Retomamos el análisis de los temperamentos iniciado en los post 46 y 51 con sendas descripciones del sanguíneo y el flemático. Recordemos que todos tenemos  características de los cuatro temperamentos, y que sólo nos diferencia cierta inclinación hacia uno u otro. Esta inclinación de nuestra personalidad nos permite desarrollar nuestras cualidades más sobresalientes y plantearnos las áreas de mejora que debemos acometer para lograr nuestros objetivos con confianza y maestría. Hoy vamos a averiguar cuántos de nosotros tenemos mayoritariamente características del temperamento colérico.

Este es el temperamento práctico y activo por excelencia, es decir: no se dedica a ninguna acción que no tenga un propósito concreto. El colérico reconoce las oportunidades de inmediato y no necesita que el entorno le estimule para llevar a cabo sus propósitos. Cuando está en grupo se le reconoce porque aporta ideas y planes continuamente.

Gestionar lo imperfecto de uno mismo. El temperamento coléricoLa llave maestra para detectar si somos de preferencia colérico es: ¿nos motiva hacer varias cosas a la vez aunque no estén perfectas? El colérico prefiere hacer las tareas con celeridad y un 80% de precisión a detenerse en la búsqueda de la corrección al 100%. Descubrir esta clave del temperamento colérico nos abre un doble visión: por un lado, entendemos el malestar que provocamos cuando presentamos trabajos con fallos (algunos descomunales), y por otro, si no somos de este temperamento entenderemos un poco más la propensión de los coléricos a hacer mucho, aunque poco bueno,  y desde luego nada perfecto. El colérico piensa que la búsqueda de la perfección en las ocupaciones es poco práctica, además de imposible, lo que le lleva a ser pródigo en errores, que en muchos casos es incapaz de detectar.

La vida para un colérico es pura actividad, y estimula a compañeros para que le secunden, adoptando posiciones muy decididas sobre cualquier asunto, sin vacilar ante la presión u opinión contraria de los demás. Su practicidad y agudeza le hacen planificar actividades muy ventajosas y lograr objetivos que parecían inalcanzables, aunque su disposición en varios frentes a la vez le lleva a declinar su entusiasmo allí donde no logra sus propósitos con celeridad. La paciencia es una cualidad poco habitual en los coléricos puros, y aunque son constantes y luchadores, también son ambiciosos y necesitan resultados tangibles pronto.

El colérico se considera independiente y autosuficiente, y su tendencia natural es menospreciar la ayuda de los demás, lo que en algunos casos le aboca a situaciones límites e irresolubles. Difícilmente reconoce sus  errores, y tiende a culpar a los otros de su  fracaso.
Estos puntos son los más sobresalientes de un colérico, y si una persona los cumple, podríamos decir que su identidad temperamental es de preferencia colérica, pues no le asustan las adversidades y  se muestra tenaz en su determinación, logrando el éxito donde otros fracasan.

El colérico es un líder nato, aquel al que los expertos en administración empresarial llaman un líder natural fuerte; por ello, todas las profesiones que requieren de un liderazgo motivacional e impulsor, así como los puestos que exigen una alta productividad, suelen estar ocupados por coléricos. Este temperamento suele fracasar en los puestos que necesitan demasiada atención en cuestiones de detalles y planificación analítica.

El colérico ve la vida como un mundo de oportunidades muy diversas donde la adversidad forma parte del juego y le permite desarrollar sus habilidades para la lucha y para estar en forma.

La  naturaleza emocional es la parte menos desarrollada de este temperamento, y eso le dificulta la relación con los otros. En situaciones de confrontación  se deja llevar por la ira, emoción que expresa cuando se le contradice o las cosas no salen como quiere.
El punto más negativo de un temperamento colérico es la falta de compasión por los que sufren a su lado, sobre todo si son relaciones poco profundas o que no le interesan. El colérico se precia de ser frío y poco afectivo.

Sus inquietudes se dirigen más hacia los valores utilitarios y productivos que hacia las artes, por las que demuestran poco aprecio. Las ven como una pérdida de tiempo. Sin embargo, son grandes gourmets, y disfrutan de las artes culinarias y de los buenos espacios.

Otra área de mejora, especialmente en el mundo laboral, es que los coléricos no delegan la responsabilidad, y  terminan teniéndolo que hacer todo ellos solos.

Todos estos matices podemos definirlos en cuatro escalas principales, que dan una información muy rica a la hora de aproximarnos a un conocimiento más profundo de los comportamientos del temperamento colérico en diferentes momentos y ante diversas situaciones:

  • En qué centran su atención: por su condición de extravertidos, tienden a preferir relacionarse con el mundo exterior (entorno o personas). Se llenan  de energía cuando están en la calle o en el campo, o cuando salen de la oficina.
  • Cómo acceden a la información: les gusta que les entre por los cinco sentidos. Lo tangible les parece mucho más apetecible que lo imaginario. No les gusta enredarse en supuestos.
  • En qué basan sus decisiones: como no son muy dados al análisis, valoran las cosas como buenas o malas, bellas o feas. Sus decisiones están influidas por sus relaciones y sus intereses emocionales.
  • Cómo tratan al mundo que les rodea: Tienden a ser dominantes y autoritarios, usando a la gente sin vacilación con tal de lograr tus fines.

La próxima semana hablaré del melancólico. Sed amables y compartir vuestras opiniones para que podamos saber si os identificáis con esta descripción de los temperamentos. Nos ayudará a todos conocer los puntos en los que estáis de acuerdo y en los que no.

Películas recomendadas:

El Tormento y el Éxtasis (Miguel Ángel)
Ben Hur

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