MARCA.COM I Por Joaquina Fernández

Hace sólo unos días Rafa Benítez se despedía como entrenador del Nápoles. El técnico cruzó la sala de prensa raudo y con la mirada al frente. Su cara presentaba cierta tensión. Tres veces repitió que los motivos de su marcha se debían a causas familiares. Su voz no mostró emoción. Su mirada resolutiva y su cabeza ladeada hacia la derecha dejaron entrever que nada le haría cambiar su decisión. En una semana sería presentado como el nuevo técnico de uno de los mejores equipos del mundo.

Aunque en el pasado ha vivido situacionesde confrontación y alguna discrepancia en su contratación, todo ello se ha olvidado con los resultados inesperados que ha conseguido en casi todos los equipos por los que ha pasado. Es sin duda su disposición, la pasión que tiene por el fútbol y su ambición por los logros lo que le hace ganar en eficacia y centrarse en lo importante.

Benítez es un hombre lleno de singularidades, tanto en lo verbal como en lo no verbal. Lo primero que llama la atención es su modo de caminar, con fuerte pisada, los pies en pronación y los brazos separados del tronco, que se mueven para darle impulso. Esto es propio de las personas que tienen claro su objetivo y ponen el foco en lograrlo. Estos ítems, unidos a un ego que se proyecta hacia fuera (cabeza recta, mirada espacial), confirman que Benítez tiene competencia táctica, es decir, que se orienta a los resultados con la intención de ganar. Es el entrenador ideal para obtener victorias.

Su forma de andar es propia de las personas con los objetivos claros

Benítez es una persona algo tímida en la expresión de sus emociones. Habla muy poco de las personas y centra su conversación en sus actividades profesionales y en cómo logra sus resultados.

Así, su voz es mucho más cantarina y apasionada, sus ojos brillan con intensidad y su rictus muestra un gesto de satisfacción cuando habla de su método y el trabajo concienzudo, que considera clave para el éxito. Para Benítez, es importante que se entienda lo crucial de este proceso y también la necesidad de definir los roles y las tareas de cada componente de su equipo. Deja muy claro que los jugadores no tienen por qué repasar este material, pues está pensado para la estrategia que él y sus técnicos preparan para las contiendas.

Esta capacidad para preparar los partidos a través de un método muy estudiado confirma que Benítez es muy competente en sistemas de trabajo para entrenadores del siglo XXI. Su conocimiento y experiencia sobre metodologías avanzadas le han convertido en un conferenciante de éxito a pesar de que su competencia verbal no es elevada. En una de sus conferencias más exitosas, Tiempos modernos para entrenadores modernos, muestra cierta timidez al hablar en público; por ello, su mano izquierda permanece en el bolsillo. Sólo la saca de vez en cuando, y la vuelve a esconder rápidamente (gesto de contención emocional).

Muy pocas veces veremos esta postura cuando dirige un partido. En esos momentos increpa, se agita, pone los brazos en la cintura, manda, domina el espacio. A veces aprieta los labios y lanza miradas incriminatorias, lo que demuestra que Benítez es un técnico con fuerza y confianza en sí mismo.

Hablar y mostrar su amplia experiencia todavía le hace sentirse un poco tenso e incómodo. En el campo del deporte hay pocos conferenciantes que además sean entrenadores de éxito. Con todo, Benítez precisa trasmitir sus conocimientos. Desde luego, dar a conocer su metodología y entender la influencia que tiene en la nueva estrategia del fútbol es un propósito muy loable, aunque seguramente esta tarea sería más satisfactoria para él si lograra ser más cercano con el auditorio.

Una parte de su lenguaje no verbal que se mantiene en todos los contextos son los gestos de sus manos cuando da alguna información. Los dos brazos se activan si quiere marcar el territorio, y a través de este gesto podemos ver lo que le gusta y lo que no. También junta sus dedos índices cuando desea apuntillar lo que quiere que todo el mundo recuerde. Por ejemplo, cree que es necesario adaptarse a las personas y a los sitios nuevos. Eso lo remarca con su dedo índice sujeto al dedo pulgar. Agita los dedos y hace que el oyente comprenda que esta es una de las claves de su éxito. Benítez necesita rodearse de personas que conozcan muy bien el espacio donde él se va a mover para cerciorarse de que el proceso de incorporación va a ser rápido y efectivo.

Deja una impronta de un hombre trabajador y muy concienzudo

Este técnico necesita el prestigioy el reconocimiento de su trabajo. Es poco dado a hablar de sus éxitos en títulos o en resultados. Además de ser táctico y metódico, posee una capacidad estratégica que da un gran contenido a cada una de las acciones que decide.

Cuando habla de ello, se muestra entusiasmado. Su voz se torna cálida, posiciona ligeramente su cabeza en el lado izquierdo y aparecen movimientos redondeados en sus brazos. Benítez necesita dirigir y tomar sus propias decisiones. Quiere saber con quién va a jugar, dando prioridad a que los jugadores mantengan su fuerza y a que la rotación sea positiva para todo el equipo. Cuando explica la importancia de este punto, su voz se torna muy firme.

Más allá de tener un objetivo claro y de controlarlas situaciones con su método, su competencia estratégica le conmina a investigar continuamente. Quizá su área de mejora sea conectar más con las personas y tener en cuenta que hay variables emocionales que pueden romper conceptos que en el papel parecen muy obvios.

En los momentos de interacciónse observa cierta impaciencia, sobre todo cuando tiene claras sus ideas. Escucha sólo a medias lo que el otro le dice; su mirada, los movimientos de cabeza y de su mano izquierda así lo indican. Se observa que su mente es rápida y que ha encontrado las respuestas y quiere que el otro lo comprenda. Debería aprender a recibir toda la información primero, procesarla y luego contestar.

Rafa Benítez posee una personalidad práctica que da prioridad al trabajo y a los retos. Ejerce una autoridad acompañada de gran voluntad. Ve las oportunidades y las aprovecha. Su ambición está orientada al bienestar de los equipos en los que ha estado como medio de lograr los resultados.

Sería mucho más influyente si su rostro mostrara más pasión y todo su cuerpo estuviera involucrado en su mensaje. Benítez puede permanecer sentado sin apenas moverse mucho tiempo cuando está siendo entrevistado. Su voz sale desde lo más profundo, sin modulaciones. Esto contradice a la fuerza que presenta cuando dirige a sus equipos. Su aspecto es poco ornamentado y sus movimientos emocionales muy reducidos. Lo más notorio es el movimiento de su brazo izquierdo, más profuso si lo comparamos con el derecho, y que se combina con el de su cabeza, ladeada hacia el lado derecho, lo que nos ratifica que necesita controlar lo que dice y lo que pasa, y nos muestra el amor que tiene a su profesión.

Dicen los estudiosos de la comunicación no verbal que la forma de nuestro cuerpo es un indicador de nuestra capacidad interpersonal. Si analizamos el cuerpo de Benítez nos encontramos con unas piernas mesomórficas o deportivas, sólidas y firmes. Con ellas da un mensaje de realización de sus objetivos. El tronco, sin embargo, presenta una endomorfia o engrosamiento que podría indicarnos que Benítez tiene una capacidad emocional elevada, si bien pensamos que esta endomorfia es más propia de su buen comer. Por el contrario, su cabeza muestra fuerza y contundencia, tanto en las ideas como en la forma de concebir su vida, lo que nos deja claro que Benítez dirige con claridad y determinación a sus equipos.

La marca personal de Benítez deja una impronta de hombre trabajador, concienzudo, una persona inteligente que considera que la estructura no es la clave, sino el trabajo bien hecho. Y sin duda está preparado para dejar su huella en su nueva andadura.