipos de mente: la mente proactiva y la mente reactiva. La primera trabaja sobre los asuntos sobre los que tiene influencia. Una persona que tenga una mente proactiva sabe ver las oportunidades, y además emana una energía positiva. También valora en su justa medida a las personas, colabora con una actitud activa y aúna las cualidades de todos para crecer y avanzar en los proyectos.
Por el contrario, las personas que funcionan desde una mente reactiva se centran en describir los defectos de otras personas, pormenorizan las circunstancias problemáticas cebándose con las dificultades y con todos aquellos asuntos sobre los que no tienen ningún control. Este derrotismo hace que la energía que emanan sea negativa, y que generen culpa y acusaciones, así como un sentimiento de impotencia a su alrededor.
El autor interpreta que todas las personas que actúan desde la mente proactiva tienen un círculo de influencia mayor que las de mente reactiva, y que su círculo de preocupación es menor. Cuando la visión se focaliza en los puntos fuertes de cualquier situación, la energía positiva amplía las posibilidades de colaboración, de apoyo y de sinergias.
Proponemos analizar nuestra proactividad observando en qué invertimos nuestro tiempo y nuestra energía. Si nos dedicamos a las cosas respecto a las cuales podemos hacer algo, nuestra energía se irá expandiendo, y ampliaremos nuestro círculo de influencia a todos los ámbitos de crecimiento y progreso. Para ello, debemos dedicar un tiempo a marcarnos objetivos viables y a trabajar nuestra proactividad. A la vez que fortalecemos nuestra mirada positiva y eliminamos la tendencia al descontento. Pregúntate ¿qué utilidad tiene esta queja para mí y los demás? El mundo se mueve con la fuerza no con el pesimismo.
Seamos proactivos en el día de hoy con España, sus políticos, sus finanzas, sus posibilidades de progreso. Si el círculo de preocupación sigue creciendo, nuestro círculo de influencia con el resto del mundo cada día será menor, y a la postre eso redunda en perjuicio de cada uno de nosotros.
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