Casi todo el mundo tiene una imagen ideal de sí mismo que tiende a querer alcanzar sin que medie un análisis comparado entre esa imagen idealizada y su realidad diaria. Cuando la dura realidad confronta a la persona con una deficiente cualificación de sí misma, aparece el problema de autoestima con un alto grado de inseguridad y malestar personal que le aboca al miedo, a la negligencia y a la certeza de que no logrará sus objetivos.
Antes esta situación, caben dos posturas: por un lado que la persona tienda a reducir la distancia existente entre la realidad y lo ideal, generando planes de actuación que le eleven su autoestima; por otro que se desestime como válido, reduciendo sus posibilidades de cambio y de progreso personal.
Cuando se opta por establecer un plan de acción, con un foco claro hacia la superación y disculpando los errores en un afán de aprendizaje continuo, los resultados suelen ser muy satisfactorios. Por un lado hay metas claras, y por otro se puede valorar la eficacia del proceso midiendo el entusiasmo personal y comprobando que no hay lugar para el desánimo y la baja autoestima.
En el caso contrario, es decir, cuando se ha perdido la ilusión por cumplir los sueños y vence el descontento, lo normal es que se supriman las ilusiones, amén de sentir que se vive sin propósito. La imagen ideal de uno mismo arropa los valores aprendidos en la infancia, el modelo de un progenitor impecable, sus mensajes morales y éticos. La ilusión es lograr modelar a estos personajes y reproducirlos fielmente para lograr la admiración y el reconocimiento que ellos obtenían de su entorno.
En la mayoría de las ocasiones la realidad pesa más que los sueños, y el devenir de los hechos hace que no se cumplan estas expectativas con el consiguiente deterioro de la autoestima.
Una posible solución sería observar los valores familiares y descubrir los códigos morales y éticos de las personas admiradas. Una vez conocido qué motor les hacía ser héroes para nosotros podría analizarse si se quieren replicar fielmente sus acciones, o si son sólo pautas para un buen vivir.
La autoestima está ligada a cumplir nuestro ideal a lo largo de nuestra vida. Cada uno de los mitos infantiles ha conformado un sueño que, queremos cumplir lo más pronto posible.
Llegar a cumplir nuestro arquetipo y ser el héroe de nuestra historia es la meta.
El héroe nos espera y nos anima a seguir su sendero para cumplir la imagen ideal de nosotros mismos. Ánimo y fuerza