Comunicar es la clave del talento político. Algunos pensarán que el talento se conforma de sabiduría económica, poder y algo carisma. Seguro que eso es verdad; sin embargo, si no está aliñado por un verbo profundo, comprometido y fiable, el talento político es un fiasco. Observemos la sequía de talento político que asola la faz de la tierra.
Lula, el presidente de Brasil, ha paseado su carisma por Madrid. Ha llenado los escenarios con su aspecto de hombre bueno, que no poderoso. Conversó con los políticos, los empresarios, los líderes de antaño… y a todos ellos les dejó un sabor a honestidad y progreso que pocas veces han logrado los presidentes de allende los mares. Lula quiere ser algo más que una gran potencia económica. Quiere, y seguro que lo logrará si el tiempo se lo permite, que Brasil se transforme en un gran agente político.
Lula está dispuesto a que Brasil sea un actor global en la política y un activador de la voz de Latinoamérica en el mundo. Sus deseos, sus palabras y su mensaje destilaban seriedad. El presidente brasileño es un gran comunicador verbal y no verbal que se ha enfrentado a las decisiones europeas en la crisis de Grecia con acritud, con claridad. Este líder humilde y conocedor de lo precario, del hambre de los pueblos, habló de la falta de unión en esta Europa vieja que rezuma deslealtad y mediocridad de espíritu, y que está dirigida por gigantes con pies de barro.
Nos falta consistencia, vencer la desconfianza, aunar criterios, regenerar el pensamiento y aminorar los recuerdos del pasado glorioso. Lula hablo de recuperar la autoestima con unas palabras que deben sonar en nuestros oídos con fuerza: «Siempre nos habían dicho que éramos mediocres. Todo lo del exterior era mejor, y había a quien le daba vergüenza decir que era brasileño. Esto se ha acabado en el Brasil de hoy. De hecho, el pueblo brasileño es de los más trabajadores y creativos».
Querido Lula, sin querer robar tus palabras, eso mismo pienso yo de mi pueblo. Ahora sólo cabe luchar por hacer grande el talento político español. Por que sea tan eficaz como el tuyo.
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