En los post anteriores vimos que cada persona tiene un mapa representacional dominante, con el que procesa sus pensamientos y hace la interpretación de los mensajes que recibe del exterior. El primer sistema que analizamos fue el visual (que, recordemos, utilizaba las imágenes) (57), el siguiente fue el kinestésico, que adoptaba las sensaciones como medio para llegar a los demás y mantener su relación con el entorno (62) y, por último, revisamos el modelo auditivo, que recurría a los sonidos de las palabras para entablar procesos de intercambio con los otros (67).
Aunque todos usamos los tres mapas para comunicarnos con el exterior y con nosotros mismos, deberíamos conocer cuál es nuestro preferente para ampliarlo y potenciarlo en lo posible, y así estar dispuestos a aprender de los dos sistemas restantes sintiéndonos seguros y protegidos.
Una vez que hayamos definido qué mapa predomina en nosotros podremos estudiar qué acontece cuando entablamos algún tipo de comunicación con otras personas, estando atentos no sólo de lo que sucede con nosotros, sino también con la persona o personas que tenemos en frente. No cabe duda que es un gran beneficio descubrirnos a nosotros mismos; sin embargo, también lo es el conocer el sistema representacional mediante el cual piensa una persona cuando está interactuando con nosotros. Una forma de averigüarlo es a través de la observación de la posición de sus ojos durante la conversación.
Cuando nos asomamos a los ojos de nuestro interlocutor podemos recabar detalles que revelan el sistema representacional que está manejando en ese momento. Es lo que en PNL se llama la pista de acceso ocular. Estas pistas se basan en las conexiones neurológicas que existen entre los movimientos de los ojos y los mapas mentales.
Con el fin de preparar al sistema nervioso para sentir o recuperar información, existen ciertas claves que predisponen a nuestro sistema neurológico. El autor y experto en PNL Robert Dilts indica en su libro Aprendizaje dinámico con PNL que la posición de los ojos desempeña un papel en la organización neurofisiológica que facilita la representación o recuperación de información. Este dato es especialmente relevante cuando los datos procesados pertenecen al pasado, al presente o al futuro.
Tras analizar muchos casos, se llegó a la conclusión de que los ojos se posicionaban dentro del globo ocular dependiendo del mapa representacional y de la época que se estuviera evocando. Se constató que a través de los ojos se podía diferenciar claramente si la persona estaba pensando en pasado, en presente o en futuro. Los visuales, por ejemplo, elevaban sus ojos y los llevaban hacia la derecha si estaban visionando algo actual o estaban creando un posible futuro, y hacia la izquierda si estaban recordando alguna imagen de su pasado. Esta particularidad fue muy estimada para detectar si la persona estaba mintiendo o no en un interrogatorio policial.
La clave, que pareció matemática, era que si los ojos miraban hacia la izquierda estaban recordando datos, y que si se posicionaban hacia la derecha estaban creando, imaginando o desarrollando detalles nuevos. Es decir, la posición ocular hacia la izquierda era el pasado, y hacia la derecha el presente o futuro imaginado.
Otro punto que quedó muy claro fue que, si la mirada iba hacia arriba, se estaba empleando el mapa visual, si se miraba hacia el centro, como si se leyera un libro, se estaba utilizando el sistema auditivo, y cuando la mirada iba hacia abajo, el sistema que estaba funcionando era el kinestésico.
Podemos comprobar que movemos y colocamos los ojos en direcciones diferentes de forma sistemática dependiendo de cómo estamos pensando, siendo las claves que recoge la PNL las siguientes:
·Visual recordado: cuando visualizamos algo referente a nuestras experiencias pasadas. Los ojos tienden a mirar hacia arriba y a la izquierda.
·Visual construido: cuando imaginamos algo que no hemos visto antes. Los ojos tienden a mirar hacia arriba y a la derecha
·Auditivo recordado: cuando recordamos sonidos o palabras. Los ojos tienden a moverse en horizontal hacia la izquierda.
·Auditivo construido: cuando construimos sonidos o palabras. Los ojos tienden a moverse en horizontal hacia la derecha.
·Kinestésico: cuando accedemos a sensaciones que estamos viviendo. Los ojos tienden a mirar hacia abajo y a la derecha.
·Diálogo interno: cuando hablamos con nosotros mismos sobre situaciones pasadas. Los ojos tienden a mirar hacia abajo y a la izquierda.
Estas claves de acceso ocular fueron puestas de manifiesto por primera vez por Grinder y Bandler en su libro De sapos a príncipes. Con ellas obtenemos información sobre el mapa con el que nos están hablando, además de si están recordando el pasado, o por el contrario están en el presente. Aparte de todo lo que nos aporta como diagnóstico, nos amplía la perspectiva para responder a nuestro oyente atendiendo a sus necesidades.
Aprender qué sistema representacional es habitual en nuestra pareja, jefe o subordinado nos abrirá las puertas a una comunicación más cercana y a unos niveles mayores de empatía.
Podemos hacer unos ejercicios para experimentar las indicaciones previas:
1.Invita por primera vez a algún conocido a visitar tu casa. Cuando le abras la puerta, observa hacia dónde pone los ojos. Hay grandes posibilidades de que eleve sus ojos hacia arriba a la izquierda, buscando recuerdos de otras casas, de otras vivencias en algún hogar. Es la forma en la que evocamos imágenes, y tu amigo acudirá a recuerdos similares.
2.Piensa ahora qué sentirías si tus dedos estuvieran acariciando terciopelo. Al pensarlo, seguramente tus ojos se han dirigido hacia abajo y a la derecha. Intenta también pensar sobre una situación tuya que necesites revisar. Es posible que hayas bajado tu cabeza y que tus ojos hayan mirado hacia la izquierda
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