Darán las campanadas y sentiremos cierto alivio al despedirnos de este año caduco y postrero. Algunos lo han vivido con gran esfuerzo y pobres resultados. Otros han disfrutado de alguna que otra ventura que se entremezcló con algún fracaso. Quizá pocos disfrutaron de enormes beneficios y obtuvieron grandes éxitos. También están los que aceptaron el devenir de los hechos, y tomaron nota para aprender de las oportunidades de la crisis.

Sea como fuere, las conversaciones han sido bastante pesimistas y la alegría no nos estrechó socialmente ni en lo personal ni en lo profesional (no olvidemos que ambas parcelas están muy unidas). Lo mejor es que hemos curtido nuestra mente y nuestra emoción, y con ello somos un poco más adultos, lo que no quiere decir más sesudos. Para eso nos queda aún tiempo.
Todos agradecemos las nuevas relaciones que hemos atesorado, así como los lazos profesionales y personales que nos han enriquecido y apoyado una y otra vez.
Por nuestra parte, en mayo iniciamos este blog, y queremos agradecer las más de 35.000 visitas, los 162 amigos y todos los comentarios que han conformado este cuadro estelar que ha hecho del 2009 una película imborrable.
Desconozco las venturas que nos traerá el nuevo año. Ignoro si seremos mejores. Lo que sí quiero es que nuestras conversaciones defiendan por encima de todo la alegría y la aceptación de lo que pasa. Que no es, ni mucho menos, conformismo. Es un asunto de posición. Poner nuestro foco en las oportunidades de cambio, disfrutar del proceso y valorar los resultados. Y a tenor de estos, diseñar los planes de acción más oportunos, si es que se necesitan.
Mario Benedetti pensaba que había que defender la alegría de todo, hasta de la propia alegría. Esta poesía es un canto a lo mejor que tenemos, y que nada ni nadie nos debe arrebatar:
DEFENSA DE LA ALEGRÍA
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

Defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

Defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

Defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

Defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

Defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría

Mario Benedetti

Espero que vuestros comentarios sean una valoración del año y una apertura al nuevo.
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