El plan de acción propuesto en el post 154 exigía una toma de decisión previa que implicaba responder a estas cuestiones: ¿qué es lo que me preocupa realmente?, ¿cuál sería la acción más adecuada para deshacer este desaguisado que me conmueve y me inmoviliza con igual fuerza?

La mejor parte de nuestra personalidad es la que nos permite disfrutar de todos los matices posibles para cualquier acción que vayamos a realizar. No cabe duda de que un plan de acción que busca favorecer un cambio personal condiciona nuestra naturaleza y nos detiene. A veces porque nos asusta el resultado positivo, y otras porque nos sentimos maniatados por relaciones y vivencias que nos atemoriza abandonar.
Tipos de personalidad para la toma de decisiones (155)Carl Jung determinó que había dos preferencias para la toma de decisiones, y que cada uno empleábamos una en detrimento de la otra:
· Tipo pensamiento: aquellos que prefieren tomar las decisiones con una visión más clara y objetiva, empleando el análisis y la lógica.
· Tipo sentimiento: los que prefieren tener en cuenta los valores personales, pensando en la situación y en las personas que están implicadas en la misma.
No se trata de etiquetar a unos u otros, sino de ampliar los modos de comportamiento de la psique y conocernos un poco mejor. Para ello, vamos a describir algunas de las formas de plantearse la toma de decisiones de estos dos tipos:
1. El tipo pensamiento:
o Falta de apasionamiento. Son capaces de salirse de la situación y verla con perspectiva.
o Rapidez para encontrar los errores y criticar.
o Emplean la lógica y se distancian de los individuos que participan de la situación.
o Valoran el objeto y los beneficios resultantes.
2. El tipo sentimiento:
o Se sumergen en la situación para sopesar los motivos.
o Buscan puntos en común y suelen tener en cuenta a las partes implicadas.
o Toman las decisiones a partir de sus valores personales.
o Valoran a los sujetos implicados por encima del objeto.
Las cualidades más sobresalientes del tipo pensamiento son:
o Su enfoque está en lo que puede hacer.
o Lo importante es analizar objetivamente cada situación.
o Es imprescindible encontrar la verdad.
o Todas las acciones tienen una causa y de ellas se deriva un efecto.
o Acepta los criterios que son impersonales.
o Todo es criticable.
o Las decisiones deben ser razonables y lógicas para que sean válidas.
o El pensamiento será objetivo y frío.
Las cualidades más sobresalientes del tipo sentimiento:
o Es importante analizar las circunstancias personales.
o Todas las cosas tienen un lado positivo y hay que elogiarlo.
o La compasión debe regir la toma de decisiones.
o Los valores personales son su guía.
o Es necesario tener en cuenta los puntos de vista de los otros.
o Procuran la armonía y el bienestar de los demás.
o El enfoque es hacia las relaciones.
Ahora podemos situarnos en nuestra preferencia cuando tomamos decisiones, lo que nos servirá para el plan de acción que propusimos ayer. Podemos ser del tipo pensamiento, enfocados a la tarea, o del tipo sentimiento, orientados a las relaciones. Ambos son igual de válidos.
No obstante lo dicho, es necesario remarcar que quienes se dirijan por el pensamiento estarán más pendientes del resultado que del proceso, obviando a las personas que participan en él. Por el contrario, los que son del tipo sentimiento olvidarán las acciones que exige su plan de acción, y se centrarán en descubrir si están dispuestos a dejar algunos de los placeres que obtienen con sus relaciones.
La mayoría de las objeciones para tomar decisiones del tipo pensamiento habrán aparecido por su excesiva crítica y análisis, mientras que los del tipo sentimiento habrán flaqueado ante el temor a que les dejen de querer.
Propongo buscar lo mejor de los dos grupos e intentar relativizar los puntos más polarizados para ser más justos con nosotros mismos y darnos la oportunidad de hacer cambios de valor que nos ayuden a sentirnos mucho más felices.
Reduzcamos un poco nuestro espíritu crítico y minusvaloremos los resultados en aras de disfrutar del proceso que nos llevará a triunfar en nuestros objetivos. Es el momento de estimar a los que nos acompañan en el camino.
Valoremos en su justa medida las relaciones afectivas y profesionales que tenemos, dando cabida al análisis lógico y equilibrado desde los valores y la coherencia.
Bibliografía:

C.G.Jung, Tipos psicológicos, traducción de R. de la Serna, editorial Letras, Chile, 1937.
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