El pasado mes de octubre se reunieron en Berlín una comisión para promover la salud en el trabajo. Bajo el lema de “Trabajar en sintonía con la vida”, la ENWHP decidió investigar el alarmante crecimiento de transtornos mentales en las empresas. Esta iniciativa pretendía informar a los interesados de la necesidad de crear programas y estrategias para promover la salud mental en el ambiente laboral, y encontrar detectores que ayudaran a prevenir los desajustes emocionales de los trabajadores. El objetivo era identificar modelos de buenas prácticas y elaborar guías para la intervención.
La ciencia que estudia el bienestar laboral en todas sus acepciones es la ergonomía. Esta tecnología, que tiene como principal objetivo la optimización integral de los sistemas hombre – máquina, está muy poco desarrollada en las grandes empresas españolas, y es desconocida en las compañías pequeñas o medianas. Hace unos años se inició la implantación de estas buenas prácticas en grandes grupos industriales, más para evitar accidentes que como resultado de una estrategia definida, orientada a la satisfacción y apoyo al trabajador. En muy pocos casos se tiene en cuenta el dinamismo entre el hombre y su medio laboral.
La ergonomía está basada en 3P:
· Participación de los equipos humanos en cuanto a innovación, gestión, roles psicosociales, inteligencia ambiental y emocional, etc.
· Producción que se refiere a la eficacia y la eficiencia para alcanzar la rentabilidad, que conjuga por igual al hombre y a la máquina. El primero para avaluar los niveles de calidad, y la máquina para lograr la máxima productividad (sean máquinas de pequeño o gran formato).
· Protección: que regula los dos subsistemas. En el hombre se cuida de la higiene laboral y la seguridad industrial. En las máquinas se encarga de realizar el mantenimiento para evitar siniestros, fallas, averías etc.
Si falta cualquiera de estas tres exigencias para que se cumpla la ergonomía de una organización, el sistema se debilitará y sufrirá pérdidas de gran valor, tanto en lo humano como en lo técnico. Sin embargo, es difícil que con la cultura actual de resultados rápidos se valore adecuadamente la ergonomía y las áreas en las que interviene entre las que podemos considerar: Antropometría, biomecánica y fisiología, ergonomía ambiental, cognitiva, de diseño y evaluación, de necesidades específicas y preventiva, entre otras.
Un ejemplo de ausencia de ergonomía es la compañía France Telecom que contabilizó 24 suicidios desde el año 2008 a septiembre del 2009. En esta organización, de más de 100.000 trabajadores y compuesta en su mayor parte de capital privado, no tuvieron en cuenta el deseo de los trabajadores en las decisiones de orden familiar y profesional. Ni la protección, en cuanto higiene laboral se refiere. La sobre exigencia de resultados, además del maltrato psicológico, fueron causa directa de semejante desastre. Una ergonomía, como se ve, muy deficiente.
La correcta práctica de la ergonomía exige descubrir las imperfecciones del sistema, y separar los aspectos irresolubles de los que no lo son, para más tarde acometer todas las mejoras posibles, dejando en un segundo plano todo aquello que es inviable de mejora.
También es imprescindible priorizar la ayuda a los trabajadores para que encuentren que su labor profesional es satisfactoria, tanto en la parte técnica,o de relación directa con “la máquina”, como a nivel psicosocial y de clima laboral.
Las compañías deben fijar mejoras en el ambiente laboral, crear métodos de trabajo que establezca estrategias en los que prime el confort y el rendimiento por igual. Ambos van muy de la mano. Cuando mayor sea el confort operativo, más elevados serán los beneficios. Y como clave de éxito seleccionar al personal para que realicen las tareas adecuadas a su perfil, y que su cargo les permita el desarrollo profesional hasta su máximo potencial.
Las empresas excelentes lo son porque estudian la ergonomía y los roles psicosociales de sus trabajadores. Adecuan el espacio, estudian la retribución, el mobiliario, los horarios, los traslados, su vida familiar, sus intereses culturales y personales… todo aquello en lo que están implicados el bienestar de su mayor capital: el ser humano.
Por una sociedad ergonomicamente inteligente.
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