Henri Laborit (Hanoi 1914 –París 1995) decía que nuestra naturaleza nos conmina a actuar con cierta negligencia seducidos por el confort y el bienestar. El deseo de realizar lo mínimo y con el menor esfuerzo es un handicap a la hora de organizar nuestro tiempo.
Laborit consideró que en nuestra distribución de tareas priorizamos:
• Lo que nos resulta más fácil antes de lo que es difícil
• Lo que se hace enseguida antes de lo que toma tiempo
• Lo que sabemos hacer antes de lo que nos resulta nuevo
• Lo que es urgente antes de lo que es importante
• Lo que otros nos imponen antes de lo que nosotros hemos decidido
Esta realidad es más incisiva dependiendo de nuestra personalidad. Cada temperamento vive el espacio/tiempo de un modo diferente, y pienso que puede resultaros de interés tener algunas nociones sobre esta diversidad temperamental y la gestión del tiempo. Con ello ampliaréis además el trabajo de la priorización que vimos en el
post 191.
El temperamento colérico vive trabajando sobre lo urgente y pocas veces actúa desde lo importante. La frase predilecta de un colérico es: «Me encantaría… en cuanto encuentre tiempo seguro que…».
Un ejemplo claro es esta historia de un leñador:
«Un hombre que paseaba por el bosque se encontró con un leñador que con gran prisa y esfuerzo se afanaba en aserrar en trozos más pequeños el tronco de un árbol ya caído.
El paseante se acercó para ver por qué se esforzaba tanto el leñador y entonces le dijo:
—Usted perdone, pero hay algo que me llama la atención: ¡su serrucho está totalmente romo! ¿Por qué no lo afila?
El leñador suspiró agotado: «No tengo tiempo para ello, tengo que aserrar».
Conviene que el colérico reflexione antes de actuar, y que prepondere el cuidado de las herramientas, incluido su propio desarrollo, antes que los resultados.
El temperamento melancólico se consume planificando y previendo posibilidades que teme que no se cumplan. Al final se quedan muchas tareas sin realizar. Una muestra de ello sería esta ironía sobre la planificación excesiva:
«Los lunes me preparo para planificar mi semana, los martes la planifico, los miércoles reviso mi planificación semanal, los jueves escribo mi plan en el PC y los viernes pienso cómo voy a planificar mi próxima semana…»
Conviene emplear el tiempo adecuado para analizar y planificar las tareas; con el mucho o poco tiempo existen muchas probabilidades de que se produzca una pérdida de eficacia.
El temperamento flemático elige lo fácil antes que lo difícil, o lo que le gusta hacer sobre lo ingrato; en ningún caso prefiere hacer sus tareas contrarreloj. Le encanta también hacer lo que le imponen y no defender lo que él quiere. Al flemático le desagradan los conflictos y los evita siempre que puede.
Su dificultad es que vive un poco cansado y bastante desmotivado. La frase siguiente define este temperamento perfectamente: «¡Yo siempre doy el 110% en mi trabajo: el 40% el lunes, el 30% el martes, el 20% el miércoles, el 15% el jueves y el 5% el viernes…!».
Para salir airoso debería fragmentar sus tareas en rodajas más manejables. Le motiva un poco más tener tareas segmentadas.
El temperamento sanguíneo adora hacer las cosas que requieren poco tiempo y que le permite evadirse de la responsabilidad con rapidez. Esta falta de profundidad le conduce a realizar chapuzas cuando no conoce el tema y se le exige estudio. Por el contrario, cuando se trata de algo en lo que es experto, puede llegar a tocar la perfección.
Esta frase define muy bien a este temperamento: «La gestión del tiempo es un mito… Si yo pudiera tener algún control sobre el tiempo aún tendría 16 años y pesaría 40 kilos…».
El aprendizaje para el sanguíneo es el reparto del tiempo para cada tarea según su necesidad, y no según su comodidad.
Si queréis nos podéis contestar cuál sería la solución que le daríais a esta situación donde la gestión del tiempo es vital:
«Está usted de camino a su casa en su coche deportivo, en medio de una terrible tormenta. Pasa por delante de una parada de autobús y ve a tres personas:
-
- Una viejita que está muy grave y que si no llega al hospital a tiempo se muere.
- Un médico, muy amigo suyo, que le salvó la vida hace un par de años.
- Al ser más maravilloso que haya visto en su vida, con quien siempre ha soñado y estaría dispuesto/a a pasar el resto de su existencia.
Como su coche es del tipo deportivo, sólo puede llevar a un pasajero de estos tres.
¿Cómo resolvería esta situación?
Leer más