¿Te sientes triste? ¿Tienes alguna dificultad con tus relaciones sociales? ¿Notas cierta inquietud y desórdenes en tu actividad? Posiblemente algunas de estas irregularidades estén conectadas con los niveles de dopamina en tu organismo.
La dopamina es la que se encarga de regular algunas de nuestras capacidades, como el aprendizaje, el comportamiento, la actividad motora, la motivación para realizar proyectos, la conciliación y el mantenimiento del sueño, el buen humor a pesar de los reveses o las crisis. En fin, que cuando decimos que no somos capaces de concentrarnos, estamos hablando de nuestros niveles de dopamina, neurotransmisor que se encuentra en varias zonas del cerebro (hipotálamo, la corteza cerebral, el sistema límbico, tronco cerebral)
La dopamina se distribuye por nuestro cerebro por vías muy definidas, y cada una de ellas nos facilita una función que conviene recordar para cuidar muchísimo algunos de los elementos más determinantes para mantener una buena salud:
· La vía 1, que acaba en la corteza motora, nos pone en movimiento. Todo aquello que hacemos sin pensar está dirigido y controlado por la cantidad de dopamina que circula por esta primera vía.
· La vía 2, que acaba en la corteza promotora, nos genera el deseo de actuar. Aquí hay una intencionalidad, y es imprescindible para concentrarnos y tener conciencia de nuestros actos.
· La vía 3, que acaba en el lóbulo frontal, es la causante de nuestro placer, de nuestra energía mental y de nuestro deseo de iniciar muchos y estimulantes proyectos.
¿Cómo saber si tenemos niveles adecuados de dopamina en nuestro organismo? Cuando sentimos una euforia desbordada para la que no encontramos una justificación podemos decir que tenemos una subida de dopamina. También cuando estamos sobreexcitados o sentimos una exagerada tendencia hacia algo o alguien. Las manías o la dependencia obsesiva tienen mucho que ver con desequilibrio de dopamina.
Por el contrario, la bajada de este neurotransmisor nos aboca a la tristeza sin causa aparente y a la falta de la motivación. Cuando nos despistamos con el vuelo de una mosca, sentimos una impulsividad descontrolada, nos cuesta relacionarnos socialmente o sentimos movimientos descontrolados que pueden acabar en Parkinson, podemos decir sin temor a equivocarnos que la dopamina está baja.
También podemos determinar que hay desequilibrios de los niveles en las células del cerebro cuando no sabemos responder a los estímulos de la recompensa. Cuando preferimos un premio a corto plazo sin valorar un mayor beneficio dilatado en el tiempo, lo cual nos convierte en personas con baja capacidad para soportar la frustración, con un fuerte anhelo de vivir los placeres instantáneos con perjuicio de mayor rentabilidad o mayor gozo a largo plazo. Las adicciones también están conectadas a los niveles de dopamina, pero de esto hablaremos en otro momento.
Los alimentos que nos aportan Fenilalanina (aminoácido esencial que se transforma en tiroxina, el precursor de la dopamina) son casi todas las proteínas, pero preferentemente las nueces, las claras de huevo, la carne roja, los pescados, la avena y las almendras. Para su asimilación es necesario eliminar los dulces, el chocolate y el alcohol.
Espero que estas indicaciones os sirvan para estar alegres, proactivos y divertidos.
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